Valoración geriátrica integral: una visión global del paciente. Artículo monográfico.

6 noviembre 2021

AUTORES

  1. María Calahorra Pérez. Graduada en enfermería. Residente de Enfermería Geriátrica.
  2. Alejandra Domínguez Lacarte. Graduada en enfermería. Residente de Enfermería Familiar y Comunitaria.
  3. Pilar María Laguna Olmos. Graduada en enfermería. Residente de Enfermería Familiar y Comunitaria.
  4. Elena Tambo Lizalde. Graduada en enfermería. Residente de Enfermería Familiar y Comunitaria.
  5. Paola María Oliver Bretón. Graduada en enfermería. Residente de Enfermería Familiar y Comunitaria.
  6. Noelia Figuerola Rambla. Graduada en enfermería. Residente de Enfermería Geriátrica.

 

RESUMEN

La Valoración Geriátrica Integral (VGI) es un proceso de diagnóstico multidimensional e interdisciplinario, dirigido a cuantificar los problemas médicos, funcionales, psíquicos y sociales de una persona mayor, con el fin de elaborar un plan de tratamiento, realizar un seguimiento de su evolución y de optimizar la utilización de los recursos.

La VGI engloba cuatro esferas o áreas de valoración. Para desarrollarla, se utilizan como complemento escalas de valoración objetivas y específicas para cada una de ellas. Es una herramienta sencilla y útil que permite garantizar una atención adecuada y de calidad al paciente, manteniendo una visión global del mismo.

 

PALABRAS CLAVE

Valoración geriátrica, geriatría, fragilidad.

 

ABSTRACT

The Comprehensive geriatric assessment (VGI) is a multidimensional and interdisciplinary diagnostic process, aimed at quantifying the medical, functional, psychological and social problems of an elderly person, in order to develop a treatment plan, monitor their evolution and optimize the use of resources.

The VGI encompasses four spheres or areas of assessment. To develop it, objective and specific assessment scales are used as a complement for each one of them. It is a simple and useful tool that allows us to guarantee adequate and quality care for the patient, while maintaining a global vision of the patient.

 

KEY WORDS

Geriatric assessment, geriatrics, frailty.

 

DESARROLLO DEL TEMA

La Valoración Geriátrica Integral (VGI) es un proceso de diagnóstico multidimensional e interdisciplinario, dirigido a cuantificar los problemas médicos, funcionales, psíquicos y sociales de una persona mayor, con el fin de elaborar un plan de tratamiento, realizar un seguimiento de su evolución y de optimizar la utilización de los recursos 1, 2, 3, 4.

La población geriátrica es un grupo de población complejo y heterogéneo con unas necesidades específicas. Son personas que presentan múltiples problemas de salud complejos y que están relacionados entre sí, la presentación de las enfermedades es atípica, tienen un mayor riesgo de efectos adversos y con el paso del tiempo tienden a presentar deterioro a nivel funcional o cognitivo (pudiendo ser debido a una enfermedad aguda o a algún tratamiento) 3.

La aplicación de la valoración integral nos permite conocer la situación basal del paciente en sus dimensiones, mejorar la exactitud del diagnóstico, observar la repercusión funcional, mental y social que provoca la enfermedad y el tratamiento, la elaboración de un plan de cuidados y de tratamiento (farmacológicos y no farmacológicos) adecuados para el paciente 2, 4. Además, es clave en el seguimiento y evolución de los cambios conseguidos con el tratamiento y en identificar problemas no conocidos hasta el momento y que pueden ser tratables. Es una herramienta en la que se involucra al paciente en la valoración y toma de decisiones del plan, y por otro lado, se conocen los recursos con los que cuenta el paciente y el entorno socio-familiar de éste 2.

Todo ello, para llegar a un objetivo final que es el mantener el máximo nivel de independencia posible del paciente, prevenir problemas actuando desde una primera valoración, y ante todo, anticiparse a las necesidades que presenta el paciente 3.

La VGI engloba cuatro esferas: clínica, funcional, mental y social 1, 2, 3, 4.

 

VALORACIÓN CLÍNICA:

La valoración clínica incluye enfermedades con una presentación atípica, por lo que la define como la esfera más compleja. La realización de una anamnesis es fundamental para recoger todos los datos personales y clínicos del paciente. Entre éstos destacan: los antecedentes personales, ingresos hospitalarios o centros socio-sanitarios e intervenciones quirúrgicas a las que ha sido sometido, su historia farmacológica actualizada en el momento que se le hace la valoración, su hábito nutricional (dieta, número de comidas, alteraciones en la alimentación) y de eliminación; e información de la enfermedad que padece en el momento actual 1, 2.

Sin embargo, es necesario saber que pueden existir dificultades que no hacen posible la recogida completa de información, como puede ocurrir en personas con alteraciones sensoriales, de comprensión, disartria, cognitivos, etc. Por ello, puede ser beneficiosa la presencia de un familiar o cuidador principal que aporte o contraste la información del paciente.
Por otro lado, hay que realizar preguntas concretas y sencillas que permitan reconocer esos síntomas considerados atípicos. Durante la entrevista, es importante hacer caso de todas las quejas que presente el paciente y saber priorizar según el grado de importancia cada una de ellas 1, 2.

Junto con la anamnesis, es fundamental la realización de la exploración física del paciente, teniendo en cuenta su aspecto físico, su aseo y cuidado en general. Se realiza un examen físico de cabeza a pies, del estado de la piel y de su estado neurológico. Además, se deja un registro de las constantes vitales. En caso de que se considere oportuno, se pueden llevar a cabo pruebas complementarias de sangre o radiológicas 2.

Con todos los datos recogidos, se recomienda la elaboración de un listado de problemas, en donde sean reflejados aquellos considerados como síndromes geriátricos (caídas, incontinencia, deterioro cognitivo, fragilidad…) 1, 2.

 

VALORACIÓN FUNCIONAL:

La esfera funcional se centra en evaluar la capacidad para ejecutar acciones de la vida cotidiana de forma autónoma (sin ayuda). Cuando existe una alteración funcional, se produce como consecuencia un aumento en el consumo recursos, en el número de pacientes institucionalizados, en el grado de discapacidad y en definitiva, un aumento de la mortalidad 1, 2.

Dentro de las actividades de la vida diaria, se distinguen las básicas o ABVD (centradas en el autocuidado), las instrumentales o AIVD (aquellas en las que se tiene una interacción con el medio); y las avanzadas o AAVD (relacionadas con el ocio, trabajo y otras actividades sociales) 2, 3.

Es importante conocer el grado de dependencia que tiene el paciente, las causas que provocan dicha dependencia, el tiempo de evolución y si existe la posibilidad de reversibilidad 3.

 

VALORACIÓN MENTAL:

La valoración mental se basa en identificar aquel deterioro o trastorno que dificulta la autonomía del anciano. A su vez, dentro de esta esfera se evalúa: la función cognitiva, la afectiva y la alteración del sueño 3.

Con respecto a la función cognitiva, hay que saber que existen diferentes áreas que hay que examinar, y que son: área del pensamiento, de la memoria, de la percepción, de la comunicación, de la orientación, del cálculo, de la comprensión y de la resolución de problemas1.

En general, la principal queja tanto del paciente como de los familiares es la pérdida de memoria. El grado deterioro cognitivo que tenga el paciente será determinante en la toma de decisiones con respecto al diagnóstico, a las actividades terapéuticas, etc 2.

La entrevista clínica comienza desde el primer momento que vemos al paciente. Se realiza una exploración general donde destacar el aspecto y aseo personal, la forma de caminar, el tono de voz, si presenta inestabilidad al sentarse o si viene acompañado 2.

Es importante conocer el nivel de escolarización y profesión del paciente, si existen antecedentes familiares de demencia o psiquiátricos, si presenta factores de riesgo cardiovasculares y los fármacos o tóxicos que consume. Además, se debe examinar la orientación y el lenguaje. Junto a estos datos, se registran trastornos de conducta que haya podido presentar, los motivos por los que acude a consulta actualmente, y si ha habido episodios de pérdida de memoria2.

Con respecto a la función afectiva, cabe destacar la ansiedad y depresión como factores que afectan negativamente tanto a nivel social, funcional y nutricional y en definitiva en los procesos de rehabilitación y recuperación. En ocasiones, existe dificultad para detectarlos ya que hay negación de los sentimientos, existe una presentación atípica de la enfermedad, y por posibles efectos de medicamentos1.

Junto con la entrevista clínica, se realiza una exploración física y neurológica. Si fuese necesario se solicitarán pruebas complementarias. En todo momento es importante observar el comportamiento del paciente1,2,3.

Por último, tener en cuenta que en el anciano el patrón del sueño está alterado pudiendo afectar en su vida cotidiana3.

 

VALORACIÓN SOCIAL:

Constituye la valoración de los recursos de apoyo personal, económico y social con los que cuenta el paciente. Es fundamental conocer quién es el cuidador principal para poder planificar posteriormente los recursos necesarios, y la relación que tiene el paciente con el medio 2.

Todos estos datos, son aspectos que influyen en gran medida en el diagnóstico, tratamiento y toma de decisiones en referencia al paciente. Entre ellos podemos reseñar: el estado civil, la situación familiar, las características del domicilio y si cuentan con ascensor, si existe contacto con familia, amigos o vecinos, si el paciente necesita ayuda para el autocuidado, si existen ayudas formales de las que se benefician y saber quién es la figura del cuidador principal 1, 2.

La evaluación de alguna de las esferas puede acompañarse de algunas escalas o test objetivos y específicos que complementen la información recogida. Entre éstas, cabe destacar el índice de Barthel (para valorar la capacidad funcional), el test de Pfeiffer y/o el test Mini Examen Cognoscitivo (MEC) de Lobo (en la valoración del área mental) y la escala de valoración sociofamiliar Gijón y la escala de Philadelphia (en la esfera de valoración social)1,2,3,4.

Estas escalas de valoración permiten la detección y el seguimiento de problemas, mejorando la comunicación entre los diversos profesionales que atienden al paciente. El uso de éstas debe ser adecuado y dentro de un contexto adecuado 4.

 

CONCLUSIONES

La aplicabilidad de la VGI mejora los resultados de salud. Sin embargo, no existe un número suficiente de profesionales capacitados para realizar esta valoración en relación a la elevada población geriátrica que existe actualmente. Por ello, es fundamental establecer una nueva visión global del paciente geriátrico, evaluándose desde cada una de las esferas.

La aplicación de esta herramienta está recomendada a nivel asistencial en la hospitalización, en centros geriátricos y en ámbito ambulatorio, siempre que se asegure un seguimiento por parte de los profesionales correspondientes. La Valoración Geriátrica Integral (VGI) es el resultado de un trabajo interdisciplinar y constituye la base para unos cuidados de calidad.

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. Domínguez-Ardila A, García-Manrique JG. Valoración geriátrica integral. Aten Fam. 2014; 21(1):20-23.
  2. Sanjoaquín Romero A.C, Fernández Arín E, Mesa Lampré M.P, García-Arilla Calvo E. Valoración geriátrica integral. En: International Marketing & Communication, S.A, coordinador. Tratado para residentes. 1ª edición. Madrid: Sociedad Española de Geriatría y Gerontología; 2006. 59-69.
  3. Sánchez García E, Montero Errasquin B, Cruz-Jentoft A. Actualización en valoración geriátrica integral. An RANM. 2020; 137 (01): 77- 82.
  4. Fernández E, Estévez M. La valoración geriátrica integral en el anciano frágil hospitalizado: revisión sistemática. Gerokomos. 2013; 24 (1): 8-13.

 

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