Síndrome de Hutchinson-Gilford

29 agosto 2023

 

AUTORES

  1. Ruth Del Río Apuntaté. Enfermera del Servicio Aragonés de Salud.
  2. Eva Compais López. Enfermera del Servicio Aragonés de Salud.
  3. Carlos Jesús Bona. Enfermero del Servicio Aragonés de Salud.
  4. Andrea Lores Torres. Enfermera del Servicio Aragonés de Salud.
  5. Isabel Paco Sesé. Enfermera del Servicio Aragonés de Salud.
  6. Patricia Mateo Hernando. Enfermera del Servicio Aragonés de Salud.

 

RESUMEN

La progeria o Síndrome de Hutchinson-Gilford es una enfermedad caracterizada por un rápido envejecimiento en los niños por una mutación del gen LMNA. Se manifiesta a partir de los 18 meses de edad, pudiendo encontrar una clínica muy variada, desde ojos grandes o micrognatias hasta problemas dermatológicos, cardiovasculares o de los huesos, como osteólisis u osteoporosis. Estos niños fallecen a una edad temprana a causa de complicaciones de la enfermedad como pueden ser problemas cardíacos o cerebrovasculares. En la actualidad no existe un tratamiento concreto, pero sí que existen diferentes recomendaciones.

PALABRAS CLAVE

Progeria, niño, enfermedades raras.

ABSTRACT

Progeria or Hutchinson-Gilford syndrome is a disease characterized by rapid aging in children due to a mutation of the LMNA gene. It shows up from 18 months of age, with a wide range of clinical manifestations, from large eyes or micrognathia to dermatological, cardiovascular or bone problems such as osteolysis and osteoporosis. These children die at an early age due to complications of the disease such as cardiac or cerebrovascular problems. At present there is no specific treatment, but there are different recommendations.

KEY WORDS

Progeria, child, rare diseases.

DESARROLLO DEL TEMA

Los síndromes progeroides son un conjunto de enfermedades en las que la persona envejece de manera muy rápida. En los síndromes progeroides encontramos1:

  1. Síndrome de Wiedemann-Rautenstrauch o “progeria neonatal”.
  2. Síndrome de Werner o “progeria de adultos”, apareciendo entre la adolescencia y adultez (15-30 años).
  3. Síndrome de Mulvill-Smith.
  4. Síndrome de Cockayne: aparece de los 20 a los 40 años.
  5. Síndrome de Hutchinson-Gilford o “progeria infantil”. Este subtipo es el que se va a describir a continuación.

 

La progeria infantil o Síndrome de Hutchinson-Gilford es una enfermedad infrecuente e incurable, con una incidencia muy baja, ya que solo hay aproximadamente 350-400 niños con esta enfermedad en todo el mundo. Se caracteriza por un rápido envejecimiento en ambos sexos, ocasionando en niños un aspecto de personas ancianas, aparentando una edad que realmente no tienen. Se trata de una enfermedad con mutación autosómica dominante esporádica en el gen LMNA, produciendo lámina A errónea; la progerina. Se ocasionan modificaciones en el tejido conectivo, que forma distintos órganos y tejidos1-8.

La lámina A es la encargada de diversas funciones en nuestro organismo, desde sustentar la armadura de la cubierta nuclear y de los poros nucleares, a contribuir en la acción de proteínas que trabajan en la replicación y transcripción del Ácido desoxirribonucleico (ADN). Cuando la lámina A está alterada, produce modificaciones en la envoltura celular, no siguiendo su ciclo normal y consecuentemente un rápido envejecimiento. En los niños con esta enfermedad, el centro de las células está alterado. Además, se modifica la estructura de la cromatina, rompiéndose la cadena doble del ADN y llegándose a producir incluso la muerte celular2,4,6.

Esta enfermedad fue descrita originalmente en 1886 por Hutchinson, y apoyada por Gilford en 1904, poniéndole el nombre de Progeria, y como reconocimiento a ambos, síndrome de Hutchinson-Gilford1-4.

Estos pacientes tienen un crecimiento intrauterino normal y nacen con apariencia sana. Desde los 18 meses hasta los 24 meses, más o menos, se inician los síntomas típicos de la enfermedad. Estos pacientes fallecen alrededor de los 13 años, variando de los 7-8 años a los 21 años, la gran mayoría a causa de problemas cardíacos o cerebrovasculares. Otras causas podrían ser convulsiones o desnutrición. Esta enfermedad tiene una incidencia de 1 cada 8 millones de niños recién nacidos1,2,4,5,6.

En la clínica podemos encontrar ausencia de crecimiento, cara y boca pequeña con labios finos, ojos grandes, nariz picuda y estrecha, micrognatia (estos tres signos forman la facies de pájaro). Otros síntomas son: disminución de la audición, de peso, de la cantidad de pelo y de la grasa subcutánea, pérdida de la dentición primaria sin llegar a erupcionar totalmente la dentición secundaria, dentición superpuesta. También, problemas cardiovasculares, de las uñas o de la dentadura, descenso de la creación de sudor, problemas inmunitarios, alopecia. Asimismo, contracturas, piernas en X (genu valgum), amplios vasos sanguíneos, lo que lleva a luz vascular fina; desarrollo sexual inacabado, produciendo pocas hormonas sexuales, o arterioesclerosis, entre otros. Además, encontramos problemas dermatológicos como hiperpigmentación de zonas que reciben rayos solares, piel esclerótica o marcas cutáneas1-6,8.

Por otro lado, dentro de los problemas cardiovasculares existen placas ateromatosas, sobre todo en las arterias coronarias y mesentéricas, calcificaciones en las válvulas principales del corazón e isquemia miocárdica, pudiendo haber insuficiencia cardíaca o infarto de miocardio. A nivel nefrológico aparece hiperplasia del aparato yuxtaglomerular y a nivel metabólico, atrofia de tiroides1.

A nivel radiológico, aparece osteólisis en el tercio distal de las clavículas, de las falanges de manos y pies, fontanelas permeables, diáfisis estrechas y metáfisis amplias. También, fracturas, extremidades superiores finas, osteoporosis, hipoplasia mandibular, clavicular; escoliosis, problemas de cadera, como displasia o la osteocondritis de la cabeza del fémur (coxa plana); osteopenia, los huesos largos tienen desmineralización, etc.1,3,4,8.

En la analítica sanguínea, se puede observar que el recuento de las plaquetas se encuentra elevado, y en ocasiones, el colesterol total, triglicéridos y colesterol unido a lipoproteínas de baja densidad; el colesterol unido a lipoproteínas de alta densidad se encuentra disminuido. También, el tiempo de protombina está alargado. En el análisis de orina es posible encontrar aminoaciduria de forma eventual6.

Cabe destacar que estos niños no tienen problemas neurológicos, además de un desarrollo motor dentro de la normalidad. Existen órganos que no son alterados por la enfermedad, como son el pulmón, la médula ósea o hígado, entre otros2,4.

Como bien se ha mencionado con anterioridad, las principales complicaciones son los problemas cardiovasculares, donde se encuentran los problemas cardíacos y el accidente cerebrovascular. También existen otras complicaciones importantes como serían las del sistema nervioso central, problemas de cadera o del desarrollo6.

El diagnóstico de la enfermedad es clínico en pacientes con los síntomas anteriormente mencionados durante el periodo de vida descrito1.

En la actualidad no existe un tratamiento para la enfermedad, aunque diversos artículos apuntan a la utilidad del fármaco Lonafarnib, inhibidor de la farnesil-transferasa (FTI), cuya acción farmacológica es bloquear la unión entre el grupo farnesilo y la progerina, ya que esta es la proteína errónea productora de esta enfermedad. De este modo, esta proteína no se enlaza a las células y así las manifestaciones se reducen. Otros estudios señalan la utilización de oligonucleótidos para eludir el ARNm modificado que crea la proteína anormal (progerina) y poder prevenir a la progerina mutada. Si se junta el oligonucleótido con fibroblastos, disminuye el ARNm transformado y así se reduce la creación de la progerina2,4.

Por otro lado, sí que existen diferentes recomendaciones, como llevar una dieta equilibrada en pequeñas porciones, utilización de crema solar en todas las zonas que vayan a estar expuestas a radiación solar. También, fisioterapia para los problemas de huesos, especialmente la luxación de cadera, una buena hidratación o realizar ejercicio físico para disminuir los riesgos de sufrir una enfermedad cardíaca. Asimismo, ante una pérdida de audición severa, se pueden implantar audífonos. Además, realizar un chequeo completo incluyendo: un electrocardiograma (ECG) cada seis meses o un año, examen oftalmológico, dental, resonancia magnética (RM) de cabeza y cuello, radiografía de cadera, tomografía computarizada (TC) para evaluar la masa ósea, test neurológico, test de audiometría y evaluación de las acciones básicas que realiza el paciente en su día a día. También es muy importante la ayuda psicológica, tanto a los pacientes como a los familiares1,5.

Por último, como conclusión, cabe señalar que se necesita más investigación acerca de esta patología y de estos pacientes para así en un futuro poder conseguir un tratamiento que pueda llegar a salvarles la vida o por lo menos mejorarles la calidad de vida, además de disminuir las complicaciones que les llevan a una muerte tan temprana.

BIBLIOGRAFÍA

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  7. Gordon LB, McCarten KM, Giobbie-Hurder A, Machan JT, Campbell SE, Berns SD, Kieran MW. Disease Progression in Hutchinson-Gilford Progeria Syndrome: Impact on Growth and Development. AAP [Internet]. 2007 [citado 18 julio 2023];120(4):824-833. Disponible en: https://publications.aap.org/pediatrics/article-abstract/120/4/824/71312/Disease-Progression-in-Hutchinson-Gilford-Progeria?redirectedFrom=fulltext
  8. Progeria Research Foundation. [Internet]. Peabody: Progeria Research Foundation; 1999 [actualizado 2023, citado 19 julio 2023]. Disponible en: https://www.progeriaresearch.org/progeria-101faq/

 

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