Proceso de atención de enfermería para adolescente con bulimia.

29 septiembre 2022

AUTORES

  1. Paula Arnas Rodríguez. Enfermera en Quirófano HUMS, Zaragoza, España.
  2. María Valverde de la Flor. Enfermera Hospitalización HUMS, Zaragoza, España.
  3. Eva Espada Gracia. Enfermera Hospitalización Infantil HUMS, Zaragoza, España.
  4. Carmen Cecilia Gonzalez García. Enfermera en UCI HUMS, Zaragoza, España.
  5. Sofía Teribia Arbella. Enfermera Atención Primaria en Centro Salud Tudela Oeste, España.
  6. Jorge Pérez Sánchez. Enfermero Hospitalización HUMS, Zaragoza, España.

 

RESUMEN

Los trastornos de conducta alimentaria engloba un grupo de trastornos mentales caracterizados por conductas alteradas ante la ingesta de alimentos y/o la aparición de comportamientos para controlar el peso. Tienen etiología multifactorial debido a la interacción de factores biológicos, psicológicos, físicos, sociales y culturales. Dentro de los TCA destacan la Anorexia Nerviosa y la Bulimia Nerviosa.

La Bulimia Nerviosa (BN) se caracteriza por episodios repetidos de ingestas descontroladas de grandes cantidades de alimentos (atracones), seguidas de conductas para compensar y evitar el exceso de peso (purgas).

La sociedad actual, con sus estándares de belleza, variedad de dietas y estilos de vida considerados sanos, contribuye a aumentar la prevalencia de este trastorno. Según los últimos estudios, en torno al 2,3% de mujeres, padecen BN a lo largo de su vida.

La BN, lleva asociados, además de otros trastornos mentales (depresión, ansiedad, aislamiento social) una serie de alteraciones orgánicas (desequilibrios hidroelectrolíticos, alteraciones cardíacas) que aumentan la mortalidad.

El tratamiento es individualizado. Su identificación precoz así como su tratamiento, conlleva un mejor pronóstico. El tratamiento es ambulatorio en las fases leves, siendo necesaria la hospitalización en casos más graves (alteraciones orgánicas o tendencias suicidas severas). La familia se marca como una pieza fundamental para estos pacientes. Por ello, se ve sometida a altos niveles de estrés, soportando una gran carga de responsabilidades médicas, además de la propia carga emocional.

Enfermería, es un eslabón clave de la cadena sanitaria, estando en contacto continuo con el paciente y la familia. Por ello, se debe formar respecto a la etiopatogenia de la enfermedad, conductas diagnósticas y terapéuticas a seguir ante la sospecha y confirmación de estos pacientes. La finalidad es ser capaces de detectar los posibles signos y síntomas de forma precoz, aportando cuidados de calidad y mejorando la calidad de vida de las familias.

En este artículo se expone el caso clínico de una paciente bulímica de 19 años de edad.

Se realiza un PAE (proceso de atención de enfermería). Para ello, se han valorado las 14 necesidades humanas básicas en base a la clasificación del modelo de Virginia Henderson. También se ha utilizado la taxonomía NANDA, NIC, NOC.

 

PALABRAS CLAVE

Enfermería, bulimia, prevalencia, cargas familiares, tratamiento, cuidados.

 

ABSTRACT

Eating disorders encompass a group of mental disorders characterised by altered behaviours before food intake and/or the occurrence of weight control behaviors. They have a multifactorial etiology due to the interaction of biological, psychological, physical, social and cultural factors. Anorexia Nervosa and Bulimia Nervosa stand out among the EDs.

Bulimia Nervosa (BN) is characterized by repeated episodes of uncontrolled ingestion of large amounts of food (binge eating), followed by behaviors to compensate and avoid excess weight (purging).

Today’s society, with its standards of beauty, variety of diets and lifestyles considered healthy, contributes to the increased prevalence of this disorder. According to the latest studies, around 2.3% of women suffer from BN in their lifetime.

In addition to other mental disorders (depression, anxiety, social isolation), BN is associated with a series of organic alterations (water and electrolyte imbalances, cardiac alterations) that increase mortality.

Treatment is individualized. Early identification and treatment leads to a better prognosis. Treatment is outpatient in the mild phases, with hospitalisation being necessary in more serious cases (organic alterations or severe suicidal tendencies). The family is a fundamental element for these patients. For this reason, they are subjected to high levels of stress, bearing a heavy burden of medical responsibilities, in addition to their own emotional burden.

Nursing is a key link in the healthcare chain, being in continuous contact with the patient and the family. For this reason, they must be trained in the aetiopathogenesis of the disease, diagnostic and therapeutic behavior to be followed when these patients are suspected and confirmed. The aim is to be able to detect possible signs and symptoms early, providing quality care and improving the quality of life of families.

This article presents the clinical case of a 19-year-old bulimic patient.

A PAE (nursing care process) is carried out. For this purpose, the 14 basic human needs have been assessed based on the classification of Virginia Henderson’s model. The NANDA, NIC, NOC taxonomy was also used.

 

KEY WORDS

Nursing, bulimia, prevalence, family burdens, treatment, care.

 

INTRODUCCIÓN

Los trastornos de conducta alimentaria (TCA) engloban un grupo de trastornos mentales caracterizados por una conducta alterada ante la ingesta alimentaria y/o la aparición de comportamientos destinados a controlar el peso. Se pueden acompañar de insatisfacción ante la percepción de la imagen corporal, el miedo a engordar y el pensamiento obsesivo hacia la alimentación1.

Entre las variantes más conocidas se encuentran la anorexia nerviosa (AN) y la bulimia nerviosa (BN). Se trata de patologías que alteran los procesos emocionales y cognitivos, provocando un deterioro funcional que afecta a la calidad de vida del paciente. Estos trastornos tienen un origen multifactorial debido a la interacción de factores psicológicos, físicos, sociales y culturales. Su presentación clínica es variable, de distinta gravedad, lo que implica diferentes opciones terapéuticas y la aplicación de tratamientos individualizados. Además, suelen aparecer asociados con otras enfermedades como la depresión, el abuso de sustancias o los trastornos de ansiedad1.

El término bulimia procede del griego “boulimos”, de bous (buey) y limos (hambre), literalmente significa “hambre de buey» o un hambre muy intensa2.

La Bulimia Nerviosa (BN), se caracteriza por episodios de ingestas exageradas de alimentos en períodos cortos de tiempo (atracones), acompañadas posteriormente de conductas compensatorias inadecuadas (purgas) de forma repetida, para así evitar el aumento de peso por los atracones.

Los episodios de atracones son recurrentes, con una duración aproximada de dos horas durante las que se ingieren grandes cantidades de alimentos, de forma rápida, con una sensación de pérdida de control sobre la ingesta. El malestar físico (dolor abdominal, náuseas) finaliza el atracón. Durante estos episodios, los pacientes ingieren alimentos dulces, ricos en calorías (pasteles, bollería). Este tipo de conductas de purga se deben sospechar en los jóvenes que aumentan progresivamente de peso, pese a llevar una ingesta disminuida o normal durante las comidas habituales. Tras este tipo de episodios, es frecuente la aparición de la llamada “angustia post-atracón” con sentimientos de culpa, depresión y rechazo por parte del paciente1.

Respecto a las conductas compensatorias, se distinguen purgativas (vómitos auto-inducidos, laxantes, diuréticos) o no purgativas (restricción alimentaria y/o ejercicio excesivo).

La Bulimia Nerviosa, tal y como se ha explicado anteriormente, al igual que otros TCA tiene etiología multifactorial. Desde el punto de vista social, este perfil de paciente se caracteriza por tener un alto rendimiento y responder a las presiones de la sociedad a favor de la delgadez. Vive preocupado por su aspecto, peso y atractivo sexual. Además, muchos están deprimidos y los estudios los relacionan con un mayor grado de depresión familiar 1.

La Anorexia Nerviosa y Bulimia Nerviosa se presentan en todo el mundo, entre mujeres y hombres de todos los grupos de edad, y se asocian con un mayor riesgo de mortalidad3.

Respecto a la incidencia de Bulimia Nerviosa, atendiendo a estudios realizados, según hallazgos del Registro Nacional de Pacientes en Noruega, se refleja una disminución significativa en las tasas de Incidencia general de BN en la atención secundaria entre 2010-2016. Tanto en la BN estrictamente definida (2010 con 18,5 casos; 2016 con 16,1 casos) como en la BN ampliamente definida (2010: 29,4 casos; 2016 26,9 casos). Se encontró una disminución significativa en las tasas de incidencia en todos los grupos de edad, salvo por una tendencia en aumento entre las niñas de 10-14 años, lo que implica un cambio de la enfermedad hacia edades más tempranas de aparición o detección. En los hombres, las tasas de incidencia se mantuvieron bajas a lo largo del tiempo, entre 1,7 y 2,5. Se encontró que la relación hombre: mujer era de 1:24 para la BN estrictamente definida y de 1:26 para BN ampliamente definida. Las edades comprendidas entre 15-29 años, se consideran de máxima incidencia3.

En cuanto a la prevalencia de la BN, en base a los estudios publicados en los últimos años sobre la prevalencia de la BN definida por el DMS-5, alrededor del 2,3% de mujeres la padece a lo largo de su vida. Respecto al sexo masculino hay pocos estudios, pero estos sitúan la prevalencia en torno al 01,-1,2% a lo largo de su vida. Los datos obtenidos reflejan que la BN se puede dar en todos los grupos de edad hasta los 80 años, aunque la prevalencia disminuye después de los 30 años3.

Tal y como se evidencia, la BN constituye un gran problema de salud pública. Actualmente, en la comunidad de Madrid, su prevalencia en la población femenina adolescente es del 3.7%. Además, los últimos datos reflejan que un tercio de las adolescentes realiza dietas para adelgazar y una de cada diez se provoca el vómito para perder peso. En cuanto a la conducta de “atracones” en los últimos 3 años, ha aumentado un 8% en chicas y un 14% en chicos. Respecto a la incidencia de la BN, en los últimos 10 años se ha multiplicado por tres la incidencia, alcanzando la tasa de 50/100.000 entre los 10 y 30 años de edad2.

En cuanto a su mortalidad, según el DSM-5 se estima en torno al 2% por década. El pronóstico varía según el momento del diagnóstico, tipo de padecimiento y factores asociados (conductas purgativas, consumo de sustancias, trastornos de personalidad, conflictos familiares). Se consideran factores de un buen pronóstico el inicio en edades tempranas y el poco tiempo de evolución1.

Respecto al diagnóstico y características clínicas, los pacientes bulímicos, al igual que los anoréxicos, comparten el rechazo a ganar peso y la preocupación centrada en el aspecto y peso. Sin embargo, los pacientes con Bulimia son más conscientes de la enfermedad; pese a negar su trastorno en las fases iniciales, lo que contribuye a mejorar su pronóstico1.

 

Las complicaciones de la enfermedad dependen de la frecuencia y el modo de los comportamientos. Por ejemplo, en las conductas purgativas el paciente se esconde (por culpa, vergüenza o para no suspenderlas) pudiendo pasar desapercibidas durante largos períodos de tiempo. Deben sospecharse cuando existen visitas frecuentes al baño durante y después de las comidas. Además, la mayoría de los pacientes con BN se encuentran en un rango de peso normal aunque algunos pueden estar por debajo o de forma contraria, tener sobrepeso1.

Al realizar pruebas analíticas a pacientes que recurren regularmente a purgas, los resultados muestran deshidratación y desequilibrios electrolíticos como hipopotasemia, hiponatremia, hipomagnesemia, hipocloremia y alcalosis metabólica (vómitos), acidosis metabólica (laxantes) e hiperamilasemia. Al realizar un examen físico destaca la callosidad en el dorso de la mano “signo de Russell” y al observar el esmalte dental, se aprecia amarillento debido al ácido del vómito1.

Respecto a la evolución de la Bulimia Nerviosa, esta presenta tasas más elevadas de recuperación parcial y completa que la Anorexia Nerviosa. Es preciso recalcar que los pacientes tratados, tienen mejor evolución respecto a aquellos que no reciben tratamiento, ya que estos últimos suelen ser crónicos, alternando períodos de normalidad-recaídas1.

El tratamiento de la AN y BN, al tratarse de patologías multifactoriales, es multidimensional. Además de la rehabilitación nutricional se incluye la psicoterapia cognitivo-conductual y la terapia familiar4.

La mayor parte de los pacientes con Bulimia Nerviosa no complicada, no necesitan ser ingresados. La combinación de psicoterapia con antidepresivos suele ser el tratamiento más eficaz para superar este trastorno, siempre de forma individualizada. Dentro de los tipos de psicoterapia, la TCC se considera el tratamiento de elección, basado en intervenciones cognitivas y conductuales.

Según los últimos estudios realizados, incorporar la Terapia Familiar en la Terapia Cognitivo Conductual (TCC) suele ser efectivo. Este tratamiento se divide en dos tipos (estratégico y estructurado). La TCC aborda las áreas fisiológica (aspectos relacionados con la tensión y las manifestaciones fisiológicas), cognitiva (interpretaciones irracionales y negativas sobre uno mismo y su entorno) y comportamental (evitación y afrontamiento incorrecto de situaciones). Se basa en técnicas orientadas a la resolución de problemas, entrenamiento de habilidades sociales, técnicas de relajación y reestructuración cognitiva, complementadas con grupos de autoayuda2.

Su como finalidad se basa en interrumpir el ciclo “dieta restrictiva-violación de la dieta-episodio de voracidad-conducta purgativa”, re-estableciendo una adecuada alimentación y un estado nutricional óptimo; reducir las restricciones alimentarias continuadas; y mantener el cambio después del tratamiento. Como inconvenientes de esta terapia cabe decir que se trata de un tratamiento especializado e individualizado y necesita un espacio de tiempo amplio (16-20 sesiones semanales, de hora u hora media)2.

Respecto al tratamiento farmacológico, se ha demostrado la eficacia de los antidepresivos, entre los que se incluyen los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, como la Fluoxetina1.

Pese a que existe un continuo debate sobre la utilidad de la farmacoterapia en pacientes con AN, cabe decir que en la BN está bien establecida. La Administración de Alimentos y Medicamentos para la Bulimia Nerviosa, aprueba la Fluoxetina (en dosis >60mg). Su efecto en el tratamiento de los síntomas parece ser independiente de sus efectos sobre el estado de ánimo y se relaciona con la saciedad, reduciendo los atracones4.

Además del tratamiento psicoterápico y/o farmacológico, como se ha hablado anteriormente, puede ser necesaria la hospitalización por desequilibrios graves tales como deshidratación, hipopotasemia, arritmia, inestabilidades médicas varias (bradicardia grave, hipotensión ortostática y convulsiones), atracones y purgas incontrolables, tendencias suicidas o fracaso del tratamiento ambulatorio1.

Por ello, es necesario conocer los síntomas de la enfermedad de forma precoz. De estos, aproximadamente un 36-70 % son trastornos afectivos, de los cuales un 20-60% son trastornos de ansiedad y, de este último porcentaje aproximadamente el 24 % es ansiedad generalizada. Aparece ante las comidas muy calóricas y frente a aquellas situaciones en las que se muestra públicamente la imagen corporal o se conoce a gente2.

 

Generalmente, los síntomas de la enfermedad, alcanzan su mayor grado durante la adolescencia tardía. Sin embargo, en las últimas décadas se han observado con más frecuencia en niños pequeños y jóvenes.

Pese al gran número de estudios, que han explorado los síntomas de la BN en adolescentes, no se ha podido examinar los aspectos específicos de género de los síntomas de BN y los factores de riesgo asociados. Aunque los síntomas de BN son más comunes en las mujeres, las tasas en los hombres se subestiman. Así, estudios recientes sugieren que la proporción de mujeres a hombres en adolescentes es baja en torno al 5:1 e incluso 4:1. Comparándola con la proporción de 10:1 en adultos, lo que enfatiza la importancia de explorar las tasas de Bulimia desde una perspectiva de género en la población general, y especialmente entre los jóvenes de las minorías étnicas urbanas5.

Entre los síntomas, la comorbilidad psiquiátrica en los trastornos alimentarios en adolescentes es frecuente, con episodios de ansiedad y depresión, estrés postraumático y abuso de sustancias .Tanto los primeros síntomas depresivos, como la afectividad negativa preceden a los síntomas de BN en la juventud. Además, la BN aumenta el riesgo de trastornos de ansiedad y depresión, consumo de drogas y autolesiones5.

Además de los factores de riesgo para la salud mental asociados con la BN otras investigaciones identifican la aparición de síntomas somáticos, como molestias gastrointestinales y problemas en los sistemas cardiovascular y endocrino5.

En este tipo de pacientes, tanto el hambre como la purga, calman inicialmente los sentimientos de ansiedad y reducen las obsesiones y compulsiones a través de una vía neuronal serotoninérgica. Sin embargo, durante el curso de la AN y BN, se altera el metabolismo de los neurotransmisores así como de la función endocrina, debido al déficit calórico, lo que provoca la aparición de trastornos mentales4.

La comorbilidad psiquiátrica, así como los antecedentes de ideación suicida o autolesión, y enfermedades mentales, suponen mayor riesgo de muerte en pacientes con trastornos alimentarios. Los problemas de socialización y las dificultades para ser asertivo también se consideran factores que contribuyen a mantener el trastorno alimentario. Mientras que los rasgos de temperamento de evitación del daño, junto con una alta evidencia de la recompensa, son factores protectores4.

Como otras complicaciones asociadas, principalmente en comportamientos purgativos, se encuentran los vómitos auto inducidos (suponen el 90% de comportamientos de purga) produciendo alteraciones electrolíticas (hipopotasemia) y ácido-base (alcalosis metabólica). Aparecen complicaciones locales del vómito y anomalías de electrolitos-bases. Además, los vómitos excesivos provocan un reflujo gástrico ácido persistente, provocando disfagia y dispepsia. Su tratamiento se basa en el cese de la conducta y la administración de IBP4.

Por otro lado, el Abuso de laxantes, provoca hipopotasemia, acidosis metabólica hiperclorémica y efectos locales como prolapso rectal, diarrea, hemorroides y hematoquecia4.

Como se ha explicado anteriormente, el tratamiento de la BN es inicialmente ambulatorio; por lo que desde el domicilio la familia desempeña una tarea fundamental6.

Por ello, se debe tener en cuenta que cuidar a una persona con TCA supone un estrés psicológico severo, con una serie de sentimientos de culpa, angustia y cargas adicionales, por lo que se debe tener en cuenta el cuidador principal, proporcionado la información que necesite sobre la enfermedad y su tratamiento6.

Diversos estudios han reflejado que las familias de personas con TCA tienen peor funcionamiento familiar respecto a las familias control (sin paciente TCA). También se ha encontrado que las familias de personas con trastornos alimentarios comparten algunas preocupaciones y necesidades con las familias de personas con esquizofrenia, como problemas de comunicación y preocupaciones sobre el futuro6.

La necesidad más frecuente que suelen presentar es el apoyo y asesoramiento por parte de un profesional. Se ha demostrado que intervenciones como la información práctica y personalizada, así como el tratamiento basado en la familia y la capacitación en habilidades para los miembros de la familia, reducen la angustia emocional y la carga de los cuidadores6.

La AN y BN se consideran enfermedades graves, crónicas y multifactoriales. El conocimiento de su etiología, clínica, comorbilidades y complicaciones nos permite un enfoque integral de tratamiento, donde la educación de los familiares resulta fundamental para su manejo y seguimiento. Además, la detección e inicio de forma precoz conlleva un mejor pronóstico.

Por todo ello, es de suma importancia que el personal sanitario tenga el conocimiento general de las características clínicas de la enfermedad, así como de su adecuado manejo. Es preciso recalcar el énfasis en la salud mental y sus factores de riesgo, para así poder realizar estrategias óptimas por parte de todo el personal de salud y conseguir un manejo y seguimiento multidisciplinario más adecuado.

La principal labor de enfermería es el cuidado profesionalizado, estando en continuo contacto con el paciente. Por ello, el objetivo de esta revisión bibliográfica es brindar información relevante y actual a los profesionales de la salud (enfermería) con respecto a la etiopatogenia de la enfermedad, conductas diagnósticas y terapéuticas a seguir ante la sospecha y confirmación de un paciente con AN y BN para así, ser capaces de detectar los posibles signos y síntomas de forma precoz, aportando cuidados de calidad y mejorando la calidad de vida de estos pacientes.

Los planes de cuidado de enfermería resultan una herramienta imprescindible a la hora de actuar ante los pacientes, para ofrecer los cuidados óptimos con el fin de conseguir la recuperación. Son un punto de partida para asegurar la calidad asistencial, determinan las intervenciones de enfermería y permiten una forma de trabajo ordenada y priorizada. Por todo ello, constituyen uno de los pilares básicos que determinan el compromiso que los profesionales tienen en el desarrollo de los cuidados7.

 

PRESENTACIÓN DEL CASO CLÍNICO

Mujer, de 19 años de edad, cursando primer curso del grado de DADE. Acude a la consulta acompañada de su madre, ya que a esta le preocupa el estado anímico de su hija (apática, dejando a un lado las relaciones sociales). Además, refiere que apenas come cuando se juntan en familia. Al realizar la exploración física a la paciente se objetiva:

Peso: 48 kg; Talla: 165 cm; IMC: 17,63 kg/tm2. Se observa coloración amarillenta de los dientes, junto con signos de calosidad en el dorso de la mano.

Desde los 15 años de edad, comienza con preocupación por su peso e imagen corporal. Realiza ballet en el conservatorio desde los 5 años. Refiere que no quiere estar gorda para no sentirse torpe, por lo que además de continuar haciendo deporte, decide cambiar su alimentación a base de fruta y productos de herbolario que actúan como laxantes. Además, realiza períodos de ayuno intermitente porque cita textualmente “gente a la que sigo por instagram lo hace y les sienta muy bien”. Al juntarse con su familia a cenar, realiza una ingesta normal, con la comida que se prepara para el resto de la familia. Al terminar, se marcha enseguida a su habitación porque dice que tiene mucho que estudiar. Su madre dice que la oye vomitar en el baño, repetidas veces. La madre le pregunta si está bien y la hija siempre le responde que: “me ha sentado mal la cena” o “estoy nerviosa por el examen de mañana”. Desde hace 2 meses la situación se ha agravado, ya que al llegar por la tarde a casa después de entrenar, realiza una ingesta exagerada previa la cena, vomita después, vuelve a cenar y se repite el episodio.

Antecedentes: amigdalectomía en 2011 por anginas de repetición. Sin AMC hasta la fecha.

Respecto a los antecedentes familiares, su padre es de complexión robusta. Su madre de constitución más delgada, refiere hacer tenido problemas de TCA durante su adolescencia, de los cuales la hija no es conocedora. Su hermana de 12 años, es de constitución delgada, sana.

Se trata de forma ambulatoria. Se desarrolla un plan de tratamiento psicológico con un enfoque cognitivo-conductual para reestructurar cogniciones y modificar sus conductas desadaptativas. Las técnicas utilizadas para la impresión clínica y el posterior tratamiento son: observación de la conducta, entrevista psicológica, análisis funcional de la conducta y evaluación piscológica8. Tras realizar posteriormente test, se evidencia la mejoría clínica de la paciente.

 

VALORACIÓN DE LAS NECESIDADES SEGÚN VIRGINIA HENDERSON

1. Oxigenación.

No se encuentra alterada. Tras la exploración física se evidencian constantes estables. TA: 10/65 mmHg, Fc: 65 lpm, SatO2 basal 99%.

2. Comer y beber adecuadamente.

Se encuentra alterada. Realiza episodios de atracones-purgas de forma diaria. Muchos días no desayuna (lo considera períodos de ayuno) o realiza ingestas mínimas. Al juntarse en comidas familiares, tras realizar ingestas consideradas calóricamente normales, lo valora como exceso recurriendo a purgas. Bebe grandes cantidades de agua diariamente. Consume productos herbario-dietéticos (laxantes).

3. Eliminar los desechos del organismo.

La paciente es capaz de controlar los esfínteres urinario y fecal. Este último se ve alterado por el uso de laxantes.

4. Movimiento y mantenimiento de una postura adecuada.

Es autónoma para realizar las ABVD. Sin embargo, desde hace 2 meses refiere sentirse extremadamente cansada. Comienza a faltar a sus entrenamientos por temor a no rendir lo suficiente.

5. Descansar y dormir.

Presenta dificultad para conciliar el sueño, por episodios de ansiedad.

6. Seleccionar vestimenta adecuada.

Es autónoma para realizar las AVBD. No precisa ayuda. Sin embargo, dado su estado mental muchas veces se queda bloqueada tras mirarse al espejo, sin saber qué ponerse. Finalmente, se niega a salir a la calle.

7. Mantener la temperatura corporal.

No alterada. Afebril.

8. Mantener la higiene corporal y protección de la piel.

Es autónoma para realizar las ABVD. Independiente para realizar su higiene e hidratación de la piel. Se evidencian signos de callosidad en el dorso de la mano.

9. Evitar los peligros del entorno (seguridad).

Refiere una autoestima baja, con distanciamiento social. Desde que los atracones de purgas se han vuelto frecuentes, no realiza ninguna cena ni comida con sus amigos.

10. Comunicarse con otros, expresar emociones, necesidades, miedos u opiniones.

Consciente, orientada. No del todo colaboradora. Presenta aislamiento social con su entorno cercano (familiares y amigos íntimos). Se siente incómoda y teme ser rechazada dados sus problemas con la comida. Le cuesta expresar sus sentimientos y pensamientos.

11. Ejercer culto a dios acorde con la religión.

En este caso, no es valorable. Se debe respetar y apoyar al paciente en base a sus creencias y valores.

12. Trabajar de forma que permita sentirse realizado

En este caso, la paciente estudia. Se considera exigente aunque no siempre está satisfecha con los resultados.

13. Participar en todas las formas de recreación y ocio.

Realiza ballet desde los 5 años. Actualmente entrena 4 días a la semana. Las últimas veces ha faltado a algún entrenamiento porque cita textualmente “estoy muy cansada y no voy a ir, si no doy el máximo”.

14. Aprender, descubrir o satisfacer la curiosidad que conduce a un desarrollo normal de la vida.

Alterado. Las personas empeoran su situación de salud o enferman por conocimientos insuficientes o inadecuados, por lo que la educación se considera como una parte fundamental de los cuidados básicos de la persona. La enfermera debe asegurarse de que el paciente y la familia han sido informados adecuadamente, ofreciendo la información que necesite. En este caso, al tratarse de una enfermedad cuyo tratamiento es ambulatorio, en la gran mayoría de los casos, el apoyo de su familia (con la que la paciente convive) es fundamental, por ello, se les debe dar toda la información y apoyo que precisen.

 

PLAN DE CUIDADOS DE ENFERMERÍA. NANDA, NIC, NOC

(00118) TRASTORNO DE LA IMAGEN CORPORAL (confusión en la imagen mental del yo físico).

Diagnóstico enfermero: trastorno de la imagen corporal r/c bulimia nerviosa m/p ansiedad.

Resultados (NOC) Imagen corporal (1200).

Indicadores de resultado:

  • 120002 Congruencia entre realidad corporal, ideal corporal e imagen corporal.
  • 120005 Satisfacción con el aspecto corporal.
  • 120007 Adaptación a cambios en el aspecto físico.

Intervenciones (NIC).

Mejora de la imagen corporal (5220).

  • Ayudar al paciente a determinar el alcance de los cambios reales producidos en el cuerpo o en su nivel de funcionamiento.
  • Determinar si se ha producido un cambio físico reciente en la imagen corporal del paciente.
  • Ayudar al paciente a separar el aspecto físico de los sentimientos de valía personal, si es preciso
  • Ayudar a determinar la influencia de los grupos a los que pertenece, en la percepción del paciente de su imagen corporal actual.
  • Ayudar al paciente a hablar sobre los factores estresantes que afectan a la imagen corporal.
  • Determinar las percepciones del paciente y su familia, sobre la alteración de la imagen corporal frente a la realidad.

 

(00146) ANSIEDAD (vaga sensación de malestar o amenaza acompañada de una respuesta autonómica; sentimiento de aprensión causado por la anticipación de un peligro. Es una señal de alerta que advierte de un peligro inminente y permite al individuo tomar medidas para afrontarlo).

Diagnóstico enfermero: Ansiedad r/c crisis pasajeras m/p ingestas copiosas y aislamiento social.

Resultados (NOC) autocontrol de la ansiedad (1402).

  • Indicadores de resultado:

140202 Elimina precursores de la ansiedad.

140207 Utiliza técnicas de relajación para reducir la ansiedad.

1402016 Ausencia de manifestaciones de una conducta de ansiedad.

Intervenciones (NIC):

Disminución de la ansiedad (5820).

  • Escucha activa.
  • Manejo de la conducta.
  • Prescribir medicación.
  • Técnica de relajación.

 

(00013) DIARREA (eliminación de heces líquidas, no formadas).

Diagnóstico enfermero: Diarrea r/c abuso de laxantes m/p pérdida de heces líquidas y abundantes cada 3 horas.

Resultados (NOC) Continencia intestinal (0500).

  • Indicadores de resultado.

050003 Evacuación normal de heces, al menos cada 3 días.

050018 Controla la calidad y la consistencia de las heces.

050006 Tono esfinteriano adecuado para el control de la defecación.

Intervenciones (NIC).

Manejo intestinal (0430).

  • Cuidados perineales.
  • Manejo de la nutrición.
  • Manejo de líquidos.
  • Vigilancia de la piel.

 

(00002) DESEQUILIBRIO NUTRICIONAL: inferior a las necesidades corporales.

Diagnóstico enfermero: desequilibrio nutricional: inferior a las necesidades corporales r/c ingesta inferior a la recomendada m/p pérdida brusca de peso y falta de energía.

Resultados (NOC) Autocontrol del trastorno de la alimentación (1411).

  • Indicadores de Resultado.

141102 Participa en el establecimiento con un profesional sanitario de objetivos dietéticos alcanzables.

141107 Sigue un plan de alimentación saludable.

141113 Elimina conductas de alimentación desadaptativas.

Intervenciones (NIC):

Manejo de la nutrición (1100).

  • Determinar el estado nutricional de la paciente y su capacidad para satisfacer las necesidades nutricionales.
  • Determinar las preferencias alimentarias del paciente.
  • Monitorizar las calorías y la ingesta alimentaria.

 

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