Duelo en la maternidad y en la reproducción. Intervención de la matrona.

9 febrero 2022

AUTORES

  1. Laura Borrego Cabezas, Matrona Hospital Universitario Miguel Servet. Zaragoza.
  2. Cristina Matas Rodríguez, Matrona Hospital Universitario Miguel Servet. Zaragoza.
  3. Miguel Ángel Del Fresno Serrano, Matrón Hospital Universitario Miguel Servet. Zaragoza.

 

RESUMEN

Introducción: El duelo en la maternidad y reproducción, a pesar de ser una reacción físico-psicológica normal ante la pérdida fetal, no es reconocido socialmente, considerándose un duelo desautorizado. En los últimos años, los profesionales se han sensibilizado ante este tema puesto que la atención proporcionada a la pareja doliente influye en la resolución de este proceso.

Objetivo: Se plantea como objetivo general adquirir conocimientos sobre el proceso de duelo en la maternidad y en la reproducción para realizar unos cuidados adecuados y, como específicos, analizar el concepto de duelo, conocer las necesidades relacionales de las personas en proceso de duelo, definir el proceso de duelo asociado a la maternidad y reproducción y describir las recomendaciones para la actuación ante un proceso de duelo.

Método: Entre noviembre y diciembre de 2020 se realiza una revisión bibliográfica en bases de datos nacionales e internacionales, así como la búsqueda manual. Fueron utilizados los siguientes descriptores: grief, motherhood, reproduction, recommendation, care, perinatal death y fetal death.

Resultados: Fueron seleccionados 15 artículos, entre ellos se encuentran 6 revisiones bibliográficas, 5 estudios descriptivos y 4 guías de práctica clínica.

Discusión: La muerte fetal es una situación inesperada y traumática para la pareja y familiares, siendo la matrona una de las principales profesionales que acompaña este proceso. Su actuación influirá en la resolución de este proceso de duelo, siendo fundamental una adecuada comunicación y asistencia.

Conclusiones: Es vital una adecuada formación de las matronas en la asistencia al duelo en la maternidad y reproducción.

 

PALABRAS CLAVE

Duelo, maternidad, reproducción, recomendación, cuidado, muerte perinatal y muerte fetal.

 

ABSTRACT

Introduction: Even though it is a normal physical and psychological reaction after a fetal death, the grief during motherhood and reproduction is not socially recognized, being an unauthorized grief. During the last years, professionals have been more aware of this issue because of the influence of their attention in the grief’s resolution.

Objective: The main objective is to acquire knowledge about the grief’s process during the motherhood and reproduction in order to give an appropriate assistance and, specifically, to analyze grief’s concept, to know the relational necessities of bereaved people, to define the grief process during the motherhood and reproduction, and to describe the recommendations for the assistance during the grief’s process.

Method: Between November and December 2020, a literature review was done, making and exhaustive search in national and international databases as in manual search. The following descriptors were used: grief, motherhood, reproduction, recommendation, care, perinatal death and fetal death.

Results: 15 papers were selected, among them it can be found 6 literature reviews, 5 descriptive studies and 4 guidelines.

Discussion: Fetal death is an unexpected and traumatic situation for the couple and relatives, being midwifery one of the principal professionals who take part in this process. Their attention influences the grief’s process’ resolution, being essential an appropriate communication and assistance.

Conclusion: It is vital an adequate midwifery training in order to assist the grief during motherhood and reproduction.

 

KEY WORDS

Grief, motherhood, reproduction, recommendation, care, perinatal death, fetal death.

 

INTRODUCCIÓN

El duelo es definido según la Sociedad Española de Cuidados Paliativos como un estado de pensamiento, sentimiento y actividad que se produce como consecuencia de la pérdida de una persona o cosa amada, asociándose a síntomas físicos y emocionales1. Se trata de una reacción adaptativa normal, siendo un proceso único e irrepetible, dinámico y cambiante2.

Cada cultura expresa este dolor de forma diferente. En el caso del duelo por una muerte perinatal, supone una situación de choque inesperada a lo que los padres y el resto de la familia se tienen que enfrentar, cambiando las emociones que suponían la ilusión de la llegada de una nueva vida por el dolor de la pena3.

El duelo perinatal tiene unas características que lo diferencian de duelos de otros tipos: la proximidad entre el nacimiento con la muerte, la juventud de los progenitores para los que supone su primer contacto con la muerte y lo inesperado del suceso. Hay que añadir que se trata de la pérdida de una relación más simbólica que la real basada en sus necesidades y deseos4.

Los lazos afectivos se desarrollan conforme avanza la gestación, por lo que cabría esperar que el duelo fuera menor en las pérdidas perinatales tempranas que en las tardías o en las neonatales. No obstante, no existe relación entre la intensidad del duelo y la duración del embarazo o el grado de contacto con el neonato. En este sentido, los abortos y las pérdidas fetales se asocian con sentimientos de fracaso en la gestante, mientras que en las muertes neonatales parece estar más presente la ira. Por ello, no hay que dejar de excluir a los abortos como procesos susceptibles de encontrar duelo disfuncional y síndrome postaborto en la mujer o dentro de la pareja, incluso en casos de abortos inducidos3.

Por ello, el duelo perinatal se encuadra dentro de la categoría de duelo desautorizado: las pérdidas perinatales son en la actualidad un tema tabú. No es reconocida ni validada socialmente, ni expresada por la persona de forma abierta, ni apoyada por el entorno. Este duelo se ve envuelto en un clima de soledad debido a la falta de apoyo por el entorno familiar y social, incluso, sanitario2-4.

Por otra parte, en los últimos años se está adquiriendo una mayor sensibilidad sobre la importancia de una correcta atención en los casos de muerte en la maternidad y reproducción, ya que, las actitudes y conductas del personal sanitario tienen consecuencias directas sobre la familia y la manera en la que se afronta la pérdida sufrida. Al ser la matrona una de las principales figuras implicadas, se hace imprescindible la actualización en cuanto a las recomendaciones para atender adecuadamente a las parejas que se encuentren viviendo este tipo de situaciones.

Es por ello que se formula este problema para la búsqueda bibliográfica, ya que se considera relevante para la salud de las gestantes y acompañantes desde el punto de vista enfermero además del interés que puede suscitar en la práctica clínica.

 

OBJETIVOS

General:

  • Adquirir conocimientos sobre el proceso de duelo en la maternidad y en la reproducción para realizar unos cuidados adecuados.

Específicos:

  • Analizar el concepto de duelo.
  • Conocer las necesidades relacionales de las personas en proceso de duelo.
  • Definir el proceso de duelo asociado a la maternidad y reproducción.
  • Describir las recomendaciones para la actuación ante un proceso de duelo.

 

METODOLOGÍA

Esta revisión bibliográfica ha sido realizada entre los meses de noviembre y diciembre del año 2020, entendiéndose como un resumen de evidencias que utiliza un riguroso proceso (para minimizar sesgos), identificando, evaluando y sintetizando cualitativamente estudios para contestar a una pregunta científica, de manera que extrae conclusiones sobre los datos recopilados. Es, por tanto, de tipología secundaria puesto que ofrece una descripción de documentos primarios5-7.

Las fuentes consultadas para llevar a cabo este trabajo han sido tanto primarias, los artículos científicos seleccionados de las bases de datos mencionadas, como secundarias, las páginas webs de las instituciones específicas El Parto es Nuestro y Hospitales Universitarios Virgen del Rocío.

Para la localización de los documentos bibliográficos se realizó una búsqueda en diferentes bases de datos internacionales (Cinahl y PubMed) y nacionales (Cuiden Plus, Dialnet y Lilacs). Se eligieron estas bases de datos por ser las más relevantes en el ámbito de las ciencias de la salud. Se utilizaron como descriptores los tesauros MeSH (Medical Subject Headings) y DeCS (Descriptores en Ciencias de la Salud): grief, motherhood, reproduction, recommendation, care, perinatal death y fetal death. Se realizaron un total de tres estrategias de búsqueda:

  1. grief AND (“perinatal death” OR “fetal death”).
  2. grief AND (motherhood OR reproduct*).
  3. grief AND (recommend* OR care) AND “perinatal death”.

Los criterios de inclusión en el estudio fueron los siguientes:

  • Artículo publicado a partir del año 2013, incluyendo este.
  • Artículo publicado en inglés o español.
  • Artículo cuyo texto completo está disponible.
  • Artículo con la temática del objetivo.
  • Adecuación de la metodología objetivo.

En el caso de utilizar criterios de exclusión, se han definido las siguientes situaciones que justifica la exclusión de este estudio:

  • Artículo publicado con anterioridad al año 2013.
  • Artículo publicado en un idioma que no fuera inglés o español.
  • Imposibilidad de acceder al texto completo tras consultar el catálogo FAMA de la biblioteca virtual de la Universidad de Sevilla o biblioteca virtual del Sistema Sanitario Público de Andalucía.
  • Duplicidad de los artículos en diferentes bases de datos.
  • No corresponde al problema enfocado.
  • Inadecuación metodología empleada.

 

RESULTADOS

El propósito de este trabajo es adquirir conocimientos sobre el proceso de duelo en la maternidad y en la reproducción para realizar unos cuidados adecuados. El objetivo que se persigue es divulgar las actualizaciones de la evidencia científica en este tema, así como concienciar del impacto de nuestra actuación en el desarrollo del duelo de las parejas.

Con la revisión bibliográfica de las diferentes bases de datos, un total de 1715 artículos fueron identificados: 436 de Cinahl, 650 de PubMed, 69 de Cuiden Plus, 13 de Dialnet y 547 de Lilacs. Por búsqueda manual en la página web oficial de la institución El Parto es Nuestro se obtuvo 1 más, así como 1 del Hospital Virgen del Rocío. Por otra parte, 1702 fueron excluidos por no cumplir los criterios de inclusión:

  • 1287 fueron publicados con anterioridad al año 2013.
  • 171 sin la posibilidad de acceder al texto completo tras consultar los catálogos que ofrece la Universidad de Sevilla y el Sistema Sanitario Público de Andalucía.
  • 22 estaban publicados en un idioma distinto al español o inglés.
  • 220 no se corresponden al tema enfocado.
  • 2 estaba duplicado en las diferentes bases de datos consultadas.

 

DISCUSIÓN

Duelo:

Consideramos el duelo como una reacción adaptativa normal ante cualquier tipo de pérdida, incluyendo las simbólicas. Supone un acontecimiento vital estresante, sobre todo al tratarse del fallecimiento de un ser querido, siendo en este caso, un hijo.

Es un complejo proceso de elaboración y aceptación de esa pérdida, en la que aparecen una serie de sentimientos que requieren un cierto tiempo para ser asimilados puesto que se deben modificar los lazos contraídos con la figura perdida y enfrentarse al dolor psíquico consecuente, resultando esta elaboración de duelo satisfactoria o no. Es posible decir que existen tantos procesos de duelo como personas, puesto que depende de distintas variables, no pudiendo concretar su duración e intensidad2,8.

Dichos factores que condicionan la evolución del duelo son2,9:

  • Factores psicológicos: personalidad, salud mental, inteligencia, capacidad de afrontamiento, capacidad de establecer vínculos afectivos.
  • Factores del doliente: experiencias pasadas de duelo, pérdidas secundarias, percepción de la realización del bebé en la vida, creencias religiosas-filosóficas y valores.
  • Factores de la relación con el bebé: deseo de ser madre/padre, expectativas en el rol, asuntos pendientes.
  • Factores de la muerte: circunstancias particulares, súbita o inesperada, existencia o no de duelo anticipado.
  • Factores sociales: apoyo social, existencia o no de pareja y calidad de relación, estatus socio-económico, rituales funerarios.
  • Factores fisiológicos: drogas y sedantes, salud física, nutrición y ejercicios, sueño y descanso.

En cuanto a las manifestaciones normales del duelo en los padres y resto de familiares adultos, pueden ser2,8,10:

  • Cognitivas: incredulidad, confusión, pseudoalucinaciones e ilusiones, dificultades de atención, concentración y memoria, preocupación, pensamientos o imágenes recurrentes…
  • Afectivas: impotencia, indefensión, anhelo, ira, frustración, enfado, culpa, extrañeza con respecto a sí mismo o ante el mundo habitual.
  • Fisiológicas: aumento de morbilidad, vacío en el estómago, sequedad de boca, palpitaciones, opresión en el tórax, nudo en la garganta, cefalea, alteraciones de sueño y/o alimentación.
  • Conductuales: distraimiento, aislamiento social, llorar o suspirar, atesorar objetos de la persona fallecida, hiper o hipoactividad, descontrol u olvido de actividades diarias, soñar con la persona fallecida…

Existen patrones generales (no universales) de respuesta o afrontamiento ante la pérdida. Basándonos en Bowlby, existen tres fases durante la evolución del proceso de duelo por la muerte de un ser querido2,11:

  1. Embotamiento afectivo: al recibir la mala noticia, el adulto se ve agobiado por el impacto de la pérdida, sintiéndose agobiado. Aparecen la incredulidad, confusión, desorientación y negación de lo sucedido. Esta reacción es normal y terapéutica ante el reconocimiento inicial de lo sucedido.
  2. Añoranza, búsqueda de la figura perdida y rabia. Duelo agudo: una vez que la persona toma conciencia de lo sucedido, se produce un aumento de la excitabilidad psicológica: aparece la rabia, ira, irritabilidad, ansiedad y tensión, así como una gran motivación por recuperar al ser querido perdido, llegando a la negociación. Es normal que incluso se manifieste a través de dolores y visiones: presencia del ser querido e interpretación de señales y sonidos como manifestaciones del mismo.
  3. Resolución del duelo. Aceptación: redefinición de la identidad perdida, renuncia a toda esperanza de recuperar a la persona fallecida y reconducción con un nuevo significado de lo que supone la pérdida. Existe una disminución gradual del dolor, inicio de la reinserción emocional y social. El bebé que ha fallecido no se olvida y se pone en un lugar especial, y la energía emocional se reorienta hace las nuevas relaciones y actividades.

La elaboración del duelo incluye no solo al bebé fallecido, sino también a todas las ilusiones y fantasías, las expectativas no realizadas que se tenían y la relación con ellas.

Analizando los tipos de duelo, podemos definir:

  • Duelo resuelto: el doliente ha completado su proceso cuando es capaz de recordar al bebé fallecido sin sentir dolor intenso, aunque coexista la tristeza: ha aprendido a vivir sin él o ella.
  • Duelo anticipado: aparece en padres, madres y familiares de aquellos bebés a los que se prevé poco tiempo de vida.
  • Duelo inhibido: parecen mantener el control de la situación sin dar signos de sufrimiento. Es potencialmente patógeno puesto que no se afronta la realidad de la pérdida.
  • Duelo patológico o disfuncional: aún existen lazos con el bebé fallecido, no se acepta la pérdida, bloqueando el proceso y no elaborando el dolor. Puede ser: crónico, ausencia prolongada de aflicción consciente, psicosis de duelo o duelo complicado.

 

Necesidades relacionales de los dolientes:

Por lo general, los profesionales sanitarios centran prácticamente toda la atención en la gestante, pero la pareja tiene que elaborar también un duelo: tendrá que sobrellevar la pérdida del bebé y el cuidado de su pareja. Es importante mantener también informada a la pareja. A veces, tienen que tomar decisiones precipitadas, en soledad o sin apoyo; otras se les aparta o no se les tiene en cuenta. Todo ello puede generar culpabilidad, factor bloqueante del duelo.

Teniendo en cuenta la individualidad de cada persona, podemos decir que las mujeres suelen hablar de manera recurrente de la pérdida, llorar, buscar más apoyo social y ayuda profesional. Por el contrario, los hombres suelen encontrar más dificultad para expresar sus sentimientos, no buscan apoyo de igual manera.

Es normal que también en la pareja aparezcan miedos ante futuros embarazos o partos y la necesidad de comprobar que “todo va bien”. Volver a vivir situaciones tan similares a las que vivieron cuando perdieron a su bebé como las revisiones médicas, el parto, etc. hace que recordar lo acontecido sea inevitable y la tranquilidad emocional es lo que más se busca ahora, aunque sea difícil de encontrar.

La muerte de un hijo puede acercar a la pareja, crear mayor complicidad e intimidad, pero también es frecuente que tras la muerte del bebé se produzcan conflictos y tensiones en la relación. Los cambios individuales que conlleva pasar por un duelo de estas características hacen que también se produzcan cambios en el modo en que se vive la relación. Tener un espacio donde hablar de cómo se siente cada uno y compartir dudas y miedos, puede ayudar a reajustar la relación y salvar las diferencias.

Es muy difícil que cada miembro de la pareja pueda sobrellevar esta situación solo. No siempre encontrará que el otro sea su principal soporte afectivo, pues muchas veces a la pareja su dolor no se lo hará posible. Respetar el ritmo y la manera en que cada uno lleva el duelo es clave para mantener el apoyo de uno en el otro. Para conciliar las necesidades de ambos, si la pareja está acostumbrada a hacerlo todo juntos, es necesario paciencia, comprensión y creatividad, para poder introducir cambios en la forma de vivir que les permita seguir adelante sin añadir más dolor al dolor. En todo caso, si la pareja se distancia y la relación se deteriora sería apropiado buscar ayuda profesional para que les asesoren y ayuden a enfrentar las dificultades2,12.

 

Duelo asociado a maternidad y reproducción:

A finales de los años 60, el duelo perinatal o neonatal fue adquiriendo importancia a nivel clínico y científico con la publicación del artículo “Los efectos psicológicos del mortinato sobre las mujeres y sus médicos” (Bourne, 1968). Poco más tarde, en 1970, Kennel, Slyter y Kalus publican “La respuesta de luto de los padres por la muerte de un hijo neonato”.

La importancia de decidir tener o no un hijo y lo que ello supone hoy en día, el valor social que se le confiere y la consecuente trascendencia de perderlo, también ha sido crucial en la evolución positiva que ha ido tomando el duelo durante la maternidad o paternidad2,10.

La Organización Mundial de la Salud define la muerte fetal como aquella que acontece antes de la expulsión o extracción completa de su madre de un producto de la concepción, independientemente de la duración del embarazo. Dicha muerte se diagnostica por el hecho de que, después de esa separación, el feto no respira ni muestra ninguna otra evidencia de vida, tal como latido cardiaco, pulsación del cordón umbilical o movimiento apreciable de los músculos voluntarios12. Cronológicamente se pueden distinguir2,10,13:

  • Muerte fetal temprana: comprende a fetos de menos de 22 semanas de gestación y/o <500 gramos de peso. Se refiere, por tanto, a los abortos.
  • Muerte fetal intermedia: comprende a los fetos de entre 22-28 semanas de gestación y/o peso entre 500-999 gramos.
  • Muerte fetal tardía: incluye muertes fetales a partir de los 1000 gramos de peso y/o mayores de 28 semanas completas de gestación.

Por otra parte, la muerte perinatal es aquella que sucede a partir de las 22 semanas de gestación hasta el séptimo día postnatal. Otro concepto es la muerte neonatal, la cual supone la defunción del producto de la concepción tras el nacimiento o completa separación de la madre durante los primeros 28 días de vida2,9-10,14.

La concepción, embarazo y nacimiento de un hijo son transiciones críticas para cualquier mujer. La infertilidad y pérdida perinatal, conocido como trauma reproductivo, pueden cambiar el autoconcepto de la mujer, siendo una fuente de estrés con potenciales consecuencias psicológicas10,14,16-17.

En cuanto a la infertilidad, las mujeres pueden experimentar duelo por distintas pérdidas: la pérdida del embarazo y el parto, la pérdida de descendencia, de estabilidad en su familia ideal y establecimiento de otras relaciones, la pérdida de dar nietos a sus padres, la pérdida de esperanza en el futuro…coexistiendo con sentimientos de poca valía o autoestima, hostilidad, depresión o enajenación. Las mujeres que padecen infertilidad tienen fantasías sobre niños y su vida con estos. Al no acontecer estas fantasías, el resultado es una pérdida de sueños y deseos, llevando a un proceso de duelo15-16.

Es bien conocido que el duelo en la maternidad/paternidad es un duelo peculiar y diferente a los demás. Parejas que estaban esperando una nueva vida se ven inmersas tratando con la muerte, se altera el “orden natural” de la vida. Supone una circunstancia vital que no se podrá superar con el paso del tiempo, ni se reducirá el importante sufrimiento que conlleva por evitar el contacto con el hijo fallecido. Se necesita aprender a gestionar las nuevas circunstancias 2,10-11.

El duelo por la pérdida de un bebé muchas veces no es públicamente reconocido, ni socialmente expresado por el doliente de forma abierta, ni apoyado por el entorno social y familiar como ocurre con otro tipo de pérdidas. Esta falta de comprensión, también por parte del personal sanitario, lo convierte en un “duelo desautorizado”2,10,12,14,17.

Centrándonos en el duelo anticipado, aparece cuando la pérdida se presenta como inevitable. No se inicia en el momento de la muerte, sino con el diagnóstico y pronóstico de incompatibilidad con la vida, haya nacido ya el bebé o no2.

El duelo perinatal está más asociado a duelos complicados que otro tipo de situaciones. Algunos de los factores de riesgo son el bajo apoyo social, episodios anteriores de depresión, sentimientos ambivalentes respecto al embarazo e interrupción de la gestación por malformación fetal. Algunos estudios también han descrito la edad materna avanzada. Está descrito que la intensidad o duración del duelo es independiente de la edad gestacional o el tratamiento llevado a cabo. Es importante saber que las madres que han experimentado la muerte de su hijo tienen siete veces más probabilidades de experimentar trastorno de estrés postraumático y cuatro veces más probabilidades de depresión que aquellas cuyos hijos viven9-10,14,17-19.

La muerte del bebé hace que los padres/madres sientan incertidumbre, desconcierto, soledad, angustia y miedo. De repente, pierden su identidad como padres o madres, dejarán de ser reconocidos como tales y se les pide que deben romper con su nuevo rol, si bien el nacimiento de un hijo, aún muerto, mantiene la categoría de madre y padre2,10.

Los momentos previos a la muerte del bebé dejan una importante huella en la familia y será uno de los momentos más reposados y recordados durante el proceso de duelo. Por ello, es de vital importancia que el trato del personal sanitario y su actuación en esos momentos sean lo más empáticos y humanizados posible. El cuidado que reciben tanto las madres como los padres y el propio bebé, ayudarán a realizar de una forma serena la despedida. Toda la incertidumbre que rodea al hecho de cuándo puede suceder la pérdida es muy estresante, por tanto, la información que se transmita debe ser veraz y sin dar falsas esperanzas, aunque no anticipando la muerte como segura mientras haya vida2,10.

 

Actuación de la matrona:

Las prácticas basadas en ignorar o minimizar la pérdida del bebé, independientemente de que haya acontecido como aborto (voluntario o espontáneo), muerte intraútero o neonatal, no se pueden seguir normalizando2,15.

Las matronas son unas de las pocas profesionales presentes durante este periodo que supone el nacimiento y muerte del bebé, por tanto, la calidad del cuidado ofertado es crucial para el apoyo a estas madres y parejas, de forma que dicha actuación va a definir en parte la resolución del proceso de duelo. Emocionalmente, las madres requieren compasión, empatía y sensibilidad, así como físicamente necesitan la asistencia y atención propia del postparto debido a los cambios de cuerpo para volver al estado pregravídico8,11.

Ante la muerte de un bebé, el profesional debe usar ante todo el sentido común, la humanización y la empatía hacia la madre y/o el padre que acaban de sufrir la pérdida. Existen tres premisas que debemos tener en cuenta: informar será lo primero que se haga y habrá de hacerse de forma adecuada; normalizar, ya que valida y legitima sus reacciones y sentimientos; y no culpabilizar: una actitud paternalista favorece el duelo patológico por no resolución de la fase de culpa2,8,10.

Qué hacer2,8-10,12-13,18,20-21:

  • Presentarnos por nuestro nombre: ser sólo uno el profesional de referencia en la atención de cada caso particular.
  • Escuchar de forma empática: expresar nuestro pesar por la muerte del bebé, pero nunca podremos aliviarles el dolor que sienten ni quitárselo.
  • Hablar con ellos sobre la situación actual: deben estar informados para sentir que tienen algo de control sobre la situación. Las matronas deben ofrecer información objetiva, de una forma calmada y apoyando su autonomía.
  • Explicarles sus opciones y apoyarles en sus decisiones: ofrecer alternativas en el caso de aborto y muerte fetal, así como las de manejo de la lactogénesis. Respetar el plan de nacimiento si lo tuviera y preguntar por sus preferencias en caso de que no lo tenga. Favorecer el parto vaginal, la libertad de posturas, y proporcionar una analgesia (farmacológica y no farmacológica) en función de los deseos maternos.
  • Darles tiempo.
  • Aconsejarles, pero nunca obligar: se recomienda ofrecer a los padres/madres la posibilidad de ver, tocar, abrazar a su bebé fallecido y respetar. Describir con amabilidad y cautela las anomalías morfológicas que presente o cómo se lo van a encontrar reducirá su impacto o desconcierto, informando que podemos envolver al bebé con una mantita y ponerle un gorro previamente a que ellos lo vean. Si no desean ver al bebé, podemos describir cómo es físicamente. Siempre hay que dejarles saber que si cambian de idea solo hace falta decirlo. También se podría facilitar a la madre el tomarlo de las axilas en el momento del parto vaginal y tenerlo en su pecho durante el tiempo que ella estimara oportuno.
  • Ayudarles a tomar decisiones: muchas veces no piensan en si quieren tener recuerdos o si quieren nombre a su bebé, podemos sugerirles estas opciones. Del mismo modo, es importante recomendar la autopsia, aunque no siempre llegue a dar una respuesta clara de la muerte intrauterina. En cuanto a la lactogénesis, existen cuatro posibilidades que deben ser ofertadas con tacto y cuidado: inhibición farmacológica, inhibición fisiológica, lactancia a hermanos mayores o donación de leche materna.
  • Mantener la calma.
  • Cuidar nuestro lenguaje corporal: no cruzar los brazos, mirar a los ojos, sentarnos a la misma altura y a poca distancia, etc.
  • Ser comprensivo/a.
  • Hacerles sentir nuestra presencia, pero con discreción.
  • Orientar sobre las dudas más habituales.
  • Favorecer la despedida: suelen necesitar de un momento de intimidad con su hijo. Respetar y resguardar su intimidad, por todo el tiempo que necesiten.
  • Ayudarles a tener recuerdos de su bebé: los objetos transicionales que se recomienda proporcionar a los padres y familiares después de la pérdida del bebé en una caja del recuerdo son: tarjeta de identificación, huellas de pies y manos, mechón de cabello, certificado de nacimiento y muerte, registro de peso y perímetros, manta, gorro, molde de manos y pies, fotografías con familiares.
  • Cuidar la terminología. Utilizar el nombre del bebé: preguntarles por el nombre de su hijo y si nos permiten referirnos a él por su nombre. Es muy doloroso negar la existencia de su bebé refiriéndonos a él como “el feto”
  • Hablar con la madre gestante y su pareja equitativamente.
  • Sujetar el bebé cuando preguntamos a las madres/padres si lo quieren ver o tener en brazos. Permitir a los padres participar en el cuidado del bebé incluso cuando se envuelva en la entremetida o sudario para bajarlo a necropsias. Se debe permitir a un familiar acompañar al celador que traslade el cuerpo del bebé previa autorización de la madre.
  • Explicarles la causa de la muerte.

 

Existen múltiples maneras de atender, junto a un equipo multidisciplinar, a la madre para iniciar la elaboración de su proceso de duelo: la validación del rol como madre y de que, a pesar del aborto o muerte, era su bebé puede ser un punto de partida para asistir esa pérdida. Las parejas necesitan tiempo para estar con su bebé fallecido: cogerlo y colaborar en los cuidados pueden facilitar el duelo: vestirle, arroparle, besarle…Sin embargo, cuando acontece un aborto, estos cuidados probablemente no se puedan dar. Las matronas, independientemente de las semanas de gestación, deben facilitar otros métodos para validar la relación materno-filial, como, por ejemplo, rituales hacia el bebé y su pérdida 8,10,18,20-21.

Como ya se ha mencionado, una de las habilidades más importantes es la de comunicarse, verbal y no verbalmente, con los padres dolientes de forma empática, de manera que la matrona llega a formar parte de la experiencia de los padres en cuanto a la relación con su bebé fallecido, iniciando y facilitando el proceso de duelo. Aunque los detalles de dicha de la despedida no se recuerden, la manera en que el mensaje es comunicado estará siempre en la memoria de la pareja. Algunas de las frases que pueden ser utilizadas para expresar nuestro pesar a la madre/padre que ha perdido a un bebé son2:

  • “Siento lo que les ha pasado”.
  • “Me imagino cuánto querrían a ese bebé”.
  • “No me molesta que lloren”.
  • “La verdad es que no sé muy bien qué decirles”.
  • “Tienen un bebé precioso/a”.
  • “Intento acercarme a vuestro dolor”.
  • “Sois libres de llorar lo que queráis. Es normal que lo necesitéis”.

En cuanto a la correcta actuación en situaciones especiales2:

  1. Abortos de pocas semanas: no negar la existencia del bebé refiriéndonos a él como “feto” o “embrión”. Tampoco intentar quitar importancia a la pérdida animando a un nuevo embarazo o indicando “ya tendrás otro”.
  2. Interrupción voluntaria del embarazo: la decisión que cada mujer tome será la que considere mejor en ese momento basándose en sus circunstancias. No juzgar ni persuadir para que decida lo que nosotros prefiramos o haríamos en su situación.
  3. Muerte de un gemelo: no consolar a la madre haciéndole ver que tiene otro bebé vivo al que puede dar todo su cariño. El vacío que deja el bebé fallecido no puede compensarse con nada ni con nadie.
  4. Muerte intraparto: ante todo decir “lo siento, lamento mucho la muerte de (nombre del bebé), admitir que “desconozco en este momento por qué se ha producido la muerte pero haré todo lo que esté en mi mano para averiguarlo”, y ponernos a su entera disposición.
  5. Alta probabilidad de muerte intrauterina o neonatal: no crear falsas esperanzas como tampoco asegurar la muerte mientras haya vida.
  6. Malformación del bebé: hay padres que ante una malformación deciden abortar y, en otros casos, deciden continuar con la gestación. Nuestra función es no juzgar y sí validar sus decisiones. En el supuesto de bebés incompatibles con la vida, debemos preparar a los padres para el nacimiento y la muerte a la vez.

Durante el parto, se favorecerá la atención en una sala de partos individual y la presencia de una persona de confianza de la parturienta, identificando la estancia con la mariposa azul y permaneciendo la puerta cerrada para garantizar la libre expresión de su duelo2,8.

 

CONCLUSIONES

La muerte fetal constituye un acontecimiento traumático para los padres, así como para su entorno familiar y social. El apoyo y la comprensión por parte de los profesionales que les atienden pueden mejorar la evolución del duelo y prevenir la patología psicosocial derivada del mismo.

Todos los profesionales de maternidad deben ser entrenados en la asistencia al duelo perinatal, asegurando una adecuada atención a las parejas dolientes.

Es recomendable establecer una comunicación abierta y sincera con la pareja, dedicándose el tiempo que precisen. Es preferible que sea un único profesional o equipo de profesionales el que trate con la pareja durante todo el proceso.

Es recomendable que el Proceso Normalizado de Trabajo en la muerte fetal anteparto de nuestro hospital incluyera recomendaciones para la atención de la pareja doliente desde una perspectiva biopsicosocial.

 

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