Apego materno-fetal. Artículo monográfico.

15 febrero 2022

AUTORES

  1. Ana Raquel Martin Serrano. Enfermera en Hospital Nuestra Señora de Gracia.
  2. Irene Ramos Navajas. Enfermera en Hospital Universitario Miguel Servet.
  3. Lidia López Herrero. Enfermera en Consultorio Valdemorillo.
  4. Ariana Martin Cabrero. Enfermera en Hospital Royo Villanova.
  5. Ana María Miñana Muñoz. Enfermera en Hospital Universitario Miguel Servet.

 

RESUMEN

El apego materno-fetal es un proceso que construye la mujer gestante, se asocia con aspectos emocionales y cognitivos que permiten recrear al feto como otro ser humano. Este vínculo se expresa, a través de prácticas de salud dirigidas a buscar la protección y el bienestar del feto. Por otra parte se constata que el estado psicológico de la madre influye en el feto, tanto a nivel neurocomportamental y en las alteraciones en el desarrollo que se manifiestan así mismo en el periodo post-natal, afectando significativamente la relación madre-bebé.

 

PALABRAS CLAVE

Vínculo materno-fetal, apego, bebé, embarazo.

 

ABSTRACT

Maternal-fetal attachment is a process that the pregnant woman builds and is associated with emotional and cognitive aspects that allow the fetus to be recreated as another human being. This bond is expressed through health practices aimed at seeking the protection and well-being of the fetus. On the other hand, it is found that the psychological state of the mother influences the fetus, both at the neurobehavioral level and in the alterations in development that manifest themselves in the postnatal period, significantly affecting the mother-baby relationship.

 

KEY WORDS

Maternal-fetal bond, attachment, baby, pregnancy

 

DESARROLLO DEL TEMA

El apego es una vinculación afectiva intensa, duradera, de carácter singular que hace que un individuo alcance o conserve proximidad con respecto a otro individuo diferenciado y preferido, por medio de sus interacciones recíprocas, y cuyo objetivo inmediato es la búsqueda y mantenimiento de proximidad en momentos de amenaza, ya que esto proporciona seguridad, consuelo y protección1

John Bowlby (psicólogo y psicoanalista británico) junto con el trabajo de la psicóloga Mary Ainsworth desarrollaron la teoría del apego. Para Bowlby, el apego era una necesidad biológica cuya finalidad es la protección del peligro presente, pero también la tranquilidad asociada a la continua disponibilidad del cuidador.1

Apego prenatal:

Bowlby describe el apego prenatal como la relación que se da entre la madre y su hijo antes de nacer que hace emerger sentimientos y emociones por el feto y comportamientos en la interacción con él que se relacionan con las representaciones cognitivas que la madre tiene de sí misma como cuidadora, es decir, con su identidad materna1. Rubin (1975) fue la primera en plantear que la vinculación que se establece entre la madre y el bebé es resultado de un proceso prenatal, identificando cuatro tareas que desarrollan las madres durante el embarazo:

1. Búsqueda de seguridad para ella y su bebé.

2. Asegurarse de que el bebé sea aceptado por los demás.

3. Vincularse con el feto.

4. Dar de sí misma.1, 2

Medición de la vinculación prenatal:

Mecca Cranley (1981) fue pionera en la creación del primer instrumento de medición del vínculo materno-fetal “Maternal-fetal Attachment Scale” (MFAS), la cual consiste en un cuestionario de 24 ítems, comprendidos en cinco subescalas (diferenciación de sí mismo y del feto, interacción con el feto, atribución de características al feto, darse a sí misma y la adopción de roles).1,2,3

Siguiendo esta línea investigadora, Muller (1992) redefine el concepto introduciendo una nueva visión según la cual el vínculo materno-fetal es una relación única de la madre hacia el feto y es independiente de los sentimientos que ésta tiene acerca de si misma como madre o como mujer embarazada 1,2 Desarrolló el “Inventario del Apego Prenatal” (PAI), escala constituida por 21 ítems. El objetivo de la escala es la medición de la vinculación afectiva o la relación personal que se desarrolla durante el embarazo entre la madre y el feto.1, 2,3

Lafuente (1994), desarrolló la escala de vinculación y adaptación prenatal (EVAP) constituida por 30 ítems y 6 subescalas (aproximación afectiva a través del pensamiento, aceptación del embarazo y adaptación a la maternidad, aproximación afectiva a través de la diferenciación del feto, experiencias infantiles y cuidado prenatal, aproximación afectiva a través de la interacción con el feto y aproximación afectiva a través del bienestar emocional).4

 

Condon y Corkindale (1997) definieron apego como el lazo emocional que normalmente se desarrolla entre la madre y su hijo no nacido2 y establecieron 6 componentes del vínculo prenatal (deseo de conocer al niño, placer por interactuar con él, protegerlo, deseos de cuidarlo, satisfacer sus necesidades físicas y emocionales y evitar la separación o pérdida)4. Condon desarrolló un nuevo instrumento llamado” Escala de Vinculación Prenatal Materna” el cual, mide dos factores de la vinculación:

– Calidad: evalúa las emociones y pensamientos positivos con respecto a cercanía, ternura y el deseo de conocer y ver a su bebé, así como una representación interna del bebé.

– Intensidad de Preocupación: evalúa la preocupación de la madre hacia el bebé, que incluye la cantidad de tiempo que pasa pensando y hablando acerca de él.1

La Escala de Vinculación Prenatal Materna, clasifica la vinculación en cuatro cuadrantes en donde cada uno representa un estilo de vinculación:

Cuadrante 1: Calidad positiva y preocupación alta (fuerte/saludable) se refiere a las mujeres altamente preocupadas por el feto, cuya intensidad de preocupación es acompañada por sentimientos de cercanía, ternura y deseo por su bebé.1

Cuadrante 2: Calidad positiva y preocupación baja (afecto positivo/baja preocupación) ubica a aquellas madres que reportan efectos positivos de vinculación (similares a las del cuadrante 1), sin embargo, pasan menos tiempo desarrollando la experiencia de vinculación.1

Cuadrante 3: Calidad negativa y preocupación baja (desvinculado/ambivalente) se refiere a las mujeres que pasan poco tiempo pensando en el feto y experimentan pocos efectos positivos asociados a la vinculación.1

Cuadrante 4: Calidad negativa y preocupación alta (ansioso, ambivalente o preocupación sin afecto) son aquellas mujeres que se preocupan demasiado por el feto, sin embargo, la preocupación es sin afecto o acompañada de ambivalencia. Los sentimientos ambivalentes pueden generar algún tipo de preocupación ansiosa.1

Las investigaciones de los últimos 20 años en este contexto se han realizado fundamentalmente con las herramientas de medición anteriormente mencionadas; Escala de Apego Materno- fetal (MFAS), Inventario de Apego Prenatal (PAI), Escala de Vinculación Prenatal Materna y la Escala de Vinculación y Adaptación materna (EVAP) . Estas escalas han sido de gran ayuda para conocer y describir el vínculo materno-fetal, si bien es cierto, no han estado exentas de críticas, especialmente al momento de definir el constructo teórico del vínculo materno-fetal.2

El apego entre una madre y un hijo no se establece en un determinado momento ni es ajeno a otras experiencias. La mujer necesita crear y encontrar un entorno agradable, cálido hacia la noticia que recibe para que el desarrollo de su hijo, y del embarazo en sí, sea lo más sano posible, puede experimentar miedos e inseguridades normales y propios de cada etapa de embarazo. Puede resultar positivo que una madre primeriza sienta dudas, inquietud o excesiva responsabilidad al pensar en su vida con el bebé, lo que ya no resulta tan positivo es que una mujer, mantenga temores que puedan mermar su capacidad.5

La exposición fetal a elementos teratógenos tales como la ansiedad, el estrés y la depresión, podrían intervenir en el desarrollo del feto y la relación materno-fetal.2

La depresión prenatal, influye de forma negativa en el crecimiento intrauterino del niño, provoca nacimientos prematuros, alteraciones en la regulación neurocomportamental del neonato y problemas de conducta en la infancia. Merece la pena resaltar la importancia de este punto en relación a la consistente asociación entre la depresión durante el embarazo y la depresión post-parto. Si bien son de frecuente aparición los episodios de llanto, los cambios en los patrones de alimentación y sueño y la irritabilidad en el post-parto temprano dando lugar a una alteración leve del estado de ánimo conocida como “baby blues”, ésta remite en el transcurso de las primeras semanas del puerperio; en contraste, la depresión post-parto como cuadro clínico, tiene una mayor duración, se caracteriza por un estado anímico depresivo grave y requiere tratamiento.2

La exposición a niveles elevados de estrés prenatal, sobre todo durante las primeras semanas de embarazo, puede influir negativamente en el desarrollo cerebral del feto, determinando alteraciones del desarrollo de las habilidades intelectuales y del lenguaje, déficit en la maduración motora y un menor coeficiente intelectual.1,2

Desde un punto de vista psicosocial, mujeres con altas puntuaciones de ansiedad y estrés en la gestación, también presentan altas puntuaciones después del parto y muestran tendencia a sentirse más desbordadas ante las tareas propias de la primera crianza haciendo, a su vez, valoraciones más negativas de la conducta o temperamento de sus bebés.2

Una atención gineco-obstétrica de calidad, que permita la exploración de otras áreas relevantes en el embarazo además de la fisiológica incorporando y prestando la importancia necesaria al componente del vínculo, puede resultar de gran ayuda en el incremento de la experiencia de afecto hacia el feto y sus correlatos en la salud materno-fetal. De la misma forma, merece la pena resaltar la importancia de la figura de la pareja de crianza como elemento fundamental en el desarrollo positivo del vínculo materno-fetal. Los datos señalan que la presencia de una pareja estable actúa fortaleciendo a la madre, incidiendo en la percepción del apoyo y afecto necesarios en una etapa cambiante y compleja como es el embarazo.1,2

La creación de nuevas redes sociales y espacios de apoyo que permitan la expresión de los sentimientos, vivencias y temores propios de esta etapa resultan muy beneficiosos para el desarrollo de una vinculación positiva con el feto. Estos grupos permiten la exposición a modelos positivos de cuidados de otras mujeres durante el embarazo y establecen experiencias relacionales positivas que mejoran la sensibilidad materna y la capacidad de vinculación afectiva.2

 

CONCLUSIONES

Aún no se conocen con exactitud los mecanismos implicados en la interacción madre-hijo durante la gestación. Es un área de estudio relevante, ya que si se logra establecer una buena vinculación prenatal se abre la posibilidad de que después del nacimiento se establezcan unas relaciones más apropiadas que serán la base para un apego seguro padres-hijo, el cual es necesario para el desarrollo del niño.

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. Álvarez Martínez E. El apego desde el útero. Revista digital de Medicina Psicosomática y Psicoterapia.2021; 11(2):1-18.
  2. Roncallo CP, Sánchez de Miguel M, Arranz Freijo E. Vínculo materno-fetal: implicaciones en el desarrollo psicológico y propuesta de intervención en atención temprana. Escritos de Psicología. 2015;(2):14-23.
  3. Osorio Castaño JH, Carvajal Carrascal G, Gázquez Rodríguez M. Apego materno-fetal: un análisis de concepto. Revista Habanera de Ciencias Médicas. 2019; 18 (6):969-982.
  4. Ramírez Gavilán C, Ramírez Gavilán l. Relación del vínculo materno-fetal con el apego seguro postnatal: implicaciones para la matrona. En: VI Congreso Internacional virtual de enfermería y fisioterapia Ciudad de Granada; 2015.p.708.
  5. Gómez Masera R, Alonso Martín P, Rivera Pavón I. Relación materno fetal y establecimiento del apego durante la etapa de gestación. INFAD Revista de Psicología. 2011; 1(1):425-434.

 

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