AUTORES
- Celia Albericio Gil. Graduada en Enfermería. Hospital Universitario Miguel Servet. Sector II.
- Marta López de la Manzanara Calvo. Graduada en Enfermería. Hospital Universitario Miguel Servet. Sector II.
- Paula Betés Pola. Graduada en Enfermería. Hospital Universitario Miguel Servet. Sector II.
- Marta Alquezar Becerril. Graduada en Enfermería. Hospital Universitario Lozano Blesa. Sector III.
- Blanca Guadalupe Ocaña Cereceda. Graduada en Enfermería. Hospital Universitario Miguel Servet. Sector II.
- Andrea Gracia Olivera. Graduada en Enfermería. Hospital Universitario Lozano Blesa. Sector III.
RESUMEN
La piel humana es la primera línea de las defensas contra infecciones externas o sustancias tóxicas, y es un hábitat ambiental en el que pueden colonizar diversos microorganismos. La composición de la microbiota de la piel es variable entre personas y entre la localización de la piel siendo ésta un órgano que desempeña un papel importante y clave en los procesos inmunológicos.
PALABRAS CLAVE
Piel, microbiota, sistema inmune.
ABSTRACT
Human skin is the first line of defenses against external infections or toxic substances, and is an environmental habitat in which they can colonize various microorganisms. The composition of the skin microbiota varies between people and between the location of the skin, this being an organ that plays an important and key role in immunological processes.
KEY WORDS
Skin, microbiota, immune system.
DESARROLLO DEL TEMA
ESTRUCTURA DE LA PIEL
La piel es el órgano más grande del cuerpo humano. Está formado por 3 capas: epidermis, dermis e hipodermis; cada una de las cuales desempeña una serie de funciones, relacionadas entre sí. Tiene múltiples funciones como son: regular la inmunidad, circulación, temperatura corporal, protección solar, función barrera, sensibilidad física, etc.1.
COMPOSICIÓN MICROBIANA DE LA PIEL:
La microbiota de la piel es un gran organismo colonizado por múltiples microorganismos microbianos que viven como saprófitos y están en constante comunicación con la piel, dicha flora desarrolla un importante papel en la protección y barrera cutánea. La diversidad de poblaciones microbianas depende de la topografía y fisiología de cada zona del cuerpo y cada área. Alteraciones en este equilibrio, pueden causar infecciones2,3.
Cada persona tiene una microbiota distinta, esta queda determinada desde el nacimiento y varía en función de la edad, el estilo de vida (dieta, tratamientos, etc.), el entorno (factores externos como polución, sol, temperatura), la zona de la piel en que se encuentra adaptándose a sus características y función. Comparada con la del intestino, es mucho más variada (en especies) y más variable en el tiempo (más adaptativa). Está en perfecto equilibrio con la capa córnea. El equilibrio entre las diferentes especies es fundamental2,3.
Se puede dividir en dos grupos:
- Flora residente: formada por organismos que se multiplican y sobreviven adheridos a la superficie cutánea, y son los que se encuentran de forma dominante en ella4. La flora fúngica se encuentra representada por la familia de Malasezia y la flora parasitaria es escasa, principalmente representada por Demodex folicullorum, parásito saprófito que se localiza en folículos pilosos4,5.
- Flora transitoria: Se encuentra depositada en la superficie de la piel desde el medio ambiente, pero no tiene capacidad para adherirse a ella. Representada principalmente por bacterias Gram (+) como Estreptococo del grupo A, Estafilococo aureus, y del género de Neisseria; también está la flora fúngica como Cándida albicans, la cual se considera patógena siempre que se aísla en piel6.
SISTEMA INMUNITARIO CUTÁNEO:
El papel principal de la piel es servir como barrera física, protegiendo los cuerpos de posibles agresiones. También sirve como conexión con el entorno exterior. Los microorganismos simbióticos ocupan una amplia gama de nichos de la piel y protegen contra la invasión de organismos patógenos. Estos microorganismos también pueden desempeñar un papel en la educación de los miles de millones de células T que se encuentran en la piel, preparándolos para que respondan a primos patógenos similares7.
El concepto de la piel como un órgano pasivo ha cambiado debido a la descripción de la función de las células de Langerhans en la hipersensibilidad por contacto, la estimulación de estas por los linfocitos T alogénicos y la producción del factor epidérmico activador de timocitos (ETAF) producido por las células de Langerhans y los queratinocitos8. Estos hallazgos sugieren que los productos de las células epidérmicas tienen una participación importante en las reacciones inmunológicas9.
ALTERACIÓN DE LA BARRERA CUTÁNEA:
El entorno formado a alrededor de las personas, que incide directamente con el estilo de vida y hábitos alimentarios, las pérdidas de biodiversidad y la disminución del contacto con la naturaleza están contribuyendo a la pérdida de la diversidad a nivel microecológico, incluidos los propios hábitats microbianos, además de aumentar los iniciadores de la alteración de la permeabilidad de la barrera cutánea. Alteraciones de ésta darán como resultado una pérdida de homeostasis, una disbiosis que conlleva a un estado de enfermedad10,11.
Las alteraciones de ese equilibrio cutáneo pueden ser por diversas causas, tanto externas como internas, las cuales pueden modificar esa estabilidad entre el huésped y el hospedador, por ejemplo, el acné en el huésped puede estar producido por una alteración en la producción de andrógenos, y una alteración en la queratinización puede provocar que la bacteria Propionibacterium acnés colonice los folículos pilosos. Además de esta, son bien conocidas otras alteraciones en la barrera epidérmica en los casos de Dermatitis atópica (DA), Psoriasis, Rosácea y para todos los humanos en el caso del envejecimiento cutáneo12.
RELACIÓN PROBIÓTICOS Y PIEL:
La OMS define probióticos como «microorganismos vivos que, cuando se consumen en cantidades adecuadas, confieren un efecto sobre la salud del huésped». Los probióticos son una cepa única o una mezcla de microorganismos que tienen una serie de efectos beneficiosos en el organismo humano como el fortalecimiento del sistema inmunológico, la reducción de la inflamación y la aceleración del proceso de curación de la herida.
Los probióticos contrarrestan las bacterias patógenas, apoyan la función de barrera y contribuyen a la regulación de las respuestas inmunes innatas y adaptativas, es decir, ejercen su acción a través de la reparación epitelial, el aumento de la barrera intestinal y la modulación de la respuesta inmunitaria. Asimismo, la idea de utilizar probióticos para contrarrestar la disbiosis de la piel parece factible y prometedora. Estudios clínicos iniciales ya informaron que los probióticos pueden ejercer otros efectos beneficiosos para la salud más allá del bienestar intestinal, relacionados con la piel como: mejorar el eccema atópico, la dermatitis atópica, la curación de quemaduras y cicatrices, rejuvenecer la piel y también mejorar la inmunidad innata de la piel. En 2010, Arck et al. propusieron el concepto de eje intestino-cerebro-piel, el cual sugiere que la modulación del microbioma mediante el despliegue de probióticos puede ejercer profundos efectos beneficiosos, por ejemplo, sobre la inflamación de la piel y la homeostasis de la piel. Se ha visto en temas anteriores cómo los factores ambientales, y en concreto el ambiente microbiano, pueden influir en la expresión de los genes (epigenética). Si bien un individuo puede tener una predisposición genética a desarrollar una afección como lupus o diabetes, una exposición a un factor ambiental específico ejerce presión sobre el genoma, determinando si la enfermedad finalmente se desarrolla y si lo hace con la gravedad con la que se va a presentar la enfermedad. Las nuevas ideas sobre las interacciones entre los probióticos y los receptores del huésped han demostrado la capacidad de los probióticos para modular la expresión génica y la diferenciación celular del sistema inmune13,14.
CONCLUSIÓN
Desde que nacemos, en nuestra piel viven microorganismos y billones de bacterias y microbios, conocidos como microbiota o flora. Éstos se encuentran en la superficie cutánea y nos ayudan a desarrollar el sistema inmunológico que protege nuestra piel. Los probióticos, microorganismos vivos, pueden ayudar a mantener dicho equilibrio estable.
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