AUTORES
- Sofía Aldonza Carracedo. Fisioterapeuta Servicio Aragonés de Salud. Zaragoza.
- Miguel Arnal Canudo. Fisioterapeuta Servicio Aragonés de Salud. Huesca.
- Antonio Baldellou Monclús. Fisioterapeuta Servicio Aragonés de Salud. Huesca.
- Lorena María Hernández Sánchez. Fisioterapeuta Servicio Aragonés de Salud. Zaragoza.
- Guillermo Palacio Gallego. Fisioterapeuta Servicio Aragonés de Salud. Huesca.
- Jorge Taberner Rodríguez. Fisioterapeuta Servicio Aragonés de Salud. Huesca.
RESUMEN
Las fracturas en estallido o burst son un tipo de lesión común dentro de las lesiones traumáticas de espalda. Debido a que su tratamiento abarca la posibilidad conservadora, así como quirúrgica, el fisioterapeuta debe conocer qué tipo de abordaje se propone para estos pacientes. Este documento aborda principalmente el tipo de tratamiento que se ha estudiado y se está estudiando, mencionando el tratamiento fisioterapéutico con referencia en guías de recomendaciones actuales y estudios recientes.
PALABRAS CLAVE
Fracturas por compresión, fracturas vertebrales, fisioterapia.
ABSTRACT
Burst fractures are a common type of injury among traumatic back injuries. Because their treatment encompasses conservative and surgical possibilities, physiotherapists should know what type of approach is proposed for these patients. This document mainly addresses the type of treatment that has been and is being studied, mentioning physiotherapeutic treatment with current recommendation guidelines and recent studies as references.
KEY WORDS
Fractures, compression, spinal fracture, physiotherapy.
DESARROLLO DEL TEMA
Las fracturas en estallido o en “burst” son un tipo de fractura traumática que ocurre por una combinación de fuerzas de flexión y compresión entre la columna anterior y media de la columna. Además, suelen ocurrir en escenarios de traumatismos de alta energía como caídas desde altura o accidentes de tráfico. El tipo de paciente suele ser un paciente politraumatizado, con lo que hay que tener en cuenta que será un cuadro dentro de una situación complicada donde haya más lesiones. Esto en ocasiones tiene por consecuencia un desplazamiento de fragmentos de hueso hacia el hueco neural y causa la compresión de elementos neurales1.
Los tratamientos pueden ser conservadores o quirúrgicos. En los últimos años se han comparado en estas dos posibilidades, abogando más por la terapia conservadora debido a: primeramente, la no resuelta necesidad de justificar el tratamiento quirúrgico, ya que se revisaron las hipótesis o argumentos utilizados para su uso, las cuales se pusieron en duda. Se solía asociar el tratamiento no quirúrgico a mayor deterioro neurológico, pero en varias investigaciones se ha encontrado raro2. Otro argumento a favor de la cirugía era que reducía la cifosis, pero en numerosos estudios se ha encontrado recidiva de la cifosis, y no han hallado diferencias entre tratamiento conservador y quirúrgico3,4. Por otro lado, el tratamiento quirúrgico atañe algunos riesgos que se podrían evitar con un tratamiento menos invasivo, como son la pseudoartrosis, las infecciones o el rechazo del implante. Pero la razón más fuerte para escoger el tratamiento conservador son los buenos resultados que se han conseguido con este, en comparación con el quirúrgico.
Como referencia, se suele utilizar la clasificación AO, en la que, según la localización y extensión de la lesión, agrupa en 5 tipos distintos las fracturas en burst, aumentando en severidad (desde A0 a A4)5.
Se ha de tener en cuenta que los criterios de inclusión y exclusión para tratar con una u otra terapia también han sido tema de debate. Uno de los criterios de no inclusión en el protocolo conservador ha sido el tipo de estructura afectada, como por ejemplo excluyendo a pacientes con afectación de la columna posterior6. Sin embargo, el estudio de Shen et al. en 1999 en Taiwán2, uno de los estudios más citados que trató el abordaje conservador incluyó diferentes tipos de ruptura ósea dentro de las fracturas de estallido (lámina, apófisis transversa y apófisis espinosa) así como la afectación a las tres columnas vertebrales. Utilizaron una órtesis mínima y ninguna restricción en cuanto a la movilidad. Se utilizó un tipo de órtesis de hiperextensión tipo Jewett en pacientes que lo toleran, pero fue opcional. Este tipo de órtesis tiene tres puntos de apoyo: suprapúbico, dorsolumbar y esternal. Además, hoy día esta órtesis permite fijarse en diferentes grados de basculación de la pelvis. Como medidas de control de dolor se utilizaron fármacos no-narcóticos, cataplasmas herbáceos o acupuntura. En cambio, en este estudio si se excluyeron las fracturas de pedículo o las dislocaciones facetarias.
Recientemente se ha tratado de dilucidar qué tipo de terapia es superior. Mencionamos como importante un estudio prospectivo con un seguimiento considerablemente largo -duración media de 223 meses- que comparó el tratamiento conservador y quirúrgico, realizado en 20157, encontró mejores resultados a largo plazo en el tratamiento conservador en cuanto a confort y funcionalidad. Además, encontraron más ocupación laboral tras las intervenciones en el grupo de tratamiento no conservador. El tipo de tratamiento fue portar una órtesis de yeso durante 8 semanas, permitiendo quitarlo para asearse.
Existe controversia en los protocolos de tratamientos conservadores ya que los resultados de los estudios difieren. Algunos de los estudios experimentales citados en guías de recomendaciones importantes, como en la European Journal of Trauma and Emergency Surgery en este mismo año5, 2023, han encontrado a la fisioterapia como la terapia que mejor tolera el paciente, pero no mencionan o detallan los tipos de terapias que se utilizan, con lo que no conocemos terapias superiores. Si se detalla que el protocolo suele ser de 6 semanas de fisioterapia tras un periodo de 3-5 días de descanso en cama. La fisioterapia además fue comparada con órtesis termoplásticas removibles y órtesis de yeso, y es llamativo que se encontró menos dolor residual con el tratamiento con órtesis, con lo cual es una opción recomendable8. Se ha de tener en cuenta las limitaciones en los estudios.
Existen en cambio otros estudios en los que encontraron una recuperación igual de pronta en pacientes que utilizaron y no utilizaron el TSLO o corsé toraco-lumbo-sacro. Un estudio realizado en Vancouber en 2014 mostró buenos resultados en cuanto al tratamiento sin órtesis que consistió en la movilización inmediata tan pronto como pudiera el paciente, y volver a la actividad normal a las 8 semanas. Durante esas primeras 8 semanas, compartieron con el protocolo de inmovilización la recomendación de sentarse con 90º de flexión de cadera y no levantar o llevar cargas que superen los 5 kilogramos de peso. La fisioterapia que se realizó consistió en durante las primeras 4 semanas caminar, tras las 4 primeras semanas isométricos, y a partir de las 8 semanas isotónicos. A las 9 semanas se incluyó a cada paciente en un programa de rehabilitación específico, con ejercicios relacionados con su ocupación laboral9.
En cuanto al tratamiento quirúrgico este ha consistido en estabilización, deambulación precoz, corrección de las deformidades y tendencia a la menor dependencia de las órtesis. Un tipo de operación común que se utiliza en años recientes (en zona toraco-lumbar) suele ser la artrodesis de segmento corto (de dos a cuatro niveles) con tornillo pedicular e injerto óseo autólogo en zonas posterolaterales e injertos óseos en zonas anterior de dos niveles, entre muchos otros7.
CONCLUSIÓN
Los abordajes descritos para los pacientes con fracturas vertebrales en burst muestran una buena posibilidad de recuperación y rehabilitación desde la terapia conservadora. Esto es interesante para los fisioterapeutas y hace el rol de estos más importantes, debido al campo en el que trabajan, de acción rehabilitadora y readaptadora para estos pacientes. Sin embargo, las investigaciones recientes no detallan los tipos de manejos en cuanto a la vuelta a la actividad física, la modulación del dolor de forma no farmacológica o la readaptación para la reincorporación a la vida normal o laboral, datos que para un fisioterapeuta son claves a la hora de toma de decisiones para poder aplicar las mejores técnicas para cada caso. Es por ello que en el ámbito de la fisioterapia se encuentra la necesidad de una descripción mayor de las técnicas en rehabilitación, así como de estudiar estas técnicas en relación con el tipo de paciente al que están dirigidas, debido a la alta variabilidad de factores entre individuos que hacen tan único cada caso.
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