Miel de manuka en el tratamiento de quemaduras de segundo grado en atención primaria

17 mayo 2023

AUTORES

  1. María José Gil Mosteo. Enfermera Especialista en Enfermería Familiar y Comunitaria. Centro de Salud Miralbueno-Garrapinillos. Zaragoza.
  2. Natalia Vaquero Calleja. Enfermera Especialista en Enfermería Familiar y Comunitaria. Centro de Salud Miralbueno-Garrapinillos. Zaragoza.
  3. Natalia Lázaro Gimeno. Enfermera Especialista en Pediatría. Centro de Salud Romareda-Seminario. Zaragoza.
  4. Marina Lázaro Gimeno. Enfermera. Centro de Salud José Ramón Muñoz Fernández. Zaragoza. Técnico Superior de higiene Bucodental. Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería.
  5. María Belén Torres Trasobares. Enfermera. Centro de Salud Delicias Norte. Zaragoza.
  6. Arturo Miravet Gómez. Enfermero. Centro de Salud Valderrobres. Valderrobres.

 

RESUMEN

El objetivo de este artículo monográfico es describir las propiedades y beneficios de la miel de Manuka en el tratamiento de las quemaduras y compararlo con la práctica habitual en el abordaje de este tipo de lesiones.

Se realizó una búsqueda bibliográfica avanzada en las bases de datos Medline, Embase y Cuiden Plus.

Las quemaduras son una de las afecciones más frecuentes, devastadoras e incapacitantes que sufren las personas. Constituyen un problema de Salud Pública a nivel mundial tanto por la gravedad de las heridas, sus complicaciones y sobre todo por sus secuelas, que afectan a la calidad de vida de las personas que las padecen.

Su abordaje es complicado, debido a la dificultad que conlleva un correcto diagnóstico en su extensión y profundidad como por la elección del tratamiento tópico adecuado, ya que no existe consenso en su tratamiento generando gran variabilidad clínica entre los profesionales.

Uno de los tratamientos más extendidos durante los últimos años en el abordaje de las quemaduras, ha sido la sulfadiazina argéntica, sin embargo, estudios recientes sugieren que la miel de Manuka por sus múltiples propiedades, puede ser una alternativa natural e incluso más efectiva en el tratamiento de estas lesiones.

PALABRAS CLAVE

Miel, quemaduras, sulfadiazina argéntica, tratamiento, atención primaria.

ABSTRACT

El objetivo de este artículo monográfico es describir las propiedades y beneficios de la miel de Manuka en el tratamiento de las quemaduras y compararlo con la práctica habitual en el abordaje de este tipo de lesiones.

Se realizó una búsqueda bibliográfica avanzada en las bases de datos Medline, Embase y Cuiden Plus.

Las quemaduras son una de las afecciones más frecuentes, devastadoras e incapacitantes que sufren las personas. Constituyen un problema de Salud Pública a nivel mundial tanto por la gravedad de las heridas, sus complicaciones y sobre todo por sus secuelas, que emergen a la calidad de vida de las personas que las padecen.

Su abordaje es complicado, debido a la dificultad que conlleva un correcto diagnóstico en su extensión y profundidad como por la elección del tratamiento tópico adecuado, ya que no existe consenso en su tratamiento que desarrollará gran necesidad clínica entre los profesionales.

Uno de los tratamientos más extendidos durante los últimos años en el abordaje de las quemaduras, ha sido la sulfadiazina argéntica, sin embargo, estudios recientes sugieren que la miel de Manuka por sus múltiples propiedades, puede ser una alternativa natural e incluso más efectiva en el tratamiento de estas lesiones.

KEY WORDS

Honey, burns, silver sulfadiazine, wound management, primary care.

DESARROLLO DEL TEMA

El objetivo de este artículo monográfico es describir las propiedades y beneficios de la miel de Manuka en el tratamiento de las quemaduras y compararlo con la práctica habitual en el abordaje de este tipo de lesiones. Se realizó una búsqueda bibliográfica avanzada en las bases de datos Medline, Embase y Cuiden Plus.

Las quemaduras son lesiones producidas en los tejidos vivos por la acción de diferentes agentes físicos (llamas, líquidos, objetos calientes, radiación, corriente eléctrica, frío), químicos (cáusticos) y biológicos; que provocan alteraciones que van desde un simple eritema hasta la destrucción total de las estructuras dérmicas y subdérmicas1.

Constituyen uno de los traumatismos que asocian mayor morbilidad especialmente en edades extremas de la vida, tanto por su gravedad como por sus secuelas estéticas2.

La gravedad de las lesiones por quemaduras va a depender de la profundidad de la herida, su extensión y de la zona anatómica afectada3.

Clasificación:

1-Según su profundidad:

Primer grado o epidérmica: Afecta a la epidermis, produce eritema, la piel está caliente y seca, sin flictenas ni exudado. No suele dejar cicatriz

Segundo grado superficial o dérmica superficial: Afecta a epidermis y capa más superficial de la dermis, la sensibilidad está aumentada por lo que son muy dolorosas. Aparecen flictenas.

Segundo grado profundo o dérmica profunda: Afecta a epidermis y toda la dermis. Son poco dolorosas ya que las terminaciones nerviosas están destruidas.

Tercer grado o subdérmica: Afectan a todo el grosor de la piel; el signo típico es una escara negra rodeada de una franja más superficial roja, de color marrón y zonas blancas, no son muy dolorosas ya que el tejido nervioso está dañado y suelen dejar cicatriz; a veces precisan tratamiento quirúrgico.

2-Según su etiología:

-Térmicas: son las que se producen por la acción del calor, como escaldaduras por líquidos calientes, por llama, por contacto con superficies candentes y por fricción. Las más frecuentes son las escaldaduras.

-Eléctricas: se deben a la acción directa de la corriente eléctrica o calor que genera al pasar por los tejidos. La resistencia de cada tejido es inversamente proporcional a la cantidad de agua que contiene. Suelen tener un punto de entrada y otro de salida, provocando daños internos muy graves.

-Químicas: producidas por el contacto con agentes químicos, ácidos, álcalis y algunos gases. La gravedad va a depender del tipo de sustancia, la concentración, el tiempo de exposición y su penetración en el organismo.

-Radioactivas: debidas a radiaciones ionizantes y no ionizantes (radiación solar, ultravioleta, láser, microondas).

-Por frío/Congelaciones: se producen por las bajas temperaturas que causan hipoxia tisular.

3-Según su extensión:

El porcentaje de superficie corporal total quemada (SCTQ) es el parámetro más importante al realizar la primera valoración, es un factor de gravedad, ya que de ello depende la derivación del paciente a un centro especializado.

Existen diferentes escalas para calcularlo, la más usada es la Regla del 9 o regla de Wallace, sólo válida en adultos; que divide la superficie del cuerpo en áreas anatómicas equivalentes al 9% de la SCTQ o múltiplos de 9. Otras son la tabla de Land and Browder; usada en niños y la regla de la palma de la mano; que toma de referencia la palma de la mano con los dedos extendidos y juntos, representando cada palma al 1% de la SCTQ; pudiéndose utilizar en ambos, niños y adultos.

Dependiendo de la gravedad de las quemaduras, los pacientes son atendidos en diferentes niveles asistenciales; así las quemaduras moderadas y graves son derivadas a Atención Especializada (AE), mientras que en Atención Primaria (AP) se atienden las quemaduras menores. Los pacientes más graves o los llamados grandes quemados requieren ingreso en una Unidad de Quemados1,3.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que debería existir una cama para quemados por cada 500.000 habitantes2.

Epidemiología:

En España, se desconoce la incidencia de las quemaduras, si bien se estima que 3/1000 personas, sufren cada año quemaduras, la mayoría son atendidas en AP mientras que entre un 15- 20% de pacientes con quemaduras son ingresados en el hospital.

Alrededor del 60% de las quemaduras se producen en el ámbito doméstico, siendo las escaldaduras por líquidos calientes (agua y aceite) las de mayor prevalencia, seguidas por las de contacto con sólidos calientes.

Entre un 10-15% tienen lugar en el medio laboral, siendo la explosión y la llama, los principales mecanismos desencadenantes; seguidas de las quemaduras eléctricas y químicas4.

Las etapas de la vida dónde se producen mayor número de quemaduras son la infancia y la vejez4,5.

Magnitud del problema:

Las quemaduras constituyen un problema de Salud Pública a nivel mundial, no sólo por la gravedad de las heridas y el gran número de complicaciones, sino también debido a las secuelas que dejan que van a afectar a la calidad de vida de los pacientes.

Se puede decir que de las agresiones que sufre el ser humano, la quemadura es la que supone mayor impacto físico y psíquico, centrado en la imagen corporal; a causa de las cicatrices, que pueden provocar conductas de aislamiento y alteración de las relaciones personales.

Según los informes de la OMS, se estima que alrededor de 300.000 personas en todo el mundo mueren anualmente a causa de las quemaduras, el 95% de ellas ocurren en los países de ingresos bajos-medios5,6.

Varios estudios llevados a cabo en los últimos años han demostrado que entre el 42% y el 65% de las muertes de víctimas de quemaduras se atribuyen a infecciones7.

Abordaje de las quemaduras:

A lo largo de la historia, se han aplicado multitud de productos y practicado distintas técnicas de cura obteniendo disparidad de resultados.

Según la literatura consultada, no existe un producto que sea el “Gold estándar”, para todo tipo de quemaduras o que se pueda utilizar en todas sus fases hasta lograr la cicatrización.

Resulta fundamental considerar los factores que intervienen en cada fase del proceso de cicatrización de las quemaduras adaptando los cuidados locales a las verdaderas necesidades de cada caso con el fin de acortar los tiempos de cicatrización, obtener mejor calidad estética y funcional de la cicatriz resultante, ya que va a repercutir de forma positiva en una mejor gestión de los recursos disponibles para su tratamiento3.

Además de la profundidad, extensión y zona anatómica afectada, la gravedad del paciente quemado se debe a factores inherentes al propio individuo; como son la edad y el estado general. Las enfermedades de base del paciente o patologías asociadas al trauma; como son endocrinopatías (diabetes, hiper o hipotiroidismo), coagulopatías, inmunodeficiencias, nefropatías, cardiopatías, hepatopatías, patología respiratoria y mal nutrición, son factores de riesgo que complican el pronóstico de una quemadura3.

La lesión por quemadura es un proceso dinámico de cambios, especialmente en las primeras 48 horas después de la lesión. Se deben tener en cuenta, factores como el dolor que le causa al paciente, cicatrización hipocrómica, hipertrófica y/o queloide, retracción, infecciones locales y/o sistémicas y las mejores opciones terapéuticas que restauren sus funciones y prevengan secuelas6.

Historia y evolución en el manejo de las quemaduras

Se han buscado y formulado diferentes tratamientos para las quemaduras a lo largo de los siglos.

La mayoría de los cuidados de quemaduras antiguas consistían en terapias tópicas. Uno de los primeros registros de tratamiento de quemaduras se descubrió en el papiro egipcio de Smith, escrito en el 1600 A.C, que defendía el uso de resina y ungüento de miel para tratar las quemaduras. Muchos filósofos y médicos han contribuido al tratamiento de las quemaduras, como Hipócrates en su obra “Consideraciones sobre el tratamiento de las heridas” o Celsus, que propuso vino y mirra en forma de loción con propiedades bacteriostáticas.

El objetivo de las terapias tópicas ha ido cambiando a lo largo de los siglos debido al conocimiento de la fisiopatología de las quemaduras. El hito principal en la terapia tópica fue la aplicación de soluciones de compuestos o sales de plata, que desarrollaron un papel fundamental en la reducción de la tasa de sepsis y mortalidad por quemaduras8.

La aplicación tópica de agentes antimicrobianos para quemaduras se remonta al año 1940 con la aplicación de un apósito de sulfatiazol. Desde 1968, el tratamiento con sulfadiazina argéntica (SSD) ha sido uno de los más extendidos. Sin embargo, revisiones sistemáticas y metaanálisis recientes9,10,11 indican que la SSD, retrasa la cicatrización de heridas y tiene efectos adversos potencialmente graves.

En la última década se han investigado numerosos enfoques innovadores que consigan un tratamiento antimicrobiano tópico alternativo para las heridas por quemaduras que no comprometan la cicatrización, induzcan menos resistencias a los antibióticos y precisan menos cambios de apósitos9.

Como señala García Felipe, en su estudio, la miel de Manuka ofrece una alternativa natural en el tratamiento de quemaduras debido a sus beneficios en la curación14.

En varias revisiones sistemáticas se examinó la eficacia de la miel frente a la plata, en heridas agudas y crónicas, incluidas las quemaduras, obteniendo la miel, en todos ellos mejores resultados tanto en tiempo de curación, tasa de infección, dolor y efectos adversos12,13,14,15,16.

Por otra parte, existe mucha controversia y discrepancias en el uso de antibióticos tópicos y antimicrobianos para tratar quemaduras menores; algunas Guías de Práctica Clínica (GPC) consultadas, indican con distintos niveles de evidencia (moderado1 y alta17) que el antibiótico tópico de primera elección para quemaduras de 2º y tercer grado infectadas es la SSD, que es, a su vez, el agente tópico más usado en las Unidades de Quemados.

La Sociedad Internacional de Lesiones por Quemaduras (ISBI) en sus Guías de manejo de quemaduras (2018), considera que en quemaduras de 2º grado superficial podría prescindir usar agentes antimicrobianos tópicos ya que no existen estudios que argumentan mayor eficacia de éstos sobre otros productos; y destaca la existencia de estudios recientes que demuestran una mejor evolución, menor coste y menor incidencia de infección cuando se usan apósitos que propician ambiente húmedo en el lecho de la herida18.

Teniendo en cuenta a Jiménez Serrano et al., en su revisión sobre el Manejo de las quemaduras de primer y segundo grado en AP, la SSD sólo debería usarse en quemaduras infectadas y como último escalón terapéutico, ya que es el tratamiento con mayores efectos adversos demostrados, aunque sigue siendo el producto más usado en el tratamiento de las quemaduras11.

En la práctica clínica, de acuerdo con Vega Arjona et al., los profesionales continúan utilizando prácticas arraigadas en lo que han aprendido, o en el uso habitual, sin saber si estas están avaladas o no por la evidencia, como es el uso de SSD en quemaduras sin signos de infección; aumentando la variabilidad en el manejo de quemaduras en AP4.

Si bien Petit Jornet et al., argumentan en su artículo, que las quemaduras menores, por su bajo riesgo de infección no precisan tratamiento antibiótico sistémico profiláctico ni realizar la cura a base de pomadas antibióticas tópicas ni apósitos antimicrobianos19.

Por todo lo expuesto, creemos necesario investigar sobre nuevas alternativas de tratamiento para este tipo de lesiones, que causen menos efectos secundarios, prevengan complicaciones y promuevan la rápida curación de las quemaduras.

Entre los tratamientos menos convencionales, aparece la miel de Manuka en gel, que, gracias a sus múltiples propiedades, puede postularse como una opción terapéutica eficaz.

La miel presenta un conjunto de propiedades que contribuyen significativamente en el proceso de cicatrización de heridas; tiene un efecto antibacteriano en heridas susceptibles a infecciones o infectadas, actividad antioxidante que reduce la alta concentración de radicales libres y especies reactivas de oxígeno (ROS) producidas en la fase inflamatoria, posee actividad antiinflamatoria, antiedematosa y exudativa (por lo que reduce el olor, el dolor, el edema y exudado de las heridas rápidamente), produce desbridamiento del tejido necrótico estimulando la formación de tejido de granulación sano, estimula la contracción de la herida favoreciendo así su cierre y muestra propiedades cicatrizantes que reducen al mínimo su apariencia.

Su eficacia en la cicatrización de lesiones cutáneas de diferentes etiologías se ha documentado en varios estudios20,21,22,23,24.

Otro mecanismo por el que induce la cicatrización de las heridas es por la acidificación del ambiente alcalino de éstas, inhibiendo la actividad de las proteasas e induciendo la proliferación de fibroblastos y estableciendo un ambiente aeróbico que ayudará en la cicatrización.

La propiedad antibacteriana de la miel se atribuye a su alta osmolaridad, su bajo pH (3,2-4,5) y la producción de peróxido de hidrógeno. La acidez de la miel disminuye el pH de la herida y proporciona oxígeno que ayuda a regenerar los tejidos. Además, la miel contiene oligosacáridos prebióticos que mejoran las respuestas inmunológicas.

El uso de la miel en el tratamiento de las quemaduras tiene la ventaja de crear un entorno húmedo, que salva la integridad de la superficie de la quemadura, ya que no se adhiere, proporcionando una barrera antibacteriana y no produce dolor en la retirada.

Dado que la miel es un producto natural, sus propiedades fisicoquímicas, eficacia y seguridad, pueden variar según el tipo de planta, la época de recolección, las condiciones de almacenamiento y la ubicación geográfica20.

Según su origen, la miel se clasifica en miel mielada, miel de flores, monofloral y polifloral; de todas ellas, la miel monofloral es la más prometedora e interesante en el tratamiento de heridas.

Dentro de la miel monofloral, la miel de Manuka, está atrayendo considerablemente la atención a la comunidad científica por sus propiedades biológicas, ya que posee una gran actividad antimicrobiana contra una amplia gama de bacterias incluyendo cepas multirresistentes, esto se debe a un componente llamado metilglioxal, que es un potente inhibidor del crecimiento bacteriano; también conocido como factor único de Manuka (UFM).

Otras de sus múltiples propiedades es la modulación del pH, su efecto antiinflamatorio y regulador de las metaloproteasas22.

Esta miel oscura, deriva del árbol de Manuka, Leptospermum scoparium, de las Mirtáceas que crece como arbusto en toda Nueva Zelanda.

Su nombre comercial es Medihoney®wound gel, compuesto por miel de Manuka (80%) y ceras vegetales (20%); cuya función es hacerlo estable a los cambios de temperatura ambiental y facilitar su aplicación. Está sometido a un proceso de esterilización por radiación gamma, que elimina las esporas bacterianas dando lugar a un producto efectivo, seguro y sin toxicidad. Además de constituir una barrera antibacteriana natural, tiene propiedades antioxidantes, antiinflamatorias, cicatrizantes y desbridantes, que reducen el dolor, el tiempo de curación y favorece la epitelización de forma más rápida y eficaz que otros tratamientos usados en quemaduras de segundo grado tanto superficiales como profundas.

Comparándolo con otros tratamientos, se ha evidenciado una cicatrización más rápida, un mejor control de la inflamación, infección y dolor, así como la aparición de menos cicatrices hipertróficas y contracturas23.

Debido a sus beneficios en el tratamiento de quemaduras y heridas, el uso clínico de la miel como agente tópico sigue validándose. Se ha evaluado su toxicidad en queratinocitos y fibroblastos, mostrando que la miel se puede clasificar como una sustancia no tóxica y que puede ser usada con seguridad en las heridas y quemaduras24.

CONCLUSIÓN

La miel de Manuka es un producto natural, de fácil aplicación y retirada, bien tolerado por los pacientes; (todos los artículos revisados aseguran no tener efectos adversos para el paciente), versátil, que puede usarse en todas las fases del proceso de cicatrización de las lesiones y con múltiples propiedades y beneficios (efectivo en el control de la infección, estimula la rápida retirada del tejido desvitalizado, acelera el proceso de cicatrización, reduce el dolor, olor y mejora la apariencia de la cicatriz); que lo convierten en una alternativa eficaz en el tratamiento de las quemaduras de segundo grado atendidas en atención primaria.

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