Enfermedades exantémicas: la escarlatina. Artículo monográfico

1 mayo 2023

AUTORES

  1. Macarena García Varona. Enfermera de Hospitalización en Hospital Miguel Servet, Zaragoza.
  2. Iris García Solanas. Enfermera de Hospitalización en Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.
  3. Nuttanich Chompoonuch Yodsawad. Enfermera de Hospitalización en Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.
  4. Andrea Paúl Nadal. Enfermera de Hospitalización en Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.
  5. Carlos Soria Lahuerta. Enfermero de Hospitalización en Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.
  6. Carolina Herrero Lobato. Enfermera Hospitalización en Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.

 

RESUMEN

La escarlatina o fiebre escarlatina es una enfermedad exantémica de origen infeccioso, producida por el Streptococcus pyogenes del grupo A. El cuadro inicial es similar al de una faringoamigdalitis aguda febril. Transcurridos 3-4 días aparecen los rasgos más característicos como son la lengua en fresa y el exantema maculopapular, que le da a la piel de aspecto de lija. La principal vía de transmisión es la vía aérea a través de pequeñas gotas de saliva. La prevención depende de evitar el contacto estrecho con personas enfermas.

PALABRAS CLAVE

Escarlatina, exantema, exantemas virales, Streptococcus pyogenes. pediatría.

ABSTRACT

Scarlet fever or scarlet fever is an exanthemic disease of infectious origin, produced by group A Streptococcus pyogenes. The initial picture is similar to that of acute febrile pharyngitis. After 3-4 days the most characteristic features appear, such as the strawberry tongue and the maculopapular rash that gives the skin the appearance of sandpaper. The main route of transmission is the airway through small droplets of saliva. Prevention depends on avoiding close contact with sick people.

KEY WORDS

Scarlet fever, exanthems, viral exanthems, Streptococcus pyogenes, pediatric.

DESARROLLO DEL TEMA

La escarlatina o también conocida como fiebre escarlatina o fiebre escarlatina, es una enfermedad estreptocócica, caracterizada por un exantema infantil1,2.

Los exantemas son motivos frecuentes entre las consultas pediátricas de atención primaria. Se tratan de erupciones cutáneas de aparición brusca, localizadas o generalizadas y de evolución autolimitada en la mayoría de los casos. Generalmente, tienen origen infeccioso (virus, bacterias, parásitos…), pero también pueden desencadenarse por medicamentos, alérgenos o estar asociado a enfermedades sistémicas1,3,4.

Además de por su etiología, los exantemas pueden clasificarse según su morfología1,3:

  • Maculares o manchas: cambio de coloración de la piel, lesión plana
  • Eritematosos: de color rojo.
  • Vesiculares: con vesículas (colecciones de líquido seroso hasta de 3 mm).
  • Papulares: pápula, lesión sólida elevada en la superficie de menos de 1 cm.
  • Pustulares: lesión elevada en la superficie con contenido purulento
  • Petequiales: manchas purpúricas.

 

Clásicamente, los exantemas fueron clasificados con una disposición numérica, recogiendo seis exantemas clásicos en la población pediátrica1,3,4:

  • Primera enfermedad: Sarampión.
  • Segunda enfermedad: Fiebre Escarlatina.
  • Tercera enfermedad: Rubéola o sarampión alemán.
  • Cuarta enfermedad: Filatov-Dukes.
  • Quinta enfermedad: Megaloeritema o Eritema Infeccioso.
  • Sexta enfermedad: Exantema súbito o Roséola Infantum.

 

EPIDEMIOLOGÍA:

La escarlatina afecta principalmente a niños de entre 4 y 14 años, especialmente escolares jóvenes. Sin embargo, estudios más recientes señalan un aumento de incidencia en niños menos de 4 años1,2,5,6.

Desde 1996, la escarlatina ya no se considera una enfermedad de declaración obligatoria en España. La estimación real de su incidencia, no es actualmente una tarea fácil, debido a su aparición cíclica, la existencia de varias cepas causantes, al estado inmunológico de la población y al criterio médico a la hora de diagnosticarla como tal. Sin embargo, en los últimos 15-20 años, está observándose un aumento de la incidencia de la escarlatina2,5,6.

AGENTE ETIOLÓGICO:

La fiebre escarlata es una enfermedad infecciosa producida por el Streptococcus pyogenes del grupo A (EGA) productor de exotoxinas pirogénicas. La infección se produce en aquellos individuos no inmunizados por la exotoxina. Con el tiempo, pueden aparecer distintos linajes genéticos del EGA que dan lugar a diversas pirogénicas, lo que explicaría que una persona puede padecer la enfermedad más de una vez en su vida1,2,5.

El ser humano es el reservorio de la enfermedad. La transmisión se produce a través de pequeñas gotitas de saliva procedentes de las vías respiratorias o el contacto directo con personas enfermas. El contacto estrecho facilita su transmisión, de ahí, que las guarderías, colegios y el hogar sean reconocidos como lugares de riesgo2,6.

El periodo de incubación es de 2 a cinco días. Tras 12-24h del inicio del tratamiento, los niños pierden la capacidad de infectar. En el caso de portadores crónicos del EGA a nivel faríngeo, difícilmente pueden transmitir la toxina2.

CLÍNICA:

La escarlatina inicialmente aparece tras un periodo prodrómico, de características similares a una faringoamigdalitis estreptocócica acompañada de fiebre y cefaleas. Aparece un eritema orofaringeo, exudados y petequias en el paladar. Además, los primeros días la lengua se muestra blanca hasta que al cuarto día, aparece la conocida lengua en fresa tras el engrosamiento de las papilas1,2,4.

Transcurridas 24-48 horas del inicio de los síntomas, aparece el característico exantema escarlatiniforme eritrodérmico. Consiste en una erupción, difusa, eritematosa, papular, de color rojo intenso que blanquea a la presión. La piel se vuelve áspera al tacto, descrito comúnmente como “papel de lija”. El exantema maculopapular afecta al tronco y las extremidades, siendo más intenso en los pliegues de los antebrazos, donde aparecen petequias conociéndose como línea de Pastia. Al cabo de 3-4 días, la erupción comienza a desaparecer y se produce una descamación severa de manos y pies1,2,4.

La escarlatina puede dar lugar a complicaciones similares a las de una faringoamigdalitis. De forma precoz, destaca un proceso supurativo, que puede originar otitis media, absceso faríngeo y sinusitis. Si el proceso se alarga, de forma tardía pueden aparecer otras complicaciones como neumonía, meningitis, hepatitis, glomerulonefritis y fiebre reumática1,2,4.

DIAGNÓSTICO:

No existe una sintomatología patognomónica de la escarlatina. Puede presentarse clínicamente de diversas formas, lo que dificulta diferenciarlas de otras enfermedades como la enfermedad de Kawasaki, el shock tóxico o simples cuadros virales. La realización de test microbiológicos para la identificación del Streptococcus pyogenes del grupo A (EGA) en la faringe, ayuda en el diagnostico pero tampoco lo confirma2.

Es importante que el pediatra explore correctamente al niño, prestando atención a los siguientes aspectos: morfología de las lesiones, patrón de distribución, síntomas prodrómicos y concurrentes, exposiciones conocidas, exantema asociado, epidemiología local y hallazgos de examen físico y aparatos y sistemas1.

TRATAMIENTO:

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) señalan como primera elección de tratamiento, los antibióticos como la penicilina o amoxicilina. En el caso de alergias a la penicilina, se dará eritromicina. Para asegurar la efectividad del tratamiento, se debe iniciar antes de los nueve días de la aparición de los síntomas faríngeos1,4.

En cuanto a las medidas higiénico-dietéticas, se debe recordar a los padres la importancia de una buena hidratación con líquidos fríos, que ayuden a humidificar la garganta, alimentación blanda y un ambiente fresco.

Además, la escarlatina puede contraerse más de una vez en la vida. La higiene de manos es la medida más eficaz para evitar contraer la enfermedad o transmitirla a los demás. Por eso, la importancia de lavarse las manos después de toser o estornudar, antes de comer o el contacto con los alimentos. Así como evitar los objetos personales de la persona afectada como cubiertos, ropa de cama o toallas los cuales además deben ser minuciosamente lavados.

CONCLUSIÓN

Generalmente, es el pediatra el que se encarga del diagnóstico y tratamiento de los exantemas infantiles. Como ya hemos dicho, existe una gran variedad de enfermedades que cursan con exantema. A todas ellas, hay que sumarles la reaparición de nuevas infecciones causantes de exantemas debido a nuevos microorganismos como bacterias, virus, hongos y parásitos, desencadenantes alérgicos y la aparición de nuevas vacunas1,4.

Todo ello, obliga a que el personal de atención primaria esté en continua formación continuada para poder detectar con exactitud el origen de los exantemas e identificar aquellos que precisan un control epidemiológico, tratamiento antibiótico y una mayor vigilancia del estado de salud del niño4.

Los trabajadores y docentes de centros escolares, también deben familiarizarse con las enfermedades infecciosas estreptocócicas para poder llevar a cabo las medidas preventivas oportunas6.

Gracias al avance en la medicina, en las tres últimas décadas, se ha conseguido un descenso en la incidencia y mortalidad de enfermedades infecciosas como es el sarampión4.

BIBLIOGRAFÍA

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  3. Fernández García A, Villaverde González S, Echevarría Mayoa JE, Cilleruelo Ortega MJ, de Ory Manchóna F. Enfermedades exantemáticas virales: aspectos clínicos epidemiológicos y de laboratorio. A. Enferm Infecc Microbiol Clin. 2017;35(3):51-7.
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  6. Arnedo-Pena A, Meseguer-Ferrer N, Vivas-Fornas I, Gomila-Sard B, Romeu-García MA, Bellido-Blasco JB, Moreno-Muñoz R. Brote de escarlatina en un colegio de enseñanza primaria de La Vall d’Uixó (Castellón): epidemiología y control. Rev Enf Emerg. 2017;16(2):49-55.

 

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