AUTORES
- Ana Mercedes Aparicio Izquierdo. Diplomada en Enfermería. Hospital Provincial de Castellón.
- Noelia Andrés Gómez. Diplomada en Enfermería. Hospital Universitario Miguel Servet.
- Cecilia Delgado Lería. Diplomada en Enfermería. Hospital Universitario Miguel Servet.
- María Pilar Ariño Cortés. Diplomada en Enfermería. Hospital Universitario Miguel Servet.
- Silvia Aznar Arévalo. Diplomada en Enfermería. Hospital Clínico Lozano Blesa.
- Mª Cristina Núñez Martínez. Diplomada en Enfermería. Hospital Universitario de Santa Barbara.
RESUMEN
El cáncer de cuello uterino es un tipo de neoplasia frecuente en nuestro país. Se producen 3,6 muertes por cada 100.000 mujeres anualmente. Se puede detectar en estadios iniciales, mediante el cribado. Esta prevención permite detectar lesiones precursoras antes del inicio de síntomas. Para realizar el cribado se realiza citología cervical y prueba de VPH, normalmente realizada por personal sanitario, y más recientemente mediante auto-toma, realizada por la propia usuaria.
En España se realiza cribado poblacional según el Programa de cáncer de cérvix. Este incluye pruebas a mujeres entre 25 y 65 años. A mujeres con edades comprendidas entre 25 y 34 años se realiza citología cada tres años. Y a mujeres con edades comprendidas entre 35 y 65 años se realiza determinación del virus del papiloma humano cada 5 años.
Una herramienta para combatir este tipo de cáncer es la vacunación. Actualmente se vacunan a ambos sexos a partir de 11 años. La vacuna genera inmunidad frente algunos subtipos de VPH, entre los que encontramos el 16 y 18, que son los más antigénicos, por lo que una vacunación temprana antes del inicio de las relaciones sexuales podría evitar el desarrollo del cáncer de cérvix por estos subtipos.
PALABRAS CLAVE
Tamizaje masivo, cérvix, papiloma, citología, prevención de enfermedades.
ABSTRACT
Cervical cancer is a common type of neoplasia in our country. There are annually 3.6 deaths per 100,000 women. Through screening, it can be detected in early stages. Prevention makes it possible to detect prior lesions to the onset of symptoms. To carry out the screening, cervical cytology and HPV testing are performed, normally carried out by health professionals, and more recently by self-sample, carried out by the user itself.
In Spain, the screening of its population is performed according to the Cervical Cancer Program, which includes testing women between the ages of 25 and 65. Women aged between 25 and 34 years undertake a cytology every three years. And women between the ages of 35 and 65 are tested for human papillomavirus every 5 years.
Vaccination is a tool for combating this type of cancer. Nowadays, children at 11 years old and older are being vaccinated. The vaccine generates immunity against some HPV subtypes, among which we find 16 and 18, which are the most antigenic. So early vaccination before the onset of sexual relations could prevent the development of cervical cancer related to these subtypes.
KEY WORDS
Mass screening, cervix uteri, papiloma, cytology, disease prevention.
DESARROLLO DEL TEMA
El cáncer de cuello de útero se origina en las células que revisten el cuello uterino (parte inferior del útero). Está compuesto por dos partes:
- Endocérvix: abertura del cuello que conduce hasta el útero (zona cubierta por células glandulares).
- Exocérvix: parte externa del cuello (zona cubierta por células escamosas). Es la zona que se observa durante la prueba de Papanicolau.
Estos dos tipos celulares, se unen en el cuello uterino en la zona de transformación. La mayoría de los cánceres de cérvix se originan en esta zona de transición.
En las últimas investigaciones, se ha confirmado que el virus del papiloma humano (VPH) es el agente causal de prácticamente la totalidad de los casos de neoplasias de cérvix y de sus lesiones precursoras. La mayoría de las infecciones no tienen consecuencias y regresan a la normalidad espontáneamente en los dos primeros años. Una infección de VPH persistente puede tener una latencia de 10 a 15 años, hasta el desarrollo de la infección vírica.
El VPH también está relacionado con otros tipos de cáncer que afectan a ambos sexos, como el anal, de cabeza y cuello, y al sexo masculino, como el de pene.
Hasta la fecha se han identificado alrededor de 200 tipos de VPH. De estos unos 40 infectan el epitelio cuello uterino y de estos, 14 están clasificados por la Organización Mundial de la Salud como cancerígenos o como de alto riesgo oncogénico (ver anexo 1). Los subtipos 16 y el 18 provocan aproximadamente el 70% de las lesiones cervical y el resto tipos explican el 25-35% restante1-9.
FACTORES DE RIESGO:
Determinados factores de riesgo están asociados a la infección por VPH. Principalmente, el inicio precoz de las relaciones sexuales y un elevado número de parejas. Existe un riesgo potencial en mujeres que toman anticonceptivos orales, ya que no utilizan tan frecuentemente métodos de barrera. Mujeres con antecedentes de lesión igual o mayor a HSIL/CIN2, tienen un riesgo mayor de contraer cáncer de cérvix en un futuro.
Se consideran situaciones especiales (tendrán un cribado con ruta diferente):
1. Mujeres con movilidad reducida.
2. Inmunodepresión (en especial por infección VIH).
3. Conización cervical.
4. Mujeres con histerectomía.
5. Embarazo
Hay que individualizar la actuación clínica en función del riesgo personal:
1) Mujeres asintomáticas con lesiones cervicales precursoras que presentan riesgo
de transformación a cáncer de cuello uterino y cuyo tratamiento evita la progresión.
2) Mujeres con cáncer de cuello uterino en estadio inicial que pueden tratarse1-4,6,10.
EPIDEMIOLOGÍA:
Cada año se diagnostican a nivel mundial más de 18 millones de nuevos casos de cáncer, un 47% de los cuales son en mujeres. Un 83% de los casos se dan en países en vías de desarrollo. El cáncer de cuello uterino (año 2020), fue la cuarta neoplasia más frecuente y la cuarta que más mortalidad produce entre las mujeres a nivel mundial.
El cáncer de útero produce un 6,9 de muertes por cada 100.000 mujeres a nivel mundial al año, y en España 3,6 por cada 100.000. El cáncer uterino es una neoplasia maligna que se puede controlar eficazmente mediante programas de detección precoz y tratamiento de lesiones precursoras. Se estima que los programas de cribado pueden reducir la incidencia de la enfermedad en hasta un 80%. Hasta 2019 el cribado de cáncer de cuello de útero era de tipo oportunista, pero a partir de esta fecha se empezó a hacer cribado poblacional, incluido en la Cartera de Servicios Comunes del Sistema Nacional de Salud, en la Orden SCB/480/20192, 3, 5, 8.
SINTOMATOLOGÍA:
Las mujeres que padecen precánceres y cánceres de cuello uterino en etapas iniciales normalmente no presentan síntomas. A menudo los síntomas no comienzan hasta que el cáncer es grande y crece hacia zonas adyacentes. Cuando esto ocurre nos podemos presentar esta sintomatología:
- Sangrado vaginal anormal o postocoital.
- Secreción vaginal inusual.
- Dolor durante relaciones sexuales.
- Dolor en zona pélvica.
Si la neoplasia sigue avanzando nos podemos encontrar:
- Hinchazón de las piernas.
- Problemas para orinar o para evacuar (disuria).
- Sangre en la orina.
- Tenesmo rectal.
Estos síntomas también podemos encontrarlos en diferentes patologías distintas al cáncer de cuello uterino. Pacientes con esta sintomatología deben atenderse en un circuito asistencial diferente al cribado, para confirmar el diagnóstico de cáncer de cuello de útero.
El curso del cáncer cuello uterino permite su diagnóstico en el periodo subclínico, cuando es posible la curación tras aplicar un tratamiento adecuado. Por esta razón es una enfermedad en la que se realiza cribado.
La prevención secundaria del cáncer de cuello uterino se basa en el cribado de mujeres asintomáticas y la evaluación de aquellas que presentan resultados anormales. En la actualidad, el cribado se realiza mediante citología cervical y prueba VPH.
El objetivo del cribado es la detección de cáncer de cuello uterino de alto grado (H-SIL), la Neoplasia Intraepitelial Cervical (CIN 2 y CIN 3), el Cáncer Microinvasivo y el Adenocarcinoma in situ (AIS) endocervical. El objetivo no es detectar la lesión de bajo grado (L-SIL) y la CIN 1, ya que la mayoría son transitorias1-4,7,8.
PRUEBAS:
El cribado (prevención secundaria), desde los años 50 se ha venido realizando mediante citología cervical, método de detección de lesiones precursoras o del cáncer de cuello uterino en fase inicial, y mediante colposcopia y biopsia como métodos de diagnóstico para confirmar los resultados anormales de la citología.
Actualmente, esta prueba va dirigida a mayores de 30 años, ya que mujeres jóvenes tienen más prevalencia de infecciones de VPH transitorias, lo que conlleva a sobrediagnóstico. La citología cervical ha reducido notablemente la incidencia y mortalidad de cáncer de cuello uterino, basándose en el estudio morfológico de las células obtenidas por rascado o cepillado de la superficie del cérvix. Estas células son susceptibles de presentar alteraciones secundarias a la infección VPH, pero también por otros organismos, o cambios en la flora vaginal normal.
Citología convencional:
La citología cervical convencional consiste en la extensión y fijación de la muestra sobre un soporte de cristal (portaobjetos).
Citología en medio líquido:
La citología en medio líquido es una alternativa que mejora la calidad de la muestra, y permite el uso de la muestra para diferentes pruebas como es la determinación del VPH. Se realiza mediante el raspado cervical, utilizando un cepillo que posteriormente se deposita en un vial con el medio conservador líquido.
Se recomienda no utilizar lubricantes ni vaselina a la hora de coger la muestra para no contaminar o enmascarar los resultados. Si la inserción del espéculo resulta molesta o dolorosa se puede utilizar suero o agua tibia para introducir el espéculo. El mejor momento para la recogida de muestra, es al menos 5 días después de que haya finalizado el período menstrual.
Normalmente, la muestra es obtenida por personal sanitario mediante citología en medio líquido. Recientemente, se está implementando la auto-toma para la detección del VPH. La auto-toma consiste en la obtención de muestras de secreciones cervicovaginales, por la propia mujer a través del cepillado del fondo vaginal y del cérvix. Con este método se permite afrontar barreras de género y socioculturales, como son el miedo, el pudor y la vergüenza, razones que facilitan la participación de mujeres que evitan la visita al centro médico, y también así disminuir el tiempo empleado para la realización de la muestra (ver anexo 2).
Idealmente, la OMS recomienda utilizar la detección del VPH como prueba primaria de cribado en lugar de la citología, a partir de los 30 años, con un intervalo entre pruebas de 5 a 10 años para las mujeres con pruebas anteriores negativas. Sustituir progresivamente el cribado por citología por la prueba VPH y el cribado oportunista por el cribado poblacional.
La citología y la prueba del VPH son pruebas de detección y no de diagnóstico. No pueden con certeza determinar si alguien tiene cáncer de cuello de útero. Un resultado anormal implica la necesidad de realizar pruebas adicionales para determinar la presencia de cáncer o lesiones precáncer. Entre las pruebas que se usan se incluye la colposcopia (con biopsia), el legrado endocervical y las biopsias de cono (conización). La colposcopia es la única exploración de prevención secundaria del cáncer de cuello de útero que permite identificar las lesiones cervicales intraepiteliales, conocer su localización, extensión y características y dirigir la biopsia para obtener la confirmación diagnóstica (histológicamente)1,8,11,2.
CLASIFICACIÓN:
La clasificación de neoplasias ginecológicas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) presenta la división en función de su asociación o no con la infección por el VPH, que contrasta con la clasificación de acuerdo con características morfológicas, anteriormente utilizada. Se reconoce la existencia de un bajo porcentaje, no causados por el VPH.
La clasificación LAST substituye a la terminología clásica de Richart de neoplasia intraepitelial cervical (CIN, cervical intraepitelial neoplasia) con tres grados diferenciados; CIN1, equivalente a LSIL, y CIN2 o CIN3, ambos incluidos dentro del diagnóstico de HSIL.
LSIL indica una lesión con muy baja capacidad de progresión a carcinoma, mientras que HSIL indica una verdadera lesión precursora con capacidad de progresión a cáncer.
El sistema utilizado más ampliamente para describir los resultados de la prueba de Papanicolaou es el Sistema Bethesda (ver anexo 3).
La conducta clínica de mujeres con prueba VPH positiva dependerá del resultado de la citología de triage, y, si se dispone, del genotipado y de la información sobre la prueba previa VPH.
• SI Citología negativa:
- Si no se dispone de genotipado:
▪ Cribados previos (último realizado en los últimos 5 años) con prueba VPH positiva: derivar a colposcopia.
▪ Cribado previo sin prueba VPH o con prueba VPH negativa: realizar prueba VPH en 1 año.
- Si VPH positivo (no 16 ni 18): repetir en 1 año.
- Si VPH positivo 16 y/o 18: remitir a colposcopia.
• SI Citología ASC-US/LSIL:
- Si no se dispone de genotipado:
▪ Cribados previos (último realizado en los últimos 5 años) con prueba VPH positiva o desconocida: derivar a colposcopia.
▪ Cribado previo con prueba VPH negativa: realizar prueba VPH en 1 año.
- Si VPH positivo (no 16 ni 18): repetir en 1 año.
- Si VPH positivo 16 y/o 18: remitir a colposcopia.
• SI Citología >LSIL: remitir a colposcopia.
Tener una prueba VPH negativa previa y un resultado positivo en la prueba de cribado actual sugiere una infección nueva, lo que supone un menor riesgo de HSIL/CIN3+ que, si se trata de una infección persistente1,5,10.
PROGRAMA – población diana
Todas las mujeres de 25 a 65 años reciben invitación para participar en el programa de detección de cuello de útero. El cribado combinará la citología y la prueba de detección de VPH.
Criterios de carácter general para el cribado poblacional de cáncer de cérvix:
- Población objetivo: Mujeres con edades comprendidas entre 25 y 65 años.
- Mujeres menores de 25 años sólo si pertenecen a grupos de especial riesgo.
- Mujeres mayores de 65 años se excluyen del programa si en los últimos 10 años se han realizado 2 citologías con resultado negativo.
- Mujeres histerectomizadas por proceso benigno de cérvix restante (mismo protocolo que resto de población).
Periodicidad de las pruebas
- Mujeres con edades comprendidas entre 25 y 34 años: Citología cada tres años.
- Mujeres con edades comprendidas entre 35 y 65 años: Determinación del virus del papiloma humano de alto riesgo (VPH-AR) cada 5 años.
- Mujeres de 35 a 65 años recibirán un kit para tomarse ellas mismas la muestra vaginal4,5.
La mayoría de los programas de cribado se inician a los 25 años de edad, con independencia del estado vacunal, del inicio de las relaciones sexuales u otros factores de riesgo. La incidencia por debajo de 25 años es muy baja y el cribado no ha demostrado ningún beneficio para esta población, ya que la mayoría son debidas a VPH transitorias. A esta población se promueve la prevención primaria como el uso de preservativo, recomendación de vacunación frente al VPH entre otras.
El cribado finaliza habitualmente a los 65-70 años, considerando también los antecedentes de cribado previos. Una condición para finalizar el cribado es que este haya sido negativo durante los 10 últimos años (dos pruebas de VPH o tres citologías negativas). Si las mujeres con edad de finalizar el cribado tienen cribado previo inadecuado (no realización de pruebas en los intervalos recomendados) y no tienen antecedentes de patología cervical, se recomienda realizar una prueba VPH y otra a los 5 años antes de finalizar definitivamente el cribado. Tras finalizar el cribado por llegar a esta edad, mujeres asintomáticas y sin antecedentes de patología cervical, no hay motivos para reiniciar el cribado.
Se observa que un elevado porcentaje de mujeres con prueba VPH positiva no presentan lesiones premalignas o cáncer de cuello uterino. Por tanto, es imprescindible realizar a todas las mujeres con prueba VPH positiva una prueba de triage que permita identificar a las mujeres con mayor riesgo de HSIL/CIN2+ (estas mujeres son las que deben remitir a colposcopia).
La citología cervical se ha propuesto como prueba de triage debido a su elevada especificidad. Lo ideal es realizar esta citología con el material sobrante de la realización del VPH (citología en medio líquido). Así se evita una nueva visita. La citología como triage, con VPH positivo nos permite poder estratificar el riesgo de tener o desarrollar una lesión premaligna. Aproximadamente el 50% de las mujeres VPH positivas presentan una citología con resultado de ASC-US. La indicación de remitir a estas mujeres a colposcopia se basará en el genotipado del VPH. Alrededor del 40% de mujeres con citología de triage normal negativizan el VPH durante el primer año. El riesgo de desarrollar lesiones precursoras varía entre los diferentes subtipos de VPH. Actualmente, la mayoría de las pruebas VPH informan del genotipo 16 y 18. La identificación de un VPH tipo 16 y 18 supone un riesgo de HSIL/CIN3+ suficientemente elevado como para justificar la colposcopia incluso en mujeres con citología negativa. Además, la presencia de VPH 16 y/o 18 presentan riesgo de progresión futura de HSIL/CIN1,10.
Motivos de exclusión del programa:
Permanente:
– Mujeres con histerectomía total por enfermedad benigna.
– Mujeres con cáncer de cérvix previo (llevan seguimiento específico).
Temporales:
– Mujeres que no han mantenido relaciones sexuales.
– Mujeres que presentan sintomatología de patología cervical.
– Puerperio reciente.
– Implantación de DIU 48h antes.
No realizar citología:
– Durante el periodo intermenstrual u otro tipo de sangrado.
– Durante la gestación, los 3 primeros meses postparto o durante el periodo de lactancia materna, salvo situaciones especiales.
Es aconsejable:
- Abstenerse de relaciones sexuales en las 24-48 horas previas a la toma.
- No hacer lavados vaginales en las últimas 24-72 h.
- No usar tratamientos tópico ni tampones en 2-7 días antes a la prueba (óvulos, cremas
vaginales)4,6,8,10.
Vacuna:
La vacunación sistemática frente al VPH se considera en la actualidad la intervención más efectiva y segura para el control de la infección y la prevención de enfermedad asociada al VPH.
El objetivo de la vacunación es la reducción de las infecciones por virus del papiloma humano y de sus posibles consecuencias, como es el cáncer de cuello de útero. La vacunación que incluye los genotipos VPH 16 y VPH 18 supone una protección directa frente al 70 % de los virus que pueden producir cáncer de cuello de útero.
Se recomienda la vacunación universal frente al virus del papiloma humano (VPH) en ambos sexos, a los 10-12 años.
El inicio de las relaciones sexuales no supone una contraindicación para la vacunación, aunque puede disminuir su efecto si la mujer ya está contagiada con alguno de los serotipos que contiene la vacuna. La eficacia máxima de la vacuna se alcanza si se administra antes del inicio de las relaciones sexuales.
La vacuna sirve para prevenir la infección por el VPH, pero no puede erradicarla ni puede evitar sus consecuencias, una vez que la infección se ha contraído.
La profilaxis frente al VPH, en pacientes tratadas con lesiones precursoras ha demostrado disminuir la persistencia/recurrencia de las lesiones. Como consecuencia, a las mujeres no vacunadas que reciben tratamiento, se debe recomendar la vacunación frente al VPH.
Nos podemos encontrar como beneficio en las mujeres vacunadas con lesiones premalignas la protección frente a nuevas infecciones. Si la lesión es debida a un subtipo que se encuentra dentro de la cobertura de la vacuna, ésta ofrece protección frente a la reinfección o reactivación de este.
La vacuna VPH debe administrarse con pauta de 3 dosis (0, 1-2 y 6 meses) de manera profiláctica y de forma precoz tras el diagnóstico, preferentemente antes del tratamiento. Se recomienda administrar la vacuna VPH hasta 12 meses tras la conización.
Numerosas investigaciones han desarrollado vacunas para prevenir la infección de los subtipos de VPH de alto riesgo asociados al cáncer de cérvix. Las vacunas que actualmente disponemos proveen inmunidad frente a los subtipos de VPH causantes del 90% de los cánceres de cuello uterino.
Asimismo, se están desarrollando vacunas que intentan ayudar a las mujeres con cáncer de cuello de útero avanzado. La acción de estas vacunas es intentar producir una reacción inmunitaria contra las partes del virus que causan el crecimiento anormal de las células cancerosas del cuello uterino. Se espera que esta reacción pueda destruir las células cancerosas o les impida seguir creciendo1,3,5,7,
BIBLIOGRAFÍA
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- Aragón Sanz MA, Ramón Cajal JM, Farrer Velázquez M, Domínguez Fuentes J, Morollón Loriz MI., Casallo Mantecón C, et al. Recomendaciones para el desarrollo del programa de cribado de cáncer de cérvix en Aragón. Disponible en: https://www.aragon.es/documents/20127/26206141/Recomendaciones_cribado_cancer_cervix_v2.pdf/267545b6-0c3f-98b0-5d00-fd312b1ea754?t=1681121629724.
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ANEXO 1: Tipos de VPH | |
Bajo riesgo | 6, 11, 13, 40, 42, 43, 44, 54, 61, 70, 72, 81 y 89 |
De posible alto riesgo | 26, 53 y 66 |
Alto riesgo (VPH-AR) | 16, 18, 31, 33, 35, 39, 45, 51, 52, 56, 58,59, 68, 73, 82 |
Riesgo desconocido | 2, 3, 7, 10, 27, 28, 29, 30, 32, 34, 55, 57, 62,
67, 69, 71, 74, 77, 83, 84, 85, 86, 87, 90 y 91 |
ANEXO 2: ¿Cómo realizar la autotoma? |
• Lavarse las manos y preparar todo el material.
• Introducir suavemente el cepillo hisopo en el fondo de la vagina. • Lentamente, girar el cepillo durante 10-30 segundos (alrededor de 5 vueltas). • Retirar el cepillo del fondo de la vagina e introducirlo en el tubo de recolección de muestra. Cerrarlo bien y etiquetarlo correctamente. • Enviar o llevar el dispositivo de autotoma al lugar del programa de cribado. |
ANEXO 3: Clasificación Bethesta |
INTERPRETACIÓN/RESULTADO
1. NEGATIVO PARA LESIONES INTRAEPITELIALES O MALIGNIDAD 2. ANOMALÍAS CELULARES EPITELIALES 3. De células escamosas » Células escamosas atípicas. ▪ Atipia indeterminado (ASC-US). ▪ Atipia, no se puede excluir HSIL (ASC-H). » Lesión escamosa intraepitelial de bajo grado (LSIL): incluye HPV/displasia leve/CIN1. » Lesión escamosa de alto grado (HSIL): incluye displasia moderada/severa, CIS;CIN2 y CIN3. ▪ Con áreas sospechosas de invasión (si sospecha). » d.Carcinoma de células escamosas. 4. De células glandulares. » Células glandulares atípicas (AGC). ▪ Células endocervicales (NOS o especificado en comentario). ▪ Células endometriales (NOS o especificado en comentario). ▪ Células glandulares (NOS o especificado en comentario). » Células glandulares con atipias a favor de neoplasia. ▪ Células endocervicales. ▪ Células glandulares. » Adenocarcinoma in situ (AIS). » Adenocarcinoma. ▪ endocervical. ▪ endometrial. ▪ extrauterino. ▪ no especificado (NOS). |