AUTORES
- Ana Sánchez Molina. Enfermera en Servicio Aragonés de Salud.
- Lara Campillos Oficialdegui. Enfermera en Servicio Aragonés de Salud.
- Soraya Lainez Torrijo. Enfermera en Servicio Aragonés de Salud.
- Alejandra Jerónimo Huete. Enfermera en Servicio Aragonés de Salud.
- Coral Anamaría Gil de Bernabé. Enfermera en Servicio Aragonés de Salud.
- Teresa Guillén Gines. Enfermera en Servicio Aragonés de Salud.
RESUMEN
La Gangrena de Fournier es una infección altamente severa que afecta al periné, región perianal y/o zona genital resultado de la acción sinérgica en la colonización de microorganismos aerobios y anaerobios, siendo más prevalente en hombres que en mujeres y presentando una elevada tasa de morbimortalidad. Por ello, se ha considerado necesario realizar una revisión de la literatura actual sobre esta patología tan desconocida en nuestra sociedad y destacar también la importancia del papel de enfermería en su resolución satisfactoria.
PALABRAS CLAVE
Gangrena Fournier, fascitis necrotizante, mortalidad, epidemiología, terapias avanzadas, incidencia, diagnóstico, tratamiento.
ABSTRACT
Fournier’s Gangrene is a highly severe infection that affects the perineum, perianal region and/or genital area resulting from the synergistic action in the colonization of aerobic and anaerobic microorganisms, being more prevalent in men than in women and presenting a high rate of morbidity and mortality. For this reason, it has been considered necessary to carry out a review of the current literature on this pathology so unknown in our society and also highlight the importance of the role of nursing in its satisfactory resolution.
KEY WORDS
Fournier gangrene, necrotizing fasciitis, mortality, epidemiology, advanced therapies, incidence, diagnosis, treatment.
INTRODUCCIÓN
Los objetivos de este artículo monográfico son realizar una revisión de toda la información disponible acerca de la Gangrena de Fournier.
Además de ello, conocer qué incidencia y prevalencia tiene en nuestra sociedad, explorar las múltiples causas que pueden originar dicha patología y conocer qué alternativas de diagnóstico y tratamiento están disponibles en la actualidad
A medida que aumenta la esperanza de vida en nuestra sociedad también lo hace la aparición de patologías crónicas, con una repercusión elevada a nivel de salud pública pues requieren para su tratamiento del esfuerzo de los profesionales sanitarios. Dentro de las mismas, encontramos las heridas de difícil cicatrización1.
Podemos definirlas como aquellas en las que se produce la pérdida total o parcial de la superficie epitelial de la piel cuya cicatrización requiere de períodos prolongados de más de 6 semanas, llevándose a cabo siempre por segunda intención1.
Dentro de este grupo de heridas encontramos la Gangrena de Fournier, cuyo primer caso descrito en la literatura data en el año 1764 no siendo hasta 1883 cuando, derivado de la descripción de cinco casos por parte del primer catedrático francés en enfermedades sifilíticas y cutáneas Dr. Jean Alfred Fournier, fue descrita minuciosamente2,3.
La Gangrena de Fournier se define como una infección potencialmente severa que implica la afectación anatómica del periné, región perianal y/o la zona genital consecuencia de su colonización por bacterias anaerobias y aerobias dando lugar a una fascitis necrosante de tipo I que puede llegar a producir una grave toxicidad sistémica1.
Por lo general, su aparición es resultado del sinergismo entre microorganismos tanto aerobios como anaerobios siendo los más implicados las Enterobacterias, dentro de las cuales destacan la Echerichia Coli (56.5%), Staphylococcus aureus (34.8%) y Streptococcus (13.1%), encontrándose en menor proporción las Pseudomonas aeruginosa, Clostridium, Proteus, Klebsiella y Bateroides3.
Esta patología se puede clasificar en dos grandes grupos1:
- Fascitis Necrosante tipo I (origen polimicrobiano) resultado de la combinación de uno o más anaerobios facultativos y enterobacterias.
- Fascitis Necrosante tipo II (estreptocócica) que tiene origen monomicrobiana donde los agentes causales son estreptococos betahemolíticos del grupo A.
El origen de la misma por lo general suele darse como consecuencia de una infección localizada de origen perianal, periuretral o genital, siendo también un foco de origen cualquier lesión en la piel, incluyendo heridas quirúrgicas, úlceras por presión o procesos traumáticos. En menor medida existen otras patologías que pueden producirla como la leucemia aguda, lupus eritematoso sistémico, enfermedad de Crohn o infección por VIH3.
Una vez generada dicha infección se produce un trastorno inflamatorio de la túnica interna de las paredes arteriales la cual genera una trombosis vascular subcutánea con la consiguiente aparición de necrosis en los tejidos. A su vez, dicha necrosis permite la entrada de microorganismos en las zonas que se encontraban estériles lo cual desencadena una proliferación de proteínas y enzimas que tiene como resultado un aumento de la inmunosupresión. Otro factor importante en la producción de la Gangrena radica en la alteración del funcionamiento de los leucocitos fagocitarios, pues la disminución del oxígeno en el tejido necrótico provoca que no sean capaces de generar radicales antibacterianos, lo que favorece la extensión de la infección1,3.
Al instaurarse, se inicia una cascada de síntomas y signos variados. Por lo general, comienza con prurito o dolor en la zona del escroto o pene que suele acompañarse de fiebre y escalofríos, el edema que se genera puede extenderse a pared abdominal o dirigirse hacia tejidos perianales o muslos. Todo ello acompañado de los efectos sistémicos característicos de la infección como son: náuseas, vómitos y delirios resultando la micción dificultosa y dolorosa. La evolución de la necrosis junto con el incremento de la hiperemia de los genitales provocará la disminución del dolor provocando el desarrollo de sepsis, insuficiencia multiorgánica y el fallecimiento1,4.
Otro aspecto importante a remarcar son los factores predisponentes, siendo los más comúnmente asociados la diabetes mellitus, el alcoholismo, la obesidad y las neoplasias malignas. También se han producido casos en pacientes inmunosuprimidos post trasplante y en personas VIH positivas3.
Una vez establecidas cuales pueden ser las posibles causas que originan esta patología, es de remarcar la importancia de un diagnóstico precoz. Se debe iniciar con la validación de la presencia de fluctuación, sensibilidad localizada, crepitación y traumatismos en la zona genitoperineal que corresponde al área clínica, para posteriormente continuar con la parte histológica que viene determinada por la presencia de fascitis necrosante. Para ello, es útil el empleo de métodos que permitan determinar la extensión de la misma como la tomografía computarizada, además de la resonancia magnética para especificar el rango de la infección. Todo ello, debe complementarse con un estudio bioquímico completo, hemograma y hemocultivos para especificar que antibioterapia es la adecuada1,3.
Cuando se determina un diagnóstico claro se debe iniciar el tratamiento adecuado. Inicialmente, deben administrarse líquidos y antibióticos de amplio espectro (metronidazol, penicilina, gentamicina y cefalosporinas de tercera generación) para posteriormente continuar con el desbridamiento quirúrgico de todas las áreas necróticas y repetirlo si fuese necesario, este procedimiento es clave para evitar el avance de la necrosis. Además de este procedimiento resulta fundamental una adecuada cura de las heridas diariamente por parte del profesional de enfermería y si fuese necesario el plantearse la derivación de la orina o las heces mediante citostomía o colostomía temporal1,3.
En este sentido existen opciones terapéuticas avanzadas que muestran evidencias de ser eficaces para el manejo de la reducción del edema y favorecer la cicatrización de las heridas como es la terapia asistida por vacío, aunque cuentan con la desventaja de mostrar un efecto agonista por favorecer el crecimiento de bacterias aerobias y producción de radicales libres al crear un ambiente rico en oxígeno2.
Se estima que se presentan 1,6 casos por cada 100.000 hombres por año, siendo los varones los más afectados en una proporción 10:1 en comparación con las mujeres. La edad media oscila entre los 20 y los 50 años siendo el promedio sobre los 40 años. Esta patología presenta una alta morbimortalidad encontrándose entre el 3% y el 45%. Se estima que por lo general presentan un buen pronóstico cuando el tratamiento se instaura en la fase inicial de la enfermedad, siendo el rango medio de estancia hospitalaria entre 2 y 280 días1,4.
CONCLUSIONES
La Gangrena de Fournier es una patología poco frecuente en nuestra sociedad, pero a la que se asocia una alta morbimortalidad presentando una prevalencia mayor en hombres que en mujeres, debiéndose está a la diferencia anatómica existente.
En cuanto a la mortalidad se encuentra muy determinada por el punto de origen de la misma, teniendo como tratamiento esencial el desbridamiento quirúrgico en primera instancia siendo fundamental realizarlo en las primeras 12 horas, previo a este proceso se debe asegurar un buen soporte clínico y hemodinámico, así como la administración parenteral de antibióticos de amplio espectro.
Fundamental el papel que desarrolla el personal de enfermería en todo este proceso pues es el encargado de realizar las curas diarias que se necesitan para el buen mantenimiento de la herida, controlando sus características, exudado, color, tamaño y olor. Además, debe informar tanto al paciente como a sus familiares acerca de dicha patología y controlar el estado hemodinámico del paciente.
BIBLIOGRAFÍA
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