Úlceras por presión. Eficacia del aloe vera en su tratamiento.

11 septiembre 2022

AUTORES

  1. Sofía Arnaudas Sancho. Enfermera en CS Bombarda, Zaragoza.
  2. Elena Cegoñino Giral. Enfermera de Urgencias en Hospital Royo Villanova, Zaragoza.
  3. Alejandro Candala Ramírez. Enfermero en CS Romareda, Zaragoza.
  4. Sergio Bueno Meléndez. Enfermero Hospital Infantil Miguel Servet, Zaragoza.
  5. Miriam Gracia Bueno. Enfermera Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa, Zaragoza.
  6. Rubén Oriol Herrero. Enfermero CS Romareda, Zaragoza.

 

RESUMEN

La úlcera o lesión por presión (UPP-LPP) es una lesión que afecta a la piel y planos más profundos, producida por una presión mantenida bloqueando así el flujo sanguíneo en dicha zona y provocando isquemia en los tejidos, dándose principalmente en prominencias óseas y bajo influencia de diversos factores. Con una alta prevalencia, están entre las competencias enfermeras su prevención y cuidados. Junto a la importancia de una valoración integral de cada paciente, las diferentes escalas de valoración del riesgo de padecerlas, que contemplan inmovilidad, incontinencia, estado mental, nutrición y la condición física entre otros factores, permiten establecer medidas preventivas adecuadas que eviten su aparición.

Respecto del tratamiento de las UPP, debe partir de una correcta valoración y clasificación para posteriormente aplicar los más adecuados cuidados locales en la zona afectada, tales como el desbridamiento, la limpieza o el control del exudado, que faciliten la cicatrización de la herida y eviten posibles complicaciones asociadas, pudiendo éstas revestir gravedad en su evolución.

Los profesionales de salud, para implementar el proceso de atención de enfermería, utilizan su propia metodología estandarizada por la taxonomía NANDA estableciendo diferentes diagnósticos, objetivos, intervenciones y actividades que precisan de una continua reevaluación y reajuste.

El objetivo de este estudio ha sido, además de elaborar una pequeña guía actualizada sobre el manejo enfermero de las UPP, encontrar evidencia científica sobre las propiedades del aloe vera y su mayor eficacia frente a otros métodos terapéuticos.

Se ha realizado una revisión bibliográfica y selección de seis estudios científicos tras cuyo análisis se ha concluido que puede justificarse el uso del aloe vera, de forma muy cautelosa y con las mejores condiciones técnicas. Asimismo, se anima a la recogida de datos, en su caso, para la elaboración de estudios más exhaustivos.

 

PALABRAS CLAVE

Úlcera por presión, infección, prevención, atención de enfermería, aloe.

 

ABSTRACT

Ulcer or pressure injury (PU-LPP) is an injury that affects the skin and deeper levels, caused by sustained pressure, thus blocking blood flow in said area and causing ischemia in the tissues, mainly occurring in bony prominences and under the influence of various factors. With a high prevalence, prevention and care are among the nursing competencies. Along with the importance of a comprehensive assessment of each patient, the different scales for assessing the risk of suffering from them, which include immobility, incontinence, mental status, nutrition and physical condition, among other factors, make it possible to establish adequate preventive measures that prevent their appearance.

Regarding the treatment of PUs, it must start from a correct assessment and classification to subsequently apply the most appropriate local care in the affected area, such as debridement, cleaning or control of exudate, which facilitate wound healing and prevent possible associated complications, which may be serious in their evolution

Health professionals, to implement the nursing care process, use their own methodology standardized by the NANDA taxonomy, establishing different diagnoses, objectives, interventions and activities that require continuous reassessment and readjustment.

The objective of this study has been, in addition to developing a small updated guide on the nursing management of pressure ulcers, to find scientific evidence on the properties of aloe vera and its greater efficacy compared to other therapeutic methods.

A bibliographic review and selection of six scientific studies have been carried out, after whose analysis it has been concluded that the use of aloe vera can be justified, in a very cautious way and with the best technical conditions. Likewise, the collection of data is encouraged, where appropriate, for the preparation of more exhaustive studies.

 

KEY WORDS

Pressure Ulcer, prevention, nursing care, aloe.

 

DESARROLLO DEL TEMA

Uno de los mayores retos a los que se enfrentan los profesionales de salud son las úlceras por presión (UPP) ya que constituye un desafío importante para el conjunto de la Salud Pública. Las UPP producen una gran morbilidad entre la población, pero los problemas van más allá y también incluyen repercusiones médicas y económicas1. Estas úlceras no son causadas por alguna deficiencia del paciente en concreto, sino por una múltiple interacción entre complejos factores que más adelante se expondrán. Estos riesgos pueden ser tanto intrínsecos como extrínsecos e incluyen: inmovilidad, elevada carga mecánica, edad y clima, entre otros2. Es esencial la elaboración de este trabajo debido al gran número de hospitalizados que presentan UPP y considerando que gran parte de ellas son prevenibles gracias a una buena profilaxis3. Es importante hablar de la epidemiología de las UPP. La incidencia y la prevalencia es bastante variable, pero estudios demuestran que alrededor de un 7’87% de los adultos que ingresan en los hospitales desarrollan UPP; cerca del 70% de éstas se producen en las primeras dos semanas de hospitalización. Se puede destacar una mayor incidencia de UPP en edades comprendidas entre los 70-75 años. Otros estudios demuestran que hasta un 95% de las UPP son prevenibles4.

Las úlceras por presión son lesiones que aparecen en la piel y en tejidos subyacentes causadas por una presión prolongada sobre un plano no necesariamente intenso e independiente de la posición en la que se encuentre el paciente. El riesgo de padecer las UPP es mayor en zonas donde los huesos están más cercanos a la piel como la zona sacra o los talones2,5. La definición de la GNEAUPP (grupo nacional para el estudio y asesoramiento de las úlceras por presión) es:” la úlcera por presión es una lesión de la piel, producida secundariamente a un proceso de isquemia, que puede afectar y necrosar aquellas zonas de la epidermis, dermis, tejido subcutáneo y músculo donde se asientan incluso pudiendo llegar a afectar articulación y hueso.”

 

Etiopatogenia:

La principal causa de la formación de una úlcera por presión es la presión ejercida y mantenida entre dos planos duros y la tolerancia de los tejidos a ésta. Por un lado, tenemos el plano duro esquelético (prominencias óseas fisiológicas o deformantes del paciente) y por otro lado el plano duro generalmente externo a él, representado por la cama, silla, calzado u otros objetos.

La isquemia local (la detención o disminución de la circulación de la sangre a través de las arterias de una determinada zona) aumenta la permeabilidad capilar con la consiguiente vasodilatación, extravasación de líquidos e infiltración celular, produciéndose un proceso inflamatorio que origina una hiperemia reactiva, manifestada por un eritema cutáneo.

Éste es reversible si al retirar la presión desaparece en 30 minutos, restableciéndose la perfusión de los tejidos. Si no desaparece la presión se produce isquemia local, trombosis venosa y alteraciones degenerativas que desembocan en necrosis y ulceración6. Algunas de las situaciones que contribuyen a la aparición de úlceras por presión son: inmovilidad, nutrición inadecuada, disminución de la sensibilidad, edad avanzada. Por otro lado, la formación de UPP se ve influenciada por tres tipos de fuerzas o fricciones: presión, fricción y cizallamiento.

Todas son de alto riesgo para los pacientes y si confluyen varias de ellas pueden ser extremadamente peligrosas. La presión, es una fuerza que actúa perpendicularmente a la piel ejercida por la propia fuerza de la gravedad del cuerpo, provocando un aplastamiento tisular entre dos planos, uno perteneciente al paciente y otro externo a él (sillón, cama, sondas…). La presión capilar oscila entre 16-32 mm de Hg.

Una presión superior a 17 mm de Hg ocluye el flujo sanguíneo capsular en los tejidos blandos provocando hipoxia, y si no se alivia, necrosis de los mismos. La formación de una UPP depende tanto de la presión como del tiempo que ésta se mantiene; Kösiak demostró que una presión de 70 mm de Hg durante 2 horas puede originar lesiones isquémicas. La fricción es una fuerza tangencial que actúa paralelamente a la piel, produciendo roces por movimientos o arrastres. Esta fricción o roce entre la piel y un objeto externo al organismo (sabanas, tubos…) da como resultado un aumento de la temperatura local y por consiguiente, la aparición de ampollas y destrucción de la epidermis Finalmente en el cizallamiento se combinan los efectos de presión y fricción.

El desgarro o destrucción de los tejidos subcutáneos es debido a una fuerza de deslizamiento originada generalmente por el arrastre del cuerpo sobre la cama del paciente, bien cuando involuntariamente el paciente se desliza hacia los pies de la cama por tener sobre elevado el cabezal o viceversa, cuando a este lo intentamos subir hacia el cabezal, es entonces cuando los tejidos son desprendidos de la fascia muscular. Debido a este efecto, la presión que se necesita para disminuir la aportación sanguínea es menor, por lo que la isquemia del músculo se produce más rápidamente6,7.

 

Localizaciones:

La zona de riesgo de aparición de una UPP, varía según la posición que adopte el paciente, por ejemplo, en decúbito supino las localizaciones más frecuentes son el occipital las escápulas, codos, sacro y talones. En decúbito lateral son costillas, oreja, cresta iliaca, cóndilos, maléolos, hombros, trocánter. Por último, en decúbito prono suelen aparecer en mejilla, mamas, genitales, rodillas, punta de los dedos de los pies, y nariz. También se puede presentar entre los pliegues de la piel en personas obesas. Apareciendo entonces: debajo de las mamas, debajo de las nalgas, entre otros8.

 

Valoración integral del paciente:

Una valoración general debe incluir la identificación y el tratamiento efectivo de la enfermedad, los problemas de salud, el estado nutricional, el grado de dolor y los aspectos psicosociales que puedan haber situado a la persona en riesgo de desarrollar UPP. Todos los pacientes deben ser evaluados mediante escalas de valoración de riesgo con el objetivo de iniciar cuanto antes las medidas de prevención. Este riesgo debe ser revalorado a intervalos periódicos y cuando se produce algún cambio en el nivel de actividad o movilidad. La escala de Braden y la escala de Norton son los instrumentos más utilizados para identificar a los pacientes de edad avanzada con riesgo de desarrollar UPP.

Cuando se ha desarrollado una UPP es necesaria una valoración integral y llevar a cabo un enfoque sistemático que incluya 8 aspectos:

  • En primer lugar, la localización y el número de lesiones: los trocánteres, el sacro, glúteos y talones son las localizaciones más frecuentes.
  • Seguidamente, el estadio tiene que tener en cuenta su aspecto externo.
  • También es importante el aspecto del área, registrando el diámetro de las lesiones circulares y las longitudes perpendiculares mayores de las lesiones irregulares.
  • Así mismo, si atendemos a la profundidad, existen cuatro tipos de grados diferenciándose en el lugar al que afecta, empezando desde la epidermis hasta llegar a las articulaciones y huesos.
  • En cuanto a las secreciones de la úlcera, hay que estimar la cantidad, identificar el grado de olor y purulencia.
  • Atendiendo al tejido existente en el lecho ulcerado, hay que observar si existe tejido de epitelización, de granulación, esfacelado y/o necrótico, y tunelizaciones o fístulas.
  • En cuanto al estado de la piel perilesional, hay que diferenciar la celulitis del eritema circunferencial que rodea la mayoría de las heridas en vías de cicatrización; buscar dolor, calor y enrojecimiento.
  • Finalmente, hay que atender a la presencia o ausencia de dolor relacionado con la lesión9,10.

 

Factores de riesgo:

Se pueden diferenciar cuatro grupos:

  • Fisiopatológicos: lesiones cutáneas (envejecimiento y patológicas), trastornos del transporte de oxígeno, déficits nutricionales, trastornos inmunológicos, alteraciones del estado de conciencia, déficit motor, déficit sensoriales y alteraciones de la eliminación.
  • Derivados del tratamiento: inmovilidad impuesta por tratamiento, tratamiento inmunosupresor (radioterapia, quimioterapia) y sondajes con fines diagnósticos o tratamiento.
  • Situacionales: falta de higiene, arrugas en la ropa, objetos de roce e inmovilidad por dolor o fatiga.
  • Del entorno: falta o mala utilización del material de prevención, desmotivación profesional por falta de formación y/o información específica, sobrecarga de trabajo, falta de criterios unificados en la planificación de las curas, falta de educación sanitaria de cuidadores y pacientes y deterioro de la propia imagen de la enfermedad11.

 

Valoración de riesgo de las UPP:

La valoración del riesgo es un aspecto clave en la prevención. Las guías de práctica clínica recomiendan realizar una valoración del riesgo en todas las personas en su primer contacto con el sistema sanitario, tanto en hospitales, en centros geriátricos o en pacientes atendidos en sus domicilios.

El objetivo de la valoración del riesgo es la identificación de los individuos que necesitan medidas de prevención y la identificación de los factores específicos que los ponen en situación de riesgo. Para ello se utilizan las escalas de valoración del riesgo. Para el uso de estas mismas existen unos mínimos necesarios para evaluar y validar. Estos criterios serían: alta sensibilidad, alta especificidad, buen valor predictivo tanto positivo, ser fácil de usar y que sea aplicable en los diferentes contextos asistenciales.

Las últimas investigaciones concluyen en cinco ventajas al uso de escalas de valoración del riesgo frente al juicio clínico del personal sanitario. Asegura la asignación eficiente y efectiva de recursos preventivos limitados, sirve de soporte de las decisiones clínicas, permite el ajuste de casos, en función del riesgo en estudios epidemiológicos, facilita el desarrollo de protocolos de valoración del riesgo y sirve como prueba en casos de litigios12. Existen actualmente cinco escalas validadas hasta la fecha: Braden, Norton, EMINA, Waterlow y Cubbin-Jackson.

 

Prevención:

La prevención constituye el método más eficiente de abordar el problema de las úlceras por presión. El primer paso es identificar a aquellos pacientes que presenten circunstancias concretas que suponen un mayor riesgo de desarrollar UPP, para eliminar o disminuir dichos condicionantes y evitar así la aparición de úlceras por presión.

Los objetivos de la prevención son: mantener y mejorar las condiciones fisiológicas de la piel y su tolerancia a la presión, proteger la piel contra los efectos adversos de la presión, la fricción, el cizallamiento y la humedad y reducir la incidencia de UPP a través de programas de educación. La sistemática que debe seguir la prevención es la siguiente: valorar el riesgo de UPP en todas las personas que requieren atención a la salud; examinar y evaluar el estado de la piel todos los días, con especial atención a las prominencias óseas, zonas expuestas a la humedad, presencia de sequedad, excoriaciones, temperatura y fragilidad; valorar las zonas con dispositivos terapéuticos (mascarillas, sondas, férulas y yesos) que pueden provocar laceraciones, dedicando especial atención a las zonas donde haya existido previamente alguna lesión por presión; informar y educar al cuidador principal y a los familiares sobre las medidas preventivas y ofrecer la posibilidad de que colaboren activamente en los cuidados13. Al mismo tiempo, es muy importante tener en cuenta los cuidados de la piel y las zonas de riesgo, para ello se pueden realizar una serie de acciones que disminuyan la aparición de UPP: utilizar jabón con pH neutro para la higiene diría de la piel; lavar la piel con agua tibia y secar un secado meticuloso pero sin friccionar; aplicar cremas hidratantes hidrosolubles, procurando la completa absorción; utilizar ropa íntima en las que predomine tejidos naturales (algodón, hilo); aplicar apósitos protectores para reducir las posibles lesiones por fricción; no realizar masajes directamente sobre prominencias óseas y zonas enrojecida; e identificar y tratar los procesos que puedan originar un exceso de humedad en la piel (incontinencias, drenajes, fiebre y sudoración profusa)14.

La presión que se ejerce entre la prominencia ósea y la zona del cuerpo afectada es uno de los factores más importantes en la aparición de las UPP por lo que es muy importante el cuidado abordaje de la presión: realizar movilizaciones pasivas de las articulaciones aprovechando los cambios posturales; se evitará apoyar directamente al paciente sobre las lesiones; hay que mantener la alineación corporal, la distribución del peso y el equilibrio; los pacientes de riesgo dispondrá de superficies especiales para el manejo de la presión en cualquier institución o nivel de salud; las superficies especiales no sustituyen a los cambios posturales ni al resto de cuidados; movilizar sondas, tubos y demás dispositivos, evitando el apoyo continuo sobre la misma zona13. La nutrición y la hidratación son elementos clave para la prevención y la cicatrización de las UPP. Un buen soporte nutricional no sólo favorece la cicatrización de las úlceras por presión, sino que también puede evitar la aparición de éstas, al igual que complicaciones locales como la infección. El aporte hídrico es imprescindible para la prevención, ya que la piel hidratada tiene menos riesgo de romperse. De acuerdo con la literatura, existe una relación directa entre la malnutrición y la aparición de UPP ya que la pérdida de grasas y tejido muscular disminuye la protección que ejercen sobre las prominencias óseas15.

 

Tratamiento:

Una vez producida una úlcera por presión, esta deberá de ser evaluada y clasificada para iniciar un adecuado tratamiento.

La estrategia de este tratamiento dependerá del tipo de úlcera y su objetivo terapéutico debe ajustarse a las condiciones del paciente. En general las úlceras Grado I y II serán de tratamiento no quirúrgico, mientras que las Grado III y IV serán de resolución quirúrgica. Previo a cualquier tratamiento quirúrgico o conservador deben optimizarse las condiciones tanto locales como sistémicas. Por lo tanto, el tipo de tratamiento de estas lesiones es de dos tipos:

  • Por un lado, el tratamiento no quirúrgico; en este caso la mayoría de las UPP son superficiales (Grado I o II) y pueden cicatrizar por segunda intención, sin necesidad de ser sometidas a un procedimiento quirúrgico. Los resultados de este tipo de tratamiento dependen de su etapificación. Consiste en un correcto control de la infección, y de la identificación del microorganismo que está invadiendo el tejido. También es preciso un correcto aseo, removiendo así las bacterias mediante el arrastre del suero fisiológico. En este tratamiento, se hace uso de la técnica de desbridamiento, que puede ser de varios tipos: quirúrgico (el más rápido y agresivo), mecánico (muy doloroso), autolítico, por presión negativa y enzimático. Se mantendrá una postura aliviándose así la presión a la que se encuentra sometido el paciente y también se escogerá adecuadamente el apósito.
  • Por otro lado, el tratamiento quirúrgico; los principios básicos del son una correcta extirpación completa de la úlcera, tejido cicatricial circundante y calcificaciones. Como recomendación postoperatoria se insiste en evitar el apoyo y en el cumplimiento de las medidas preventivas16.

 

Complicaciones:

Las UPP pueden ser extremadamente dolorosas, especialmente durante su manipulación (curas, desbridamiento, cambios de posición o de ropas). Una analgesia eficaz y control de la fuente del dolor mejoran el estado general y facilita la movilidad y la cooperación en los cuidados. Las complicaciones primarias más frecuentes son: la anemia que con frecuencia es de origen multifactorial (hemorragia local en el desbridamiento, anemia debida a trastornos crónicos y derivada de extracciones múltiples), la infección (los signos serán la inflamación, dolor, mal olor y la existencia de exudado purulento). Dentro de la infección podemos diferenciar tres tipos; la septicemia ocurre cuando la bacteria entra al torrente sanguíneo, la celulitis causa dolor, enrojecimiento e hinchazón por una infección aguda en el tejido conectivo y las infecciones óseas y articulares desarrolladas cuando la infección de una úlcera profunda madriguera en las articulaciones y en los huesos23. Existen otras complicaciones menos frecuentes como por ejemplo la malignizarción. Es un proceso muy poco frecuente y que tiene lugar en úlceras de muy larga evolución, la dermatitis se caracteriza por la presencia de eritema y descamación y frecuentemente se diagnostica como infección erróneamente y el cáncer es el desarrollo de un tipo de carcinoma de células escamosas que se desarrolla en crónica. Las complicaciones secundarias son: pérdida de calidad de vida y aumento de morbi-mortalidad derivada de una mayor estancia hospitalaria, retraso en la recuperación y rehabilitación, infecciones nosocomiales. Aumento del costo hospitalario, según investigadores informan que el tratamiento de las UPP ya establecidas es muy costoso17.

Se ha realizado una búsqueda en distintas fuentes y bases de datos científicas, de entre las cuales Pubmed, Web Of Science (WOS), Scielo, Sciencedirect, BVS Y Google académico. En las tres primeras se han utilizado como descriptores “aloe vera” y “pressureulcer” (úlcera por presión) sin establecer límites. Para sciencedirect se ha buscado a través de los términos “aloe veraulcer” desde el 2014 hasta la actualidad. En el buscador BSV se ha buscado a través de los términos “aloe vera” y “Healing” (curación), con los límites de “Humanos” y desde el 2010 hasta la actualidad. Únicamente se ha utilizado el booleano “AND”. En el buscador Google Académico se han introducido las palabras «aloe vera” y «úlcera» obteniéndose 422 resultados. Se ha seleccionado un estudio científico que, al igual que el resto de seleccionados, se ha considerado de interés para los objetivos de la presente revisión. Se ha realizado un análisis de los resultados de los estudios seleccionados sintetizando sus hallazgos para determinar el conocimiento científico actual acerca del tema a tratar.

Hernández Martínez FJ, y Cols realizaron un estudio cualitativo en 2010 con 59 pacientes en el que se pretendía averiguar los efectos terapéuticos del aloe vera en úlceras de diferentes grados (I, II, III, IV). Al cabo de los siete días, todas las úlceras de grado I acabaron desapareciendo por completo y, en las de grado II, se apreció una mejoría al cabo de 24 horas, curándose a los 14 días. En cambio, las úlceras de grado III y de grado IV, tuvieron una evolución bastante peor, curándose solo el 5% de grado III y apareciendo quemaduras en las de grado IV. Como dato remarcable el 1% de los pacientes sufrieron una reacción alérgica al aloe vera. Por otro lado, Banu A y Cols realizaron otro estudio cualitativo. En 2012, estudiaron un total de 30 casos con úlceras de pierna que fueron tratadas con gel tópico de aloe vera. Los cultivos del grupo de estudio que usaban apósitos de aloe vera no mostraron crecimiento de bacterias en 28 de los 30 casos al final de los 11 días, mientras que dos casos no mostraron una disminución en el recuento de bacterias. Dos Santos Oliveira S.H y Cols realizaron un estudio descriptivo cualitativo con un paciente que poseía una herida isquémica y al que se realizaban curas con aloe vero diariamente. El periodo de seguimiento fue de 10 semanas (se consiguió la curación total). No se observó incomodidad o cualquier otra complicación derivada de la utilización del producto, por lo que se concluye en que el tratamiento demostró una buena tolerabilidad y eficacia terapéutica para este caso particular. Moore Z y Cowman S, identificaron tres estudios cualitativos en 2013 con 169 participantes acerca de la limpieza de las úlceras por presión. En uno de ellos, se observó una mejoría significativa en la cicatrización de las heridas que habían sido limpiadas con aerosol salino que contiene aloe vera, concluyendo que es preferible el lavado con este producto anterior que el realizado con suero fisiológico. Ascaño Ortega A y Quiñones Castro M realizaron entre 1997 y 1999 también otro estudio cualitativo. En este caso, se estudiaron 30 pacientes con úlceras postrombóticas, a los que se les aplicó tópicamente cremas de aloe vera al 50% durante 6 semanas. Finalmente se observó una mejoría del 60 % en el dolor, del 40% en la inflamación, del 70% de secreción y del 30% en la fetidez. Por último, hubo un 70% de remisión, frente a un 30% de no remisión. Por último, Panahi y cols realizaron un estudio sobre el tratamiento de pacientes con heridas crónicas tratados con aloe vera o crema de fenitoína. Fueron reclutados 60 pacientes divididos en dos grupos de 30, y después de 30 días las mejoras fueron más notorias en el estado de las heridas tratadas con crema de aloe vera que con la crema de fenitoína, obteniendo unos resultados óptimos en el tratamiento de la herida con aloe vera.

En cinco de los seis estudios en los que se apoya esta revisión se han obtenido resultados muy positivos respecto al aloe vera como tratamiento de las UPP. En el único en el que no se han declarado diferencias estadísticamente significativas es el trabajo de Simone Helena, Santos Oliveira, María Julia Guimarães Oliveira Soares, Pascalle de Sousa Rocha en el cual dice que no es suficiente su resultado para asegurar la eficacia del aloe vera en el tratamiento de las UPP. En uno de ellos se ha detectado efectos adversos como enrojecimiento y en 1% reacciones alérgicas, según afirma: Francisco José Hernández Martínez, Juan Fernando Jiménez Díaz, Bienvenida Rodríguez de Vera, María del Pino Quintana Montesdeoca, Rodrigo Chacón Ferrera, María Luisa Estévez García. Sin embargo, no puede ni debe ignorarse el impacto que podría suponer su uso en términos de Economía obteniendo con casi total seguridad inmejorables relaciones de coste-beneficio, coste-eficacia y coste-utilidad.

 

CONCLUSIONES

En base a las evidencias encontradas en esta revisión estaría justificado el uso del Aloe Vera como estrategia económica y accesible en la prevención y en el tratamiento de las UPP de grado 1 y 2. En cuanto a las úlceras de tipo 3 y 4, es capaz de mejorar la sintomatología y la disminución de exudados. En cuanto a eficacia y seguridad, se puede recomendar el uso del aloe vera para el tratamiento de UPP, teniendo siempre presente la reevaluación integral y constante del paciente y sus lesiones. Se anima a los profesionales a la recogida exhaustiva de datos durante su uso para la posterior elaboración de mejores y más amplios estudios que aporten nuevas luces al respecto o documenten con mayor detalle las que hay actualmente.

 

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