La enfermedad del beso: mononucleosis infecciosa.

30 septiembre 2021

AUTORES

  1. María López Gómez. Técnico superior en Laboratorio de diagnóstico clínico. Hospital Universitario Miguel Servet (Zaragoza).
  2. María Dolores Fuentes Martín. Técnico Superior en Laboratorio de Diagnóstico Clínico. Hospital Universitario Miguel Servet (Zaragoza).
  3. Marta Sabanza Belloso. Técnico superior en Laboratorio de diagnóstico clínico. Hospital Universitario Miguel Servet (Zaragoza).
  4. Gabriel Ciprian Negru. Técnico superior en Laboratorio de diagnóstico clínico. Hospital Universitario Miguel Servet (Zaragoza).
  5. Beatriz Jiménez Moraleda. Técnico superior en Laboratorio de diagnóstico clínico. Hospital Universitario Miguel Servet (Zaragoza).
  6. Ana Cristina Miguel Molinos. Técnico superior en Laboratorio de diagnóstico clínico. Hospital Universitario Miguel Servet (Zaragoza).

 

RESUMEN

La mononucleosis infecciosa, también conocida popularmente como enfermedad del beso o enfermedad de los enamorados, es una enfermedad infecciosa producida por el virus Epstein-Barr, habitualmente benigna y autorresolutiva en el que la respuesta inmunitaria del huésped desempeña un papel fundamental. También puede ser causada por citomegalovirus y, en el 1% de los casos, por Toxoplasma gondii. La población entre 20-40 años tienen anticuerpos del VEB (Virus del Epstein-Barr), lo que indica una infección previa.

 

PALABRAS CLAVE

Serología, linfocitos, esplenomegalia, herpesviridae.

 

ABSTRACT

Infectious mononucleosis, also popularly known as kissing disease or lovesickness, is an infectious disease caused by the Epstein-Barr virus, usually benign and self-resolving, in which the host immune response plays a key role. It can also be caused by cytomegalovirus and, in 1% of cases, by Toxoplasma gondii. The population aged 20-40 years have antibodies to EBV (Epstein-Barr Virus), indicating a previous infection.

 

KEY WORDS

Serology, lymphocytes splenomegaly, herpesviridae.

 

INTRODUCCIÓN

Historia:

Cien años antes del descubrimiento del virus de Epstein-Barr (VEB), los científicos ya especulaba una causa infecciosa para un síndrome clínico inicialmente llamado fiebre glandular (fiebre, afectación amigdalar, esplenomegalia y leucocitosis mononuclear). Los científicos Paul y Bunell se encargaron de describir cómo los anticuerpos heterófilos se elevaban de manera espontánea en las muestras de pacientes que padecen esta patología infecciosa. En 964, el laboratorio Epstein analizó la biopsia de un linfoma y descubrió un nuevo, largo e icosahédrico virus de la familia de los herpes, este descubrimiento fue reportado en la revista Lancet y al virus se le atribuyó el nombre de sus descubridores: Epstein-Barr (por Anthony Epstein su colaboradora Ivonne Barr).1

Epidemiología:

El virus de Epstein-Barr está ampliamente distribuido por todo el mundo; de hecho, se estima que aproximadamente el 95% de los adultos con edades comprendidas entre los 35 y los 40 años han sido infectados.

Si bien la mononucleosis infecciosa puede afectar a cualquier individuo con independencia de su edad, la mayoría de los casos se observan en adolescentes y adultos jóvenes. Los niños se hacen susceptibles de padecer esta infección tan pronto como desaparecen los anticuerpos maternos. En general, se admite que la mononucleosis infecciosa es una enfermedad propia de personas jóvenes. Por el contrario, en ciudades con altos grados de higiene, así como en los países desarrollados, la infección se retrasa y las mayores prevalencias se registran en el grupo poblacional correspondiente a adultos jóvenes.

Aunque la mononucleosis puede padecer más de una vez, en muy raras ocasiones estos episodios son debidos a un resurgimiento de la actividad viral. La reactivación de la enfermedad sólo ha sido diagnosticada en pacientes que han recibido trasplantes.2

El único estudio español encontrado sobre incidencia de infección aguda por el VEB fue realizado a finales de los años 1980 en Cádiz, que duró una distribución bimodal de las infecciones agudas, con un pico en la infancia y otro en la juventud. Sin embargo, en ese estudio los picos de incidencia estaban en los 6-10 años y los 16-25 años de edad con una seroprevalencia de un 86%. 3 A día de hoy, se han encontrado datos en los que la seroprevalencia en pacientes adultos es más elevada, superior al 95%. El aumento más precoz de la seroprevalencia en mujeres se ha sugerido que podría deberse a que las mujeres tienden a tener relaciones sexuales con varones mayores que ellas y, por lo tanto, más frecuentemente seropositivos.4

Según los últimos registros de casos registrados en España en el año 2017, se registraron aproximadamente 28.500 casos de mononucleosis infecciosa.5

 

OBJETIVO

El objetivo de este artículo es poner en conocimiento este virus, Epstein-Barr (Herpesviridae), y la enfermedad que desencadena con alta tasa de contagio global. Y con ello, plasmar con información actualizada, la presente situación y cómo se lleva a cabo su detección en los laboratorios de microbiología clínica, así como su fisiopatología.

 

METODOLOGÍA

Se lleva a cabo la realización de una revisión bibliográfica buscando información relevante en diversos artículos de revistas científico-sanitarias. Como buscador de bibliografía se utiliza Google Académico, páginas web relacionadas con el tema (Elsevier, Scielo) y documentación de organismos oficiales.

 

RESULTADOS

Etiopatogenia:

El agente causante de la mononucleosis infecciosa en la mayoría de los casos es el virus de Epstein-Barr, virus que fue descubierto hace más de 40 años por microscopía electrónica en cultivos celulares procedentes de tejidos con linfoma de Burkitt. Posteriormente el ADN del virus fue detectado en tejidos de pacientes que sufrían carcinoma nasofaríngeo. Este virus también se ha asociado al linfoma no Hodgkin y a la leucoplasia vellosa oral en pacientes con sida. Recientemente este virus ha sido propuesto como el agente causal del síndrome de fatiga crónica.

Pertenece a la familia Herpesviridae, está compuesto por una doble hebra de ADN y su genoma codifica aproximadamente 80 proteínas. La citada doble hélice de ADN está rodeada por una cápside icosaédrica integrada por 164 capsómeros y por una cubierta glicoproteica en su parte más externa. Tiene tropismo por los linfocitos B, las células del epitelio cervical uterino, las células del epitelio ductal parotídeo y las células del epitelio oral. Una de sus principales características, propia también de otros herpesvirus, es su capacidad para originar una infección latente y muy persistente.2

La respuesta del huésped ante el virus de Epstein-Barr está íntimamente ligada con la integridad de su estado inmunológico, habiéndose comprobado que la infección tiene lugar preferentemente en individuos inmunológicamente deprimidos, en los cuales es posible una proliferación a gran escala de linfocitos B infectados. En adultos jóvenes y adolescentes, la infección tiene lugar a través de la saliva, al besarse con alguien infectado; por el contrario, en los niños, especialmente en aquellos que acuden a guarderías, el contagio se produce debido al estrecho contacto que hay entre ellos en sus actividades rutinarias.

El hombre es el único reservorio natural para este virus, que a causa de su frágil envoltura no puede sobrevivir mucho tiempo en el ambiente, por lo que la transmisión requiere la exposición a un virus fresco presente en los líquidos corporales (secreciones orales, genitales, sangre…). La transmisión no tiene lugar a través de fómites ni de aerosoles. Las glándulas salivales son reconocidas como el reservorio del virus de Epstein-Barr, interviniendo en la transmisión del virus por vía orofaríngea.6

Respuesta Inmune y sintomatología clínica:

Durante la fase inicial, el control de la infección corre a cargo de los linfocitos T, las células natural killer y algunos linfocitos T citotóxicos específicos; es característico de esta fase el aumento del interferón. En la fase posterior se forman células citotóxicas específicas para reconocer los antígenos nucleares del virus de Epstein-Barr, así como otras proteínas de membrana. Dichas células citotóxicas son las encargadas de destruir las células infectadas.

Si la inmunidad mediada por linfocitos T está comprometida, puede tener lugar una proliferación de linfocitos B, lo que supondría la evolución desde una mononucleosis infecciosa hasta un linfoma; no obstante, este tipo de evolución es sumamente raro.7

Clínicamente hay que destacar la existencia de un período de incubación que oscila entre tres y siete semanas, período que puede prolongarse hasta los 50 días. La duración de la fase sintomática oscila entre dos y cuatro semanas. En niños de menos de cinco años la infección suele ser asintomática, aunque cuando la enfermedad afecta a niños de más edad y a adolescentes, es posible la aparición de síntomas.8

La sintomatología más frecuente es la tríada clásica:

– Fiebre, que puede ser persistente, con una duración de 10 a 14 días.

– Faringitis (faringe eritematosa con exudado puntáceo, gris) muy dolorosa.

– Adenopatías cervicales posteriores, occipitales, retroauriculares, etc. de carácter inflamatorio.

Se resuelve de modo espontáneo al cabo de 2-3 semanas. Si bien la capacidad de transmisión de la enfermedad se mantiene hasta 18 meses después de que el paciente haya sufrido la infección primaria, no debe olvidarse que también existe la posibilidad de que el paciente pueda eliminar virus de forma intermitente durante toda su vida, siendo, por tanto, habitual la figura del portador asintomático.8

Laboratorio:

-Hematología: Leucocitosis en un 40-70% de los casos con valores entre 10.000 -20.000 células/ml con linfocitosis relativa y más de un 10% de linfocitos atípicos o células de Downey- Linfocitos grandes con núcleo poco denso -, son linfocitos T-CD8. Están presentes siempre en la infección por VEB, aunque también están presentes en otras infecciones como CMV. Un 25-50% de los pacientes presentan una plaquetopenia leve7.

– Bioquímica: la elevación de la GOT, GGT y LDH aparece en el 95% de los pacientes. La GGT puede persistir elevada durante un año.

– Anticuerpos heterófilos9, Paul-Bunell: Son anticuerpos tipo IgM que aglutinan hematíes de otras especies de mamíferos. Aparecen en la fase aguda de la infección con un pico a las 2-5 semanas. Es muy útil para el diagnóstico en niños mayores, adolescentes y adultos, ya que la sensibilidad es de 85-90%, 50% en la primera semana y un 60-90% en la segunda y tercera semana de enfermedad y una especificidad de 98-100%.

Otras pruebas serológicas se basan en la detección de anticuerpos específicos frente a antígenos que produce el virus de Epstein-Barr, entre los que destacan los antígenos de la cápside viral (sugieren infección aguda), antígenos precoces (aparecen únicamente durante el período de enfermedad) y antígenos nucleares (persisten de por vida).9

Tratamiento:

Esta patología en la mayoría de las veces tiene un curso benigno y autolimitado, razón por la cual el tratamiento se enfoca en mantener el bienestar sintomático de la persona que sufre la enfermedad, mientras el cuadro desaparece. Sin embargo, debemos ser cuidadosos y medir el coste-beneficio de varios regímenes terapéuticos. Los antivirales y esteroides no se recomiendan para el tratamiento de esta enfermedad. 10

Analgésicos y antipiréticos (paracetamol y antiinflamatorios no esteroideos [AINE]), que son los fármacos de elección para tratar los síntomas más generales de la enfermedad: fiebre, dolor e inflamación. No se aconseja el empleo de ácido acetilsalicílico por el riesgo de síndrome de Reye, ya que se trata de una enfermedad de origen vírico.

Fórmulas de uso tópico a base de antisépticos, anestésicos y antiinflamatorios, cuya indicación principal es aliviar las molestias de la zona orofaríngea.

El tratamiento debe incluir medidas de carácter no farmacológico, entre las que destacan la ingestión abundante de líquidos y reposo relativo para reducir el riesgo de rotura del bazo.11

El tratamiento preventivo con aciclovir o ganciclovir durante la terapia con anticuerpos antilinfocitarios o en el inicio del tiempo de trasplante reduce el rango de enfermedad linfoproliferativa en receptores de órganos trasplantados. 12

 

CONCLUSIÓN

La Mononucleosis Infecciosa es una enfermedad con un amplio espectro clínico, siendo el VEB el principal factor etiológico involucrado. Según su sintomatología clínica puede ser confundido con otro tipo de virus como la gripe común, o incluso un síndrome mieloproliferativo. Para poder llegar a un diagnóstico rápido, es necesario su estudio en laboratorio con pruebas serológicas fundamentalmente.

En las últimas décadas se ha visto aumentada la prevalencia de esta enfermedad dado a que los hábitos de vida se han visto modificados: los jóvenes salen a una edad más temprana, las mujeres mantienen relaciones sexuales con hombres de mayor edad, los niños (hoy día) van más a las guarderías…

Sorprendentemente, si hoy nos hiciéramos un cribado serológico con anticuerpos de infección pasada por Epstein-Barr, el 95% daríamos positivo.

El curso clínico puede ser solventado por el uso de analgésicos, ya que no se recomienda el tratamiento con antivirales (sólo en caso de cronicidad). Es importante considerar la profilaxis en grupos de alto riesgo por el riesgo potencial de complicaciones fulminantes, sobre todo en países subdesarrollados ya que los niños están expuestos en la primera infancia.

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. Callan M. The Inmune Response to 3. Epstein-Barr Virus. Microbes and Infection. 2004. p. 937-945.
  2. Losa JE, Miro JM, García F, Gatell JM. Síndrome mononucleósico. Medicine. 1998;7(82): 3813-7.
  3. Castaño MA, Gacía-Martos P, Díaz J, González ML, Fernández C, Agudo E. Infección por virus Epstein-Barr en la población de Cádiz. Rev Diag Biol, 40 (1991), pp. 110-3.
  4. Cour MI, Giménez A, Martínez JA, González-Cuadrado S, González-Gómez C, Martín CF, et al. Prevalencia del virus de Epstein-Barr en diferentes poblaciones de la zona centro.An Med Interna, 8 (1991), pp. 529-32
  5. Datos obtenidos de la web statista.com. 2017.
  6. Aronson MD, Auwaerter PG. Infectious mononucleosis in adults and adolescents. Last updated: Feb 26,2013. Literature review current through:Mar 2014.
  7. Oumade O, Kristin A, Hogguist H,Balfour A. Progress and problems in understanding and managing primary Epstein-barr virus infections. Clin. Microbiol.Rev. Jan 2011:193-209.
  8. Hervás A, Forcen T. Mononucleosis infecciosas. Guías clínicas 2002 (consultado el 17 de octubre de 2008).
  9. Paschale M, Clerici P. Serological diagnosis of Epstein-Barr virus infection: Problems and solutions. World J Virol 2012 Feb12;1(1):31-43.
  10. Borer A., Gilad J., Schlaffer F. Primary. Epstein-Barr Virus Infection in Immunocompetent Patients. Current Treatment Options in Infectious Disease. 2001. p. 67-77.
  11. Carrillo A, Ramos N, Sánchez J, Lozano C. Rotura espontánea de bazo secundaria a mononucleosis infecciosa. Anales de Pediatría. 2003;2:199.
  12. Cohen JI. Epstein-Barr Virus Infection. N Engl J Med 2000; 343: 481-492.

 

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